Mis jefes de HP rechazaron cinco veces mi propuesta de desarrollar un ordenador personal. Steve [Jobs] y yo creíamos firmemente que la idea tendría éxito. Nunca hay que tener miedo de hacer cosas que no se han hecho antes”. Steve Wozniak, cofundador de Apple, fue uno de esos dos famosos genios que inventaron la primera computadora comercial en un garaje. Este sesentón americano de origen ucraniano ya forma parte de la mitología moderna, y eso se notó el viernes en el Teatro Circo Price de Madrid desde el momento en que abrió la boca. La suya fue la intervención estrella de la segunda jornada del IV Congreso de Mentes Brillantes, organizado por El Ser Creativo. Wozniak reconoció que cuando él y Jobs se lanzaron a crear el primer ordenador personal no podían ni imaginar las posibilidades que se le abrirían más tarde al invento con internet o incluso que se llegaría a almacenar fotos en el aparato. “Más bien aspirábamos a que la gente almacenase recetas de cocina y luego las pudiese buscar por ingredientes o compararlas con las de sus vecinos”, ilustró.
Con todo, se atrevió a pronosticar hacia dónde irán los avances tecnológicos que vienen. “La tecnología tiene que acercarse más al consumidor y convertirse en algo casi invisible. Cuando uso mi iPhone ya ni siquiera me doy cuenta de que se trata de un ordenador. Los nuevos dispositivos se integrarán cada vez más en el día a día”, opina este veterano ingeniero. Otra pista: vayan olvidándose de los teclados. “Dentro de no demasiado daremos todas las órdenes con la voz”, apuntó. Si el joven Wozniak pensaba que la inteligencia artificial nunca podría llegar tan lejos, ahora ve que pronto podremos tener algo parecido a un diálogo con los dispositivos. “En el futuro le hablaremos a las máquinas, sin duda”, afirmó. También apuntó que su gran aportación a la historia, el ordenador personal, tiene las horas contadas. “Las computadoras quedarán para un uso estrictamente profesional”, augura.
Imposible dejar que se escapara sin hablar de su relación con el fallecido Steve Jobs. “Los mejores recuerdos que conservo de él son de antes de fundar Apple”, señaló en referencia al ocio diurno y nocturno que compartieron juntos. Sin embargo, para el Mago de Woz (como se conoce popularmente a Wozniak) la figura clave para que Apple llegara a algún lado fue Mike Markkula. “Steve [Jobs] y yo éramos dos veinteañeros con una buena idea. Él fue el único que creyó en nosotros y nos financió el proyecto [invirtió 250.000 dólares que les permitió crear Apple Computer en 1976]. Puso la inteligencia empresarial que nos faltaba”, recuerda. Los roles quedaron bien definidos: Wozniak se concentraba en el aspecto técnico, Markkula en el comercial y Jobs en el diseño. “Yo desarrollé el ordenador, y Steve [Jobs] lo metió en una carcasa de plástico”, soltó en tono cómico.
Antes de la intervención de Wozniak, Evan Henshaw-Plath, cofundador de Twitter, dijo que la red social del pajarito nació gracias a la crisis que atravesaba San Francisco en 2004. “Muchos programadores y desarrolladores estábamos en el paro. Así que nos encontrábamos en bares y nos dedicábamos a jugar: si no podíamos ganar dinero, al menos queríamos divertirnos trabajando”. En ese entorno se creó Odeo, la firma de la que él llegó a ser desarrollador jefe y en la que se gestó Twitter. Fue el esfuerzo colectivo de varios colegas suyos lo que generó el germen de la actual red social. “De la comunidad de desarrolladores salieron los hashtags, el uso de la arroba o incluso la posibilidad de adjuntar fotos y links”, explicó.
¿Qué implicaciones tienen los avances tecnológicos con la pérdida de intimidad? El californiano se escuda en el “anarquismo” que siempre ha movido sus desarrollos. “La idea fue: tenemos personas y vamos a conectar con ellas. Sin reglas. Sin trabas”. Una idea que, como desarrollar un ordenador para los hogares, se reveló tan rompedora como lucrativa.
Fuente: Cincodias.com (10/11/13)
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