Una ‘mutua’ de defraudadores consigue poner en jaque al metro de Estocolmo
En Estocolmo, el abono mensual que da acceso a un número ilimitado de viajes en la red de transportes colectivos cuesta hasta unos 120 dólares. Frente a ello, y por poco más de 15 dólares al mes, una organización ofrece cobertura total frente a las posibles multas que imponga la autoridad.
El funcionamiento de Planka es simple: el abonado sólo tiene que pagar religiosamente a esta particular mutualidad… y comprometerse a colarse en todos y cada uno de los viajes como modo de demostrar que participa en una acción colectiva de desobediencia civil.
Hoy por tí, mañana por mí
A cambio, cada vez que los vigilantes le pillen y le impongan una multa, la agrupación de defraudadores le abonará el importe de la sanción. En numerosos artículos y vídeos, esta asociación explica además métodos para saltarse los controles de acceso fácilmente. Surgida como una protesta contra los elevados precios del transporte público, la mutua de evasores se ha convertido en todo un éxito financiero, y sus cuentas están más saneadas que las de muchos seguros convencionales. Tanto, que sólo el pasado año la caja común recibió por abonos 7.500 dólares cada mes, más del doble del importe que tuvo que dedicarse a pagar las multas impuestas a sus miembros.
«La idea de un seguro (contra multas) como este no es nueva (…). La diferencia es que nuestra meta es más ambiciosa que simplemente ayudar a los demás a viajar gratis. Queremos un transporte público gratuito, que sea propiedad de todos y que esté bajo el control de sus trabajadores», aseguran los líderes de la iniciativa en su página web.De momento, y tal y como informa The New York Times, los asalariados del metro de Estocolmo parecen estar colaborando, aunque más por impotencia que por compartir su activismo.
«Si alguen se cuela como a 20 metros de aquí» dice un vigilante citado por el diario neoyorquino, «no voy a correr». El éxito de Planka es tal, que las autoridades reconocen estar desbordadas y que ya no saben cómo detener a quienes no desean pagar. Los responsables del sistema de transportes de la ciudad sueca señalan además que, animados por la iniciativa, muchos otros se han subido al tren de los evasores simplemente porque ven cómo el fraude queda impune.
Fuente: Eleconomista.es (19/5/14)
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