Un hombre se compró este Mini en 1996 y todavía no lo ha estrenado

Es difícil ponerse en la cabeza del hombre que en 1996 compró este Mini, pero vamos a intentarlo o al menos vamos a contarte lo que hizo para que lo interpretes a tu modo; lo encargó en el concesionario Ets Beaulieu Automobiles, en Salon-de-Provence (Francia), cerca de donde residía. Hasta ahí, todo normal.

Quizá le gustaba el hecho de que se tratara de una versión especial, denominada British Open (este acabado estaba en realidad desde 1992), que presentaba filetes decorativos en los laterales y logotipos de color plateado. O tal vez le llamaba la atención, además del propio coche en sí, el equipamiento de esta variante, con tapicería de terciopelo, volante forrado en cuero, llantas de aleación y hasta un techo solar de lona de apertura eléctrica.

Motor 1.300

El coche venía con un motor de 1,3 litros, ya de inyección, que le permitía alcanzar 148 km/h y pasar de 0 a 100 en 12,5 segundos. No son unas prestaciones para hacer a nadie suspirar, pero ya sabemos que en los Mini estas impresiones se acompañan de la sensación típica de estar conduciendo un kart, que es sin duda su mayor atractivo.

El hombre acudió al concesionario y rellenó la hoja de pedido, pero pidió que no perforaran la chapa para ponerle las matrículas. Esto, como comprenderás, ya resulta un poco extraño. Pero tal vez el vendedor, por educación, no quisiera resultar indiscreto haciendo preguntas, más aún con el negocio recién cerrado.

Junto a un Citroën 2CV

Unas semanas más tarde por fin su coche estuvo listo. Impecable, impoluto, pero con las matrículas sin colocar de forma definitiva, se lo llevó desde el concesionario hasta su casa de Salon-de-Provence y lo aparcó junto a un Citroën 2CV cubierto con una lona que había comprado en 1990. Aquel 2CV solo había recorrido 23 km porque nunca más lo había usado desde el día en que lo había traído del concesionario, y a este Mini le iba a tocar la misma suerte: con 23,8 km dejó en su interior todo lo relativo al coche (+), lo cubrió con otra lona y, como quien dice aún sin estrenar, renunció para siempre a disfrutarlo.

La motivación que pudo llevar a este hombre a renunciar a usar su coche seguramente tuviera que ver con la pasión que el automóvil le despertaba. Pasión que vivía de una forma muy particular, porque el hecho de tenerlo ya le resultaba suficiente cuando otros (la mayoría) lo que hubiéramos querido es usarlo y disfrutarlo.

En busca de un nuevo dueño

El caso es que nada es para siempre, y el olvido al que fue condenado ha llegado a su fin y ha salido por fin a la luz (la de la Luna, no a la del Sol) para ‘hacerse’ estas fotos. Es el paso previo a que encuentre un nuevo dueño que tal vez le dé a este coche la vida que merecía.

Para ello tendrá que pasarse este 22 de abril por la web de la casa de subastas Aguttes y pagar los entre 20.000 y 40.000 euros en los que se ha estimado su próxima venta. Y a ello habrá que añadir los cambios de filtros, aceite y neumáticos, que no deben estar precisamente en buenas condiciones.

Fuente: marca.com (14/4/24) pixabay.com

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