Cuando ya se había convertido en la sorpresa electoral de las municipales portuguesas del domingo y en el héroe de la noche, Rui Moreira, de 56 años, saltó a la palestra en mangas de camisa. Ya sabía que se iba a ser el próximo alcalde de Oporto. Había visto desfilar por televisión a sus oponentes aceptando su derrota y felicitándole por haber ganado. Entonces se puso serio y dijo: «Esta candidatura no va contra los partidos. Pero los partidos no lo han hecho bien. Esta elección es una señal, enviada desde Oporto, de que es posible hacer las cosas de forma diferente, de que los partidos tienen que ser diferentes. Si los partidos no entienden eso, es que no entienden nada». Detrás de él, el eslogan de su formación: «Nuestro partido es el pueblo de oporto».
La segunda ciudad portuguesa y epicentro de la Portugal industriosa del Norte será gobernada por un alcalde fruto de un movimiento ciudadano independiente que, según el propio Rui Moreira se ha cansado de definir en las entrevistas, agrupa gente de derecha y de izquierda. Muchos comentaristas políticos definen al propio Rui Moreira como un independiente de verdad aunque de derechas. Pero esos mismos comentaristas añaden que el movimiento que engloba ha sabido reunir en torno suyo una plataforma trasversal y plural desgajada de los partidos, que reclama una voz propia. Y arrollar, con un 39,3% y seis concejales, a Luis Filipe Menezes, el candidato oficial de centroderecha de la formación del primer ministro, Pedro Passos Coelho (el gran perdedor de las elecciones), y al aspirante socialista, Manuel Pizarro. Tanto Menezes como Pizarro se quedaron con menos del 23% de votos cada uno y con tres concejales por formación.
Rui Moreira nació en Oporto, en el seno de una familia de empresarios, estudió en el colegio alemán, y llevó a cabo sus estudios universitarios de gestión de empresas en Inglaterra. Ha participado en negocios relacionados con el transporte marítimo y la construcción, tanto en Portugal como fuera del país. Pero su fama se debe a haber presidido desde casi una década la Asociación Comercial de Oporto y a la de haber participado en programas de televisión como comentador político o deportivo (es un confeso seguidor del Oporto). Desde un lado y otro han querido adscribir su victoria a una ideología concreta o a una facción concreta del centro derecha, dividido en Oporto, pero él ha insistido (e insiste) en que la principal seña de identidad de su candidatura —y su impulso político primordial— ha sido, precisamente, «la libertad y la independencia».
Sea como fuere, se ha convertido en el principal exponente de una marea de candidaturas independientes que han sacudido las elecciones municipales portuguesas y que han conseguido el 6,7% de los votos y alcanzar once alcaldías. Junto con el desplome del centroderecha de Passos Coelho, la subida del Partido Socialista portugués, la aplastante victoria del socialista António Costa en Lisboa y el casi 10% de los votos totales conseguidos por el partido Comunista Portugués y sus aliados ecologistas, la pujante aparición de estas candidaturas independientes son las principales características de la votación del domingo, celebrada con los inspectores de la troika en el país aguardando los próximos recortes.
Muchos de estos independientes son meros candidatos que se presentaron por su cuenta tras haber sido apartados por los aparatos de sus partidos. Pero otros —como se reclama Rui Moreira— con verdaderas alternativas a un sistema partidista del que algunos se apartan cada vez más. Esta desafección explicaría también la abstención (el 45%), la más alta registrada jamás en unas municipales pero por detrás del 53,5% registrado en las presidenciales de 2011.
Fuente: Elpais.com (30/9/13)
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