Tres riesgos que preocupan al mercado

Los mercados despidieron el viernes otra semana volátil en la que varias preocupaciones han hecho dudar a los inversores. ¿Qué tres grandes riesgos les preocupan?

1.- Crecimiento en China

Los confinamientos que afectan a Shanghái, una de las regiones más importantes de China desde el punto de vista económico (supone casi un cuarto de su PIB), han puesto en alerta a los inversores, que temen un impacto en la economía global a consecuencia del atasco que se está produciendo en los principales puertos de China. Es un riesgo en la cadena de suministro, tanto para las mercancías con destino China, como para las que el resto del mundo espere de allí, comenta Patricia García, socia de MacroYield. “El foco de riesgo se centra en Shanghái, donde el Gobierno ha dado luz verde para la apertura de algunas compañías de relevancia, entre las que están Tesla, Volkswagen y otras de salud o de semiconductores. Pero está por ver qué impacto tendrá esta medida, porque la producción en estas compañías contará con algunos problemas”, apunta. Entre ellos está el logístico, por tener que dar cobijo a sus trabajadores hasta que termine el confinamiento (dormirán en las fábricas), o la recepción y envío de mercancías en una ciudad confinada y con unos puertos absolutamente colapsados, donde el atasco es ya muy superior al registrado durante los peores meses del coronavirus y, por supuesto, muy por encima de la media histórica 2017-2021.

“El mayor riesgo es que se vuelvan a colapsar las cadenas de suministro debido a los confinamientos, algo que ya está comenzando a pasar, lo que tendría un impacto en la ya muy elevada inflación por la escasez de materiales y de componentes, que verían aumentar sus precios, así como en las producciones de muchas empresas, que podría llegar a paralizarse”, apunta también Juan José Fernández-Figares, de Link Securities. Todo ello impactaría negativamente en los resultados de muchas compañías y en el crecimiento económico y, por tanto, en las bolsas.

Desde UBS son algo más optimistas, ya que creen que es un riesgo limitado, salvo que aislamientos masivos y prolongados causen una disrupción severa de las cadenas de suministro. Por el momento valoran que el Gobierno chino priorice que se mantengan abiertas las fábricas y puertos, por lo que podría ser incluso un revulsivo positivo si los casos de Covid se contienen en pocas semanas, afirma Roberto Scholtes, director de Estrategia de la firma suiza.

2.- Guerra en Ucrania

El conflicto bélico desatado por Rusia y que amenaza con prolongarse ha penalizado la confianza de empresas y de particulares, sobre todo por el impacto que ha tenido en el precio de muchas materias primas minerales, energéticas y de alimentación, y, como consecuencia en la inflación, señala Fernández-Figares. Además del riesgo inflacionista que el conflicto y las sanciones conllevan, también está el riesgo real de que el conflicto se pueda extender a otras regiones. La puntilla sería si la Unión Europea decide finalmente prohibir las importaciones de gas y petróleo ruso, aunque muchos expertos creen que no lo hará porque no hay alternativas válidas. De hacerlo “podría arrastrar a la recesión a países muy dependientes de ellas, como Alemania, Austria o Italia y, en conjunto, a toda Europa, lo que sería nefasto para las bolsas.

Para UBS, la guerra en Ucrania influye sobre todo en la medida en que haya riesgo de interrupción del suministro de energía, sobre todo de gas natural. “Da la sensación de que su influencia seguirá decayendo en la medida en que la guerra se centre en el Donbás o se pueda alcanzar un precario alto al fuego en mayo”, explica Scholtes. Eso sí, alerta de que el riesgo es que el descubrimiento de otras matanzas de civiles lleve a los gobiernos a sancionar las importaciones de petróleo (el gas no es factible este año), que se dispare su cotización y empeore la espiral inflación-consumo-BCE.

3.- Subida de tipos de interés

Tras muchos años de políticas monetarias ultralaxas, los inversores se han acostumbrado a disponer de ingentes cantidades de liquidez a coste muy bajo. Eso va a cambiar por la necesidad y el compromiso de los bancos centrales de combatir la inflación, lo que los llevará a retirar gran parte de sus estímulos monetarios en los próximos dos años. El riesgo ahora es que este movimiento puede terminar teniendo un impacto negativo en el crecimiento económico y en los resultados de muchas empresas. De ser así, también sería negativo para el comportamiento global de las bolsas.

Pero hay firmas que consideran que el temor de los mercados ya está en los precios. “Los futuros ya cotizan que la Reserva Federal (Fed) llevará los tipos del 0% al 3,25% en apenas año y medio, y que el BCE subirá siete cuartillos, hasta el 1,25% en diciembre de 2023”, confirma Scholtes. Esto significa dos cosas: que las curvas no deberían de inmutarse cuando las subidas se hagan oficiales (porque ya están descontadas), y que podrían relajarse a poco que se muestren más prudentes con la desaceleración económica o por cualquier otro evento imprevisto.

El temor es que las subidas del precio del dinero desencadenen una recesión. Pero apenas han comenzado. La Fed parará las alzas si ve que están causando una desaceleración excesiva.

El riesgo está sobre todo en que sigan los reembolsos en los fondos de bonos y presionen al alza los tipos a largo plazo, algo que pondría más presión sobre los múltiplos bursátiles. UBS prevé, no obstante, que las curvas de rendimiento desciendan unos 20-30 puntos básicos, con el bono estadounidense a 10 años volviendo al 2,6% y el alemán hacia el 0,6%.

Relacionado con la subida de los tipos de interés, otro peligro que hay es que muchos países se han acostumbrado a financiar sus elevados déficit sin problemas, dado que los bancos centrales compraban su deuda.

Eso ha llevado a sus gobiernos a evitar implementar los cambios estructurales que requieren sus economías, cambios que suelen tener un elevado coste político que no han estado dispuestos a afrontar.

Cambios estructurales

A partir de ahora, los inversores van a exigir dichos cambios estructurales para comprar su deuda y financiar sus déficit.

A menores cambios, mayor será el coste y la dificultad para financiarse en los mercados. “No es descartable que en Europa pueda surgir una nueva crisis de deuda que afecte a algún país de la periferia del euro”, alertan en Link Securities.

Y con este caldo de cultivo, los inversores vigilan los resultados empresariales. Hay firmas que esperan revisiones a la baja, lo que haría que las valoraciones no resultasen tan atractivas como parecen, comentan en Macroyield.

De momento, todo este escenario se refleja en que el índice bursátil europeo Euro Stoxx 50 cae en el año algo más del 10%. El Ibex 35, un 1,49%.

Fuente: expansion.com (2/5/22) pixabay.com

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