Telefónica cumple esta semana 90 años. Una efeméride histórica para una compañía que ha tenido en este tiempo una trascendencia casi decisiva en el desarrollo económico y tecnológico de España así como en la consolidación de los mercados financieros nacionales.
Así, el 19 de abril de 1924, se constituyó la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) con un capital social de un millón de pesetas que representaba 2.000 acciones. Un nacimiento que se produce en los primeros tiempos de la dictadura de Miguel Primo de Rivera que coinciden con los últimos años de la Restauración con Alfonso XIII. Con su nacimiento. el Gobierno buscaba la mejora de un sector como las telecomunicaciones, afectado hasta entonces por la escasez de las redes, implantadas por toda España sin mucho orden por empresas como Ericsson, Siemens y Bell, y las malas conexiones entre estas infraestructuras.
La operadora estuvo controlada en sus primeros años por la empresa estadounidense International Telephone and Telegraph Corporation (ITT), que se impuso en la adjudicación a Siemens y Ericsson. ITT, dirigida por Sosthenes Behn, se hizo con el control tras realizar una ampliación de capital de 115 millones de pesetas. Banco de España, Urquijo, Hispanoamericano y Morgan Grenfell figuraron entre las entidades depositarias. Fue la primera de un conjunto de emisiones de capital realizadas entre 1924 y 1966, por un importe total de 1.400 millones de pesetas.
En agosto del propio 1924, Alfonso XIII autorizó al Gobierno a contratar con la CTNE la organización del servicio telefónica nacional. De esta forma y a través de este contrato, el Estado cedió a la operadora todas las instalaciones, líneas y derechos de las concesiones. La empresa, además, absorbió en su creación los activos de otras operadoras españolas como la Compañía Peninsular de Teléfonos (CPT), dueña de la Sociedad General de Teléfonos de Barcelona y la Compañía Madrileña de Teléfonos.
A partir de ahí, ITT procedió a una modernización y acelera la implantación de los sistemas de tecnología e ingeniería de Bell, además de desarrollar nuevas políticas de gestión, organización y publicidad. Por cierto, algunos de los consejeros de la época consideraron que la inversión en publicidad era un derroche.
En 1928 empiezan las comunicaciones trasatlánticas y Alfonso XIII y el presidente de EE UU, Calvin Coolidge, inauguran el servicio entre ambos países. Un año más tarde se inaugura oficialmente el edificio que sería la sede de la compañía, en la Gran Vía de Madrid, durante muchos años el edificio más alto de la capital.
La empresa sufre diversas sacudidas durante la Segunda República. Y es que algunos gobiernos quisieron rescindir el contrato con ITT. Finalmente, el Congreso decidió mantener el contrato. Manuel Azaña admitió que la ruptura habría tenido un alto coste para el Estado. En la guerra civil, Telefónica llegó a dividirse en dos. En la zona republicana, el edificio de Gran Vía se convirtió en un símbolo del “no pasarán” al aparecer en varios carteles de propaganda.
Ya en 1945 el Estado se hizo el 79,6% del total de acciones ordinarias, que adquiere a ITT por cerca de 600 millones de pesetas, y se firma un nuevo contrato, que resitúa las relaciones entre el Estado y la CTNE.
La empresa, en cualquier caso, sigue con sus progresos tecnológicos. En 1954 Telefónica alcanza la cifra de un millón de teléfonos instalados en España, pero la demanda es tal que al final de año había en espera más de 200.000 peticiones de línea. Siguen las inversiones y en 1956 se inaugura el cable coaxial Madrid-Zaragoza-Barcelona, al mismo tiempo que se incrementa el servicio internacional, cuya consecuencia es la comunicación, en 1957, con 107 países del mundo. En 1965 se inaugura el cable submarino Pencan-1, entre Cádiz y Santa Cruz de Tenerife, el de mayor capacidad del mundo en ese momento.
Telefónica, poco a poco, va a ampliando su presencia en las bolsas. En los años 60, sus acciones pasarán a conocerse como las matildes tras una publicidad muy popular, protagonizada por José Luis López Vázquez.
En la década de los 80 se producen una serie de cambios que modifican el panorama de la compañía. En 1987, la operadora aterriza en Wall Street. Así, las matildes comienzan a cotizar en la plaza bursátil de Nueva York, siguiendo la estela de París, Frankfort, Londres, Tokio, en los dos años precedentes.
Durante esos años, el trabajo es intenso. De hecho, Telefónica instala al año cerca de un millón de nuevas líneas ante la fuerte demanda, con inversiones cercanas a los 400.000 millones de pesetas. La entrada en vigor el 1 de enero de 1988 de la Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones (LOT) que regula el nuevo marco de actuaciones y competencias de la empresa, provoca que se firme, tres años más tarde, un nuevo contrato con el Estado para adecuar el marco de competencias de la empresa.
Estamos ante el preludio de un período en el que Telefónica extiende sus negocios y servicios a otros países, especialmente de Latinoamérica con la entrada en Chile y Argentina, en 1990. En 1993 adquiere Telefónica del Perú y en la última parte de la década, el grupo sale victorioso en la privatización de la brasileña Telebras.
En 1993 comienza la comercialización del primer satélite español Hispasat, en cuya constitución en 1989 tomó parte. Pero 1994 es un año decisivo en el desarrollo de la telefonía móvil, tanto por el proceso de liberalización emprendido como por el cambio de actitud del mercado. A finales del año el servicio MoviLine rondaba el medio millón de clientes y disponía de una cobertura equivalente al 98% del territorio y de la población.
Además, la firma comienza a implantar la infraestructura de MoviStar, pero el despegue de la telefonía móvil llegará a España en 1995. Ese mismo año se empieza a comercializar el primer servicio de acceso a internet, InfoVía.
En 1996, la compañía alcanza un volumen de negocio de dimensión multinacional. La capitalización bursátil pasa de 1,5 billones de pesetas a final de 1995 a 2,8 billones al cierre de 1996. Telefónica Móviles, que ya compite con Airtel, consigue para su servicio digital el primer millón de clientes en sólo 16 meses. En 1998 comienzan a hacerse las primeras pruebas con ADSL y comienza el despliegue una nueva red IP. El grupo pone en marcha también la actividad en los negocios audiovisuales, con el objetivo de distribuir contenidos en el mercado de habla hispana.
En 1997, la compañía concluye con la última OPV el proceso de privatización. Telefónica, además, consolida su núcleo duro de accionistas con BBVA y la Caixa. Tras esta operación, la teleco supera el millón de accionistas.
En la última década, Telefónica ha seguido reforzando su posición como uno de los principales actores en el mercado mundial de las telecos y ha continuado el proceso de reorganización interna hacia líneas de negocio de ámbito global. La compañía, pone en marcha una estrategia de grandes adquisiciones para crecer en Europa y Latinoamérica. Así, en los últimos diez años, ha llevado a cabo compras por un importe superior a 50.000 millones, cifras que le sitúan a la altura de grupos como la estadounidense Verizon y la británica Vodafone, quizá su gran rival en Europa.
Bajo esta estrategia, Telefónica adquiere la británica O2 y la brasileña Vivo, entre otras. Unos movimientos que posicionan a la compañía como principal operador en Brasil y le otorga una gran relevancia en Reino Unido y Alemania (en marcha tiene el proceso de compra de E-Plus, filial germana de KPN). Telefónica, además, establece alianzas como las de China Unicom y Telecom Italia, de la que es primer accionista con un 15% del capital.
El cambio es total. Y es que la compañía ya obtiene más de tres cuartas partes de sus ingresos en los mercados internacionales. Algo impensable en 1924.
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