Con un cóctel en la mano, desde la planta 57 de un rascacielos, frente a la bahía de Singapur, puede dar la bienvenida a la noche en unos de los paisajes urbanos más sorprendentes del mundo. Con decenas de rascacielos a sus pies y rodeado de un elegante público, Ku De Te se ha convertido en uno de los clubs más estilosos y emblemas de la vibrante ciudad-país.
Singapur es uno de los cuatro principales centros financieros y puertos del mundo. Un pequeño estado, del tamaño de la ciudad de Madrid, con la tercera renta per cápita del planeta y donde uno de cada 30 de sus habitantes es millonario. La urbe sigue en construcción, como lo estuvo Nueva York en el siglo XX, inaugurando rascacielos, casinos y centros comerciales de lujo, un punto de compras para Asia y lugar de destino para ejecutivos y turistas que quieren ver qué se cuece allí. No tendrá problemas para cenar, comprar o incluso ir al cine a altas horas de la madrugada. Si la noche se le queda corta, puede disfrutar del exotismo ecuatorial en un safari nocturno.
Marina Bay Sands brilla como el lugar más emblemático de la ciudad. Tres rascacielos unidos con una azotea que simula la cubierta de un barco. Viva la noche su piscina infinita del hotel o cene en Sky on 57. Allí mismo se encuentra Waku Ghin, restaurante del chef Tetsuya Wakuda, elegido entre los 50 mejores por la revista Restaurant. El país cuenta con otro local en este ranking, André, una experiencia de inspiración francesa creada por André Chiang. Marina Bay Sands acoge también un casino y un espectacular centro comercial, con canales venecianos incluidos, donde se reúnen todas las marcas de lujo. Entre todas destaca la tienda flotante de Louis Vuitton, sobre la bahía.
Desde luego, los amantes del lujo no van a tener problemas para encontrar esta firma, con cinco enseñas en la ciudad, tres de ellas en Orchard Road. Esta avenida es la meca del capitalismo, con una veintena de centros comerciales en los alrededores, pegados unos a otros, donde brillan los luminosos de Chanel, Dior y toda marca que se precie. Destaca el nuevo ION Orchard, con numerosos millonarios por metro cuadrado y donde incluso puede comprar un Miró o un Botero en una tienda. Una jornada la puede dedicar a la isla de Sentosa, a la que se llega por teleférico. Es un lugar de ocio: playa, chiringuitos, parque de los Universal Studios, el tubo del iFly para volar y (cómo no) casino y centro comercial.
Situado en la punta de Malasia, esta ciudad es una mezcla de la cultura china, india, malaya e indonesia y cierto espíritu de excolonia británica. La terraza del Hotel Raffles mantiene ese espíritu colonial. Mejor si lo disfruta con el cóctel local: el Singapore sling.
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