Todos los días, prácticamente a cualquier hora hay un viajero en Roma lanzando una moneda a la Fontana de Trevi. La mayoría lo hace como manda la tradición: de espaldas al monumento, con los ojos cerrados y formulando un deseo. Algunos piden volver a la Ciudad Eterna, otros encontrar el amor y muchos simplemente confían algún anhelo fortuito. Entre todos, sin pretenderlo, dejan bajo las aguas de la fuente una pequeña fortuna colectiva. El tesoro es asignado a la Cáritas, que desde 2001 lo invierte en obras de beneficencia. Lo seguirá haciendo al menos hasta el final de este año, pero el Ayuntamiento de Roma se plantea destinar la recaudación a otros fines a partir de ese momento.
Cuando pasa la marea de turistas y curiosos, de madrugada, mientras el imponente Neptuno y sus hipocampos se desperezan en soledad, un grupo de operarios del Ayuntamiento recoge el botín con un aspirador. En 2016, según el último informe de Cáritas, se recaudó casi un millón y medio de euros. El uso que se dará a las próximas colectas es incierto. Desde el pasado octubre, el Ayuntamiento y el ente benéfico de la Conferencia episcopal italiana andan a vueltas con este asunto. Entonces, la junta municipal decidió que este 1 de abril terminaría el histórico convenio y el dinero lo utilizaría directamente el consistorio, para “financiar proyectos de asistencia y solidaridad”. El pasado miércoles, a apenas tres días del vencimiento del plazo, la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, dio un paso atrás y prorrogó in extremis el acuerdo con la organización hasta el final de este año. Mientras tanto, un grupo de trabajo estudiará qué hacer y cómo repartir el tesoro de la fuente. Estos días, Cáritas y el consistorio están manteniendo encuentros para buscar una solución. Ambos han rechazado realizar declaraciones hasta que la decisión sea definitiva.
El particular botín que cada año sale de las aguas de la Fontana de Trevi hasta ahora se ha traducido en camas en albergues para las personas sin hogar; comidas y cenas en comedores sociales; mantas para quien duerme en la calle o ropa y productos de primera necesidad para indigentes. Cáritas sustenta en la capital una amplia red de estructuras para ayudar a personas en riesgo de exclusión social. Entre ellas destacan los llamados ‘supermercados de la solidaridad’, repartidos por la capital en los que las personas sin recursos pueden hacer la compra de forma gratuita; centros de orientación y formación para desempleados; espacios de atención y compañía para personas mayores o asistencia sanitaria a domicilio para enfermos de sida.
Especialmente estos días de Semana Santa, en los que miles de visitantes colman las calles de Roma, el rendimiento de la famosa fuente sigue en aumento. Entre todos los atractivos de la ciudad, la Fontana es uno de los más populares. Recibe unas 450.000 visitas al mes de media y 1.200 personas se detienen cada hora frente a ella en los momentos de máxima afluencia, según el portal de Turismo del ayuntamiento.
Como Laura Galeano y Sergio Teodoro, que han venido de Madrid a pasar sus vacaciones. Acaban de tirar su moneda al agua en medio de un avispero de turistas que hace lo mismo ajeno a la lluvia. “Si la gente da desinteresadamente ese dinero de su ilusión, con la esperanza de que se cumpla un deseo y además sirve para ayudar a gente que lo necesita, mejor. El Ayuntamiento ya tiene suficiente con los impuestos como para subsanar sus gastos”, dice Galeano. “Yo al principio he pensado lo contrario. He visto algunas calles que están que dan pena, si lo invierten en limpieza, tampoco estaría mal. Un poco para cada cosa”, replica Teodoro. A pocos metros, Alba Elena se hace la foto de rigor con su grupo de amigas de Salamanca después de llevar a cabo el ritual de la moneda. Juntas comentan: “El problema sería si el dinero que el Ayuntamiento recoge va a parar a la ciudad o a otros menesteres. Si ahora se sabe que va a Cáritas, está bien”.
Fuente: Elpais.es (31/3/18) Pixabay.com
Dejar una contestacion