Cada vez es más habitual firmar un precontrato cuando un trabajador y una compañía llegan a un acuerdo para iniciar una etapa laboral conjunta. Un documento que incluye obligaciones para las dos partes
Después de varios meses de búsqueda, Ana encontró un empleo a 400 kilómetros de su lugar de residencia. Tenía poco menos de una semana para encontrar piso y hacer una mudanza y, tras muchas visitas y horas en la carretera, tenía todo listo para empezar a trabajar un lunes. Llegó el día y nadie le decidía dónde tenía que presentarse ni por quién preguntar; después de infinidad de llamadas y correos, le dicen que han cambiado de opinión y que ya no van a contratar a nadie.
Salvo el cabreo monumental que se ganó, Ana no consiguió nada. Habló con la que iba a ser su casera para disculparse, volvió a meter todas sus cosas en su pequeño coche y puso rumbo a su ciudad natal sin trabajo y con un montón de gastos realizados, al final, para nada.
Para evitar esta situación, cada vez es más común que muchos trabajadores, sobre todo en puestos directivos o de elevado componente técnico, pidan firmar un precontrato laboral en el que se especifique todo lo acordado en las entrevistas, así como posibles indemnizaciones por incumplimiento. Porque… ¿qué le hubiera pasado a Ana si hubiera decidido dejar su trabajo actual por otro que nunca llegó a materializarse?
Sin embargo, esta práctica no debería ser exclusiva a iniciativa de los empleados, ya que las empresas también tienen mucho que ganar si valoran esta posibilidad.
A este respecto, María Muñoz, asociada sénior del departamento laboral de Garrigues en la oficina de Barcelona, señala que, a pesar de que el riesgo de suscribir un precontrato laboral es “notablemente mayor para las empresas en términos de posibles indemnizaciones que podría verse obligada a abonar en caso de incumplimiento de su compromiso de contratación”, es cierto que el hecho de que el precontrato esté bien redactado puede reducir ese pago, ya que su responsabilidad estaría limitada en dicho documento. “De esta manera ya no deberían ser objeto de valoración judicial los daños y perjuicios ocasionados al trabajador”, subraya la experta.
No en vano, es bastante frecuente que los tribunales cuantifiquen los daños y perjuicios en el importe correspondiente a los salarios dejados de percibir por el período objeto de promesa de contratación o incluso con los gastos de mudanza en caso de traslado de residencia.
Entonces, ¿qué debería incluir el precontrato para que sea justo para las dos partes? Muñoz recomienda acordar por escrito una cláusula penal, estableciendo así el régimen de responsabilidades de las partes en caso de incumplimiento del compromiso.
De este modo, la experta asegura que se logran dos objetivos: empresa y trabajador conocen de manera anticipada las consecuencias de su incumplimiento y se evita judicializar la acreditación de los daños y perjuicios sufridos por la parte que se eche para atrás.
“El establecimiento de una cláusula penal favorece a su vez un mayor compromiso entre las partes”, señala la asociada sénior de Garrigues y añade: “No es extraño pensar que difícilmente los trabajadores suscribirán un precontrato en el que se acuerde por escrito un régimen de responsabilidades en caso de incumplimiento del compromiso de contratación si no tienen el convencimiento pleno de iniciar una nueva relación laboral”.
Y es que, aunque lo habitual es que sean los trabajadores los que soliciten los precontratos, una cláusula penal, “siempre y cuando la misma sea razonable y proporcionada a los daños derivados del incumplimiento, permitirá a la empresa ser compensada por los daños y perjuicios sufridos”. Así, por ejemplo, obtendría una compensación para pagar los honorarios de una empresa de cazatalentos.
No en vano, hay que tener en cuenta que, según afirma la experta, los órganos judiciales son, con carácter general, reacios a reconocer a las empresas el derecho a ser indemnizadas por los daños y perjuicios ocasionados por el incumplimiento del precontrato por parte de los trabajadores. Por este motivo, tenerlos reflejados y firmados por escrito puede allanar el camino.
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