Empresas alemanas como Volkswagen, Siemens, SAP, Merck, Bayer, Henkel, Allianz o Munich Re dan empleo en España a cientos de miles de personas, mientras que, en Alemania, empresas como Telefónica a través de su
filial Telefónica Deutschland Holding, ACS a través de Hochtief, Santander a través de su división de financiación al consumo, NH, Meliá, Indra o Viscofán van ganando importante peso.
Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa, pero nos empeñamos en
la confrontación como alivio fácil a nuestra frustración. Alemania lleva siendo, desde la creación de la UME, el gran contribuidor neto a las arcas comunitarias, mientras que España ha sido desde su ingreso receptor neto de ayudas por importe de miles de millones de euros anuales.
Alemania es también el segundo exportador mundial (con posición comparable sólo a China y EEUU) y previsiblemente será dentro de treinta años la única potencia europea entre las diez primeras del mundo.
España, tras un notable esfuerzo, es el país exportador número 17 y la potencia mundial número 13, llamada a ser gradualmente relegada por potencias emergentes con mayor pujanza y población.
¿Qué tiene Alemania que no tengamos? ¿Qué podemos imitar para mejorar?
La internacionalización es clave para el crecimiento sostenido, y ésta se basa en tener empresas competitivas. Una sencilla comparación entre el tejido productivo de España y Alemania muestra que Alemania destina al exterior en torno a un 40% de los bienes que produce, casi el doble que España a pesar de la notable mejora.
Y son varias las diferencias subyacentes:
Idiomas
El mundo no tiene fronteras. Y para salir al exterior hablar idiomas es condición necesaria; en España sólo un 20 por ciento de la población adulta habla inglés, frente al 55 por ciento en Alemania.
Tamaño empresarial
En España las empresas que superan el listón de medianas (50 empleados) representan el 40 por ciento del empleo total, frente al 60 por ciento en Alemania. Las grandes (más de 250 empleados) representan cerca de la mitad del empleo que en Alemania.
I+D+i
Alemania destina a I+D+i el doble de recursos que en España en proporción a su tamaño, y con mayor rendimiento (Alemania registra el cuádruple de patentes que España sobre cada 100 millones invertidos en I+D). En 2011 las alemanas Siemens y BASF registraron individualmente en la Agencia Europea de Patentes más patentes que toda España.
Tejido industrial
Alemania nunca ha caído en la trampa de considerar que es propio de una economía desarrollada priorizar el sector servicios en detrimento del industrial. El peso del sector industrial en su PIB es del 26%, frente al 15% de España. Y son las industriales las que tienen mayor tamaño, más invierten en I+D y más exportan.
Educación
Alemania genera al año la mitad de universitarios que España en relación con su población, mientras que el porcentaje de estudiantes que se decanta por la Formación Profesional es el doble. Pero Alemania es una potencia industrial, con una tasa de paro inferior al 6 por ciento, mientras que nosotros tenemos una tasa de paro superior al 25 por ciento, y además no tenemos ninguna universidad entre las cien mejores del mundo.
La formación dual (aprendiz que trabaja en una empresa donde recibe formación) tiene en Alemania tradición de 500 años, y se basa en la existencia de oferta de formación-empleo por parte de la empresa, pero también en la fidelidad por parte del empleado (60 por ciento de los jóvenes en Alemania permanecen en la empresa en que aprendieron). Las memorias anuales de las grandes empresas alemanas mencionan expresamente el número de empleados en formación.
Relaciones laborales
Cuando en octubre de 2008 tras la caída de Lehman Brothers el comercio mundial
se colapsó, Alemania hizo uso de su flexibilidad laboral para reducir jornada y sueldos, evitando despidos masivos. Cuando seis meses más tarde la calma se recuperó, la capacidad exportadora de Alemania estaba intacta, volviendo a incrementar horas trabajadas y coste salarial; habiéndose evitado para los empleados el drama del despido y para la empresa el desperdicio de su inversión en capital humano. Y la
flexibilidad es cuestión de legislación, del marco de relaciones entre trabajadores y empresa, pero también de mentalidad.
Competitividad global
El mundo no tiene fronteras, la exportación debe orientarse al mercado mundial y a ser posible primando los mercados de mayor crecimiento, los emergentes. Alemania exporta ya fuera del área euro más que dentro de la eurozona. En España estamos mejorando mucho, pero tenemos tarea pendiente. Desde 1999 nuestras exportaciones a países emergentes como Brasil, Rusia, India, China o Turquía vienen creciendo en torno al triple de la media, pero Europa representa aún en torno a tres cuartas partes de nuestras exportaciones.
Interés nacional
Alemania ha demostrado en su historia que es posible una coalición entre los dos partidos principales del país, frente a confrontación y utilización electoral. ¿Sería posible algo similar en España?
Si con estas carencias hemos logrado en el periodo 1999-2012 que nuestras exportaciones evolucionen en paralelo a las de Alemania, ¿qué no haremos en un contexto de reducción de costes que nos está permitiendo recuperar la competitividad perdida en la década anterior?
Si, gracias a nuestro clima, simpatía, calidad de vida y al extraordinario conocimiento de su negocio por parte de nuestros hoteleros somos líderes mundiales en turismo, ¿qué no haríamos si a esos atributos añadiéramos grandes dosis de disciplina, pragmatismo y rigor?
En Alemania en una cena entre amigos cada uno paga lo suyo, mientras que en España, en un alarde de simpatía y generosidad, bien se invita por turnos, bien se divide el total en partes alícuotas; resultando frecuentemente que, en las cenas concurridas, la cantidad finalmente aportada es insuficiente para cubrir el total y, para evitar la vergüenza, algunos comensales que han puesto de más se conforman con
recibir sus vueltas mermadas con tal de evitar un embarazoso espectáculo.
¿Antipatía o rigor? ¿Simpatía o picaresca? ¿Generosidad con lo propio o derroche de lo ajeno? Los límites pueden ser a veces difusos, pero no están los tiempos para refugiarnos en el victimismo. Como reza la memoria anual 2011 de Mercadona, empresa española de gran éxito en medio de la crisis: «Cultura del esfuerzo y del trabajo: el éxito depende de mí».
Menos buscar culpables, y más encontrar soluciones. Que pasan por impulsar empresas más competitivas y una educación más adaptada a las necesidades productivas del país. Y porque la sociedad reconozca a la empresa, y no a la política, como verdadero protagonista de la actividad económica.
Ofelia Marín, consejera delegada 1962 Capital Sicav
Fuente: Eleconomista.es (23/9/13)
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