Comprarte una bici estática por más de 2.200 dólares y abonar 39 dólares todos los meses para poder hacer spinning en tu casa. A grandes rasgos, esto es Peloton, una compañía de Estados Unidos que algunos de sus inversores llegan a comparar con Apple (por la mezcla de hardware y software) o con Netflix (por la suscripción a sus contenidos) y que ya vale 4.000 millones de dólares. Es decir, un unicornio en toda regla.
Hace tiempo que se viene diciendo, al menos en Silicon Valley, que las clases de spinning por Internet son el próximo gran negocio. Comprar una bicicleta de Peloton lleva asociada una suscripción anual a sus contenidos: más de 4.000 clases pregrabadas en vídeo con 15 instructores diferentes y que también varían en dificultad, elección de música y estilo. Hay clases, además, que se emiten en directo. Los usuarios tienen la opción de seguirlas en vivo o hacerlas en un horario diferente, ya grabadas.
Las bicicletas cuentan con una pantalla táctil Wi-Fi que es la que permite unirse a estas clases de spinning de forma remota. El software muestra, además, la resistencia, cadencia y velocidad del usuario para que pueda estar sincronizado con el instructor. También ofrece información como los kilómetros realizados y los logros de la clase.
Pero, ¿quién es Peloton? ¿Cómo una start-up llega a valer 4.000 millones de dólares en apenas seis años y, según algunos medios, revolucionar el mundo del fitness?
De Kickstarter a ser comparado con Netflix o Apple
Peloton se fundó en 2012. La idea partió de John Foley, quien hasta entonces lideraba el comercio electrónico en Barnes & Noble. Un año después la compañía diseña el prototipo de bicicleta y busca el apoyo y la financiación en Kickstarter: 297 patrocinadores contribuyeron con 307.332 dólares para que la empresa pudiera salir adelante. Pero solo lograron vender 188 bicicletas (a 1.500 dólares cada una). Según Foley, esto les sirvió para darse un baño de realidad y comprobar que no habría una “demanda loca».
Durante los dos años siguientes Peloton consiguió más financiación para mejorar sus bicicletas y para abrir un estudio en Manhattan (Nueva York) donde los instructores graban sus clases.
Peloton funciona casi como una red social. La sensación de pertenecer a una comunidad parece ser parte de su éxito
El gran espaldarazo se produjo en verano del año pasado, cuando la compañía no solo consiguió recaudar 550 millones de dólares en financiación, sino que este apoyo vino de destacados inversionistas liderados por TCV, una firma conocida por invertir en compañías como Facebook, Netflix y LinkedIn, entre otras. Con esta última ronda, Peloton acumula más de mil millones en financiación y alcanza una valoración de 4.000 millones de dólares.
Jay Hoag, socio general de TCV y ahora miembro del consejo directivo de Peloton, compara el modelo de negocio de Peloton, en el que se combina hardware y software, con el iPhone y la App Store de Apple. También asegura que los ingresos repetidos de las suscripciones de Peloton le recuerdan a Netflix y a Spotify. Según los datos de Peloton, el 96 por ciento de sus clientes siguen siendo suscriptores y sus bicicletas se utilizan una media de 13 veces al mes en cada hogar.
Una expansión que no mira a España
Con todas estas rondas de financiación, Peloton ha ido mejorando su servicio, añadiendo por ejemplo nuevas categorías de clases o música en vivo. Ahora, además, tiene planes de expansión internacional.
Los productos de Peloton actualmente solo están disponibles para su compra en los EE.UU., Canadá y el Reino Unido. “Peloton no tiene planes inmediatos para vender productos en España”, nos contaban fuentes de la compañía, que también negaban darnos más información sobre ellos.
El New York Times asegura que esta ausencia de Peloton en otros países se debe a no tener licencias de música. De hecho, Peloton está ahora mismo inmersa en demandas judiciales por emplear más de mil canciones sin permiso en sus clases.
Pedaleas solo, pero en comunidad
Bicis estáticas para el hogar hay muchas. Aplicaciones que permiten seguir rutinas en tu propio hogar también. Y podemos encontrar en el mercado modelos que combinan ambos aspectos (como Bkool Smart Bike). ¿Por qué entonces Peloton está tan de moda y ha conseguido tanta capitalización? ¿Cuál es entonces la clave del supuesto éxito de esta empresa? Parte de la popularidad de Pelotón proviene de su papel como red social. O, dicho de otro modo, la forma de hacer comunidad.
En 6 años Peloton ha conseguido mil millones de dólares en financiación y 4.000 en valoración
En Peloton hay que darse de alta con un nombre de usuario e incluir una foto de perfil, como en Facebook o Strava. Peloton te incluye en una tabla de clasificación mientras pedaleas, lo que te permite competir en tiempo real contra todos los demás que están en clase, sin importar su ubicación. Además, parece que muchas personas siguen a otros usuarios que identifican regularmente en sus clases y entablan amistad a través de Facebook o Instagram.
Es decir, que mientras que en otros modelos y compañías lo que normalmente encuentran los usuarios son entrenamientos grabados y clases en un estudio, en Peloton buscan fomentar que sus usuarios se sientan parte de una comunidad. Y, aseguran, motivados por algunos de los mejores instructores de spinning de Estados Unidos, sin horarios y desde casa.
El usuario también puede ver su clasificación en todos los tiempos. El programa registra todas las actividades y cuando alcanza un hito (como 100 kilómetros recorridos o 50 clases), el instructor tiene esta información en su pantalla. Si en ese momento estás siguiendo una clase en tiempo real, el instructor puede interactuar con el usuario para felicitarle por el logro.
Lo social vuelve a ser clave
Peloton ofrece muchas clases fijas que permiten al usuario acceder en tiempo real a las mismas. Pero también puede sumarse en diferido. “Es muy motivante y cómodo, porque tienes tu propia clase en casa, sin horario y pudiendo elegir entre muchos profes distintos. Si en el gimnasio solo puedes ir a una hora y la clase la da un profesor que no te gusta o con el que no empatizas, te tienes que adaptar”, explica Raquel Rodríguez Martín, directora en Vitónica.
Esta experta explica que es precisamente ese componente social uno de los puntos más importantes de las clases de spinning. “Las clases de ciclo tienen componente social muy importante. Se crea un sentimiento de grupo. La música y el ambiente de fiesta hacen que estas clases se vivan mejor en grupo”, detalla. En Estados Unidos las distancias también son enormes”, lo que puede ayudar al éxito de Peloton al otro lado del Atlántico.
Pero, en su opinión, el concepto de clase indoor como fenómeno social es importante y en España “somos muy sociales». Por eso, ¿triunfaría un modelo como el de Peloton en nuestro país? Rodríguez reconoce que, al menos en su caso, echaría mucho de menos ese ambiente de los gimnasios. “Tampoco tienes un profesor que te corrija, que también es algo muy importante a la hora de hacer deporte”, remata.
Un usuario premium que quiere más
“El problema de comprarte una bici estática para casa es que acabe convirtiéndose en un perchero demasiado caro”, ironiza Raquel Rodríguez Martín, directora en Vitónica. Y más de 2.000 euros por una Peloton es un precio muy elevado. Parece claro, pues, que el usuario al que se dirige Peloton es uno premium, dispuesto a pagar una alta cantidad de dinero por un producto y servicio.
Por eso también Rodríguez recomendaría este tipo de ofertas a alguien “que le gusta el spinning, que no le gusta la música o las clases de un gimnasio y que ya sabe lo que es tener una bici estática en casa”.
Peloton prepara su salida a bolsa y su expansión internacional sin mirar -por el momento- a España
¿Es caro un producto como Peloton? Si lo comparamos con otros productos similares, como SoulCycle, parece que no mucho (aquí las clases cuestan 34 dólares o 28 si se compra un paquete de 30). Pero en Estados Unidos se hizo “viral” la respuesta que un padre dio a su hija cuando le comentó que quería comprarse una de estas bicicletas. “Puedes montar una bicicleta que tengas durante el tiempo que quieras y cortar el inevitable factor de aburrimiento escuchando podcasts o viendo televisión o clips de olas en la arena. La idea de mirar una pantalla mientras algunos profesionales de ciclismo te animan es absurda«.
Pero lo cierto es que no solo debe funcionar, sino que incluso la compañía está ampliando su negocio a otras áreas del fitness en casa: desde la tradicional cinta de correr al yoga. E incluso ofrece una app para realizar entrenos que no están vinculadas ni a sus bicis ni cintas de correr. Y la compañía prepara su salida a bolsa para este mismo 2019.
Fuente: Xataka.com (2/5/20)