Un sistema sanitario reconocido mundialmente, precios por debajo de la media europea y temperaturas por encima. España tenía casi en exclusiva los ingredientes de este cóctel y pocos en el sector turístico se habían dado cuenta. Ahora, en plena crisis, cuando la necesidad obliga a echar mano de la imaginación, varias iniciativas en distintos puntos del país coinciden en impulsar la marca España como destino de turismo sanitario. No se trata de ese turismo contra el que Ana Mato aseguró que dirigía parte de su reforma legislativa y que consiste en viajar en busca de atención gratuita en los hospitales públicos españoles, sino de pacientes que eligen tratarse en un centro privado español porque tienen pólizas que se lo costean o pueden pagarlo de su bolsillo.
El turismo médico movió en 2009 alrededor de 75.000 millones de euros en todo el mundo, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que incluye a este sector entre los “económicamente potenciales”. Y la mayoría de sus actores —operadores turísticos, empresarios, gestores y empleados de la sanidad privada y hasta las propias Administraciones públicas— creen que España lo tiene todo para alcanzar los puestos de cabeza de este mercado.
La oferta incluye desde ortopedia hasta tratamientos oncológicos
La agencia estadounidense Medical Tourism Corporation, especializada en organizar vacaciones sanitarias, ya vende entre sus clientes las virtudes de nuestro país: “En España hay más que corridas de toros, flamenco, playas exóticas y mucho sol. En los últimos años, el país ha ganado relevancia por su excelente sistema médico, que ofrece tratamientos de bajo coste y alta calidad a pacientes de todo el mundo”, señala esta agencia en su página web, en la que detalla ejemplos de uno de los puntos fuertes de la oferta española: los precios. “Los pacientes pueden ahorrar fácilmente entre el 30% y el 70%” del precio del tratamiento, apunta la agencia, que detalla que mientras una operación de nariz cuesta en España alrededor de 2.700 euros, en Reino Unido oscila entre los 3.450 y los 4.600 euros. En el caso de una intervención de rodilla, el ahorro para el paciente puede llegar al 60%, según la Medical Tourism Corporation.
El llamado turismo de belleza o de bienestar (como tratamientos estéticos o balnearios) es un reclamo de éxito desde hace años. Pero el foco ahora se ha puesto en la oferta médica clásica y de más envergadura, desde cirugía ortopédica y traumatológica, a tratamientos de oncología u operaciones del corazón. Un sector en el que la llegada de pacientes a España desde el exterior es aún “testimonial”, según explica Jesús Burgos, fundador de Tourism & Health Spain, una plataforma empresarial recién creada a la que se han adherido ya alrededor de una treintena de hospitales privados, hoteles, empresas tecnológicas y más de 6.000 profesionales sanitarios interesados en impulsar este mercado.
Los principales competidores en este sector son, según Burgos, México, Turquía, Corea e India. Con los tres últimos, advierte, es difícil competir en precio, pero España tiene muchos otros factores a su favor, sobre todo para el mercado europeo y del norte de África. “Primero hay que hacer ver que la sanidad privada española es mejor que la turca, la mexicana o la coreana. Y cuando vean eso, enseñarles que tenemos algo más que ofrecer: tenemos mejor situación geográfica y seguridad física y jurídica”, cuenta Burgos, que dirige el hospital privado Chip de Málaga, uno de los centros adheridos a Tourism & Health Spain.
México, Turquía, India y Corea son los principales competidores
En la provincia de Málaga han coincidido en los últimos meses varios planes para promover la Costa del Sol como destino del turismo de salud. El médico Miguel Such se reconoce “abrumado” por el interés que está despertando la Fundación Málaga Health, de la que este cirujano cardiovascular es uno de los impulsores. Quedó registrada oficialmente hace apenas 15 días y todavía no ha echado a andar, pero sus responsables aseguran que ya están recibiendo llamadas de empresas interesadas en participar.
Junto a Such, que compatibiliza su trabajo en el hospital Clínico Universitario de Málaga (dependiente del Servicio Andaluz de Salud) y la clínica Xanit de Benalmádena, de capital privado, en el origen de esta fundación hay un cardiólogo, un oncólogo, un ingeniero de caminos y un abogado. “Nos metimos en esto porque varios médicos extranjeros importantes, que vienen a clínicas de la Costa del Sol a operar, nos hicieron ver el potencial que tenía Málaga para este sector”, cuenta Such. “España turísticamente había despreciado este mercado. Nos habíamos entregado al sol y playa sin darnos cuenta de que podemos hacer mucho más. Tenemos una asistencia sanitaria muy bien valorada y la demanda de extranjeros interesados en acceder a ella existe”. Such advierte de que estas iniciativas, surgidas desde el ámbito privado, no deben confundirse con una lucha entre la sanidad pública y la privada. “La sanidad española está magníficamente bien vista fuera gracias a nuestro sistema público, eso es indudable. Y si queremos conservar la sanidad pública hacen falta ingresos y crear riqueza en el país. Y hemos visto que este sector puede ser una buena fuente de ingresos”, señala.
El turismo médico mueve unos 75.000 millones de euros al año
Al primer patronato de la Fundación Málaga Health se han unido dos hospitales privados, un instituto oftalmológico, una agencia de congresos y viajes y en breve se incorporará un instituto de traumatología. Además, varias empresas, entre ellas Lloyds Bank, se han incorporado como asociados. “Nuestra intención es dar a conocer a Málaga en este sector, crear una base de datos con hospitales, hoteles, agencias de viajes y todo lo que le pueda interesar a un paciente extranjero que está pensando operarse fuera”, cuenta el cirujano.
El sector tiene puesta la vista en octubre de este año, cuando debe entrar en vigor la directiva europea sobre asistencia sanitaria transfronteriza, que contempla la libre circulación de pacientes en la UE y facilidades para que los Estados se hagan cargo de los gastos sanitarios recibidos por sus ciudadanos en otros países de la Unión. “Es el momento para posicionarse”, admite Jesús Burgos. En las expectativas creadas por esta directiva coincide Juan Abarcas, secretario general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS). “Vamos hacia un sistema sanitario único en toda la Unión Europea y estamos en un momento idóneo para situarnos”, señala Abarcas.
El plan de negocio de Tourism & Health Spain no está terminado, pero en el caso de Málaga el sector cifra en alrededor de 300 millones de euros anuales los ingresos que el turismo sanitario puede generar a medio plazo. Entre los ciudadanos europeos, los holandeses y los británicos son los principales clientes de este mercado. Fuera de la UE, el sector centra sus expectativas en captar clientes en Estados Unidos, el Magreb, Oriente Próximo y el este de Europa, especialmente Rusia. Cada país tiene sus preferencias. Los británicos demandan, sobre todo, intervenciones de rodilla o cadera, cirugía cardiaca o cataratas. Los estadounidenses, operaciones de muy alto coste que quedan fuera de sus seguros y en su país tienen precios prohibitivos. “Les sale más barato desplazarse que operarse allí. Aunque en Estados Unidos competimos con México, que lo hace muy bien y lo tienen al lado”, admite el impulsor de Tourism and Health. El mercado ruso está compuesto, sobre todo, por mujeres que viajan para someterse a operaciones de cirugía estética; el magrebí, por clientes de alto poder adquisitivo que buscan intervenciones de envergadura, como cirugía cardiaca o traumatológica.
Un poco de todo esto ofrece el recién creado club Med&Beauty Costa del Sol, integrado por clínicas, spas, centros de belleza y hoteles de alto nivel, que trabajan con sinergias ofreciendo paquetes completos que incluyen el tratamiento médico o estético, el alojamiento y programas de ocio adecuados a los intereses del paciente y sus acompañantes. El programa de aumento de mama o recambio de prótesis y alojamiento de una noche para dos personas cuesta 4.500 euros; un plan de salud y bienestar para ejecutivos con tres días de tratamiento y dos noches de hotel, desde 526 euros; un chequeo ginecológico completo más una consulta y asesoría antiedad, 450.
La iniciativa fue presentada en la última edición de Fitur por el consejero andaluz de Turismo, Rafael Rodríguez (IU), y el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Javier González de Lara, que ve en el turismo de salud una “excelente oportunidad” para diversificarse. “En momentos de crisis hay que buscar nuevas opciones y este sector está en alza. La Costa del Sol tiene una oferta muy completa, pero le faltaba esto”, señala González Lara, que cita estudios que apuntan a que el turismo sanitario mueve a más de nueve millones de europeos al año. La presidenta del Consejo Empresarial de Salud de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), María Luis Mesa, cifra en 600.000 personas los visitantes que recibe cada año la comunidad en busca de servicios sanitarios privados, pero de ellos, el 70% ya había estado en Andalucía en los 14 años anteriores. El objetivo ahora es atraer a visitantes nuevos bajo la marca turismo de salud.
En la costa de Alicante se están impulsando también iniciativas similares, aunque allí algunas empresas pueden jactarse de que descubrieron el potencial de este mercado hace años. El hospital Clínica Benidorm se incorporó hace unas semanas como patrono a la Fundación Turismo de Benidorm para desarrollar acciones conjuntas entre la iniciativa pública y privada en el sector del turismo sanitario, en el que este hospital tiene una larga experiencia y gran parte de su negocio: el 65% de los pacientes que atiende son extranjeros, señala la doctora Ana Paz, directora gerente del centro. “Tenemos que promocionar más la marca España. Acabo de estar en Moscú y Noruega y nos cuentan que hay países como Israel o Turquía que están invirtiendo más para vender este sector”, afirma.
A su hospital llegan, sobre todo, nórdicos, ingleses, alemanes y holandeses que pasan en España buena parte del año, pero también muchos que viajan expresamente buscando atención médica. El centro tiene un acuerdo de exclusividad en España con la aseguradora UVIT, la encargada de dar cobertura sanitaria al 40% de los holandeses. “Cualquiera que tenga este seguro viene a nuestro hospital como si fuera un centro de holanda”, explica Paz. A los holandeses están destinados dos de los programas de más éxito de la clínica: la “diálisis vacacional”, atendida por un equipo íntegramente holandés que ofrece a pacientes que necesitan dializarse poder seguir su tratamiento mientras pasa unas vacaciones en Benidorm; y el paquete de cirugía de rodilla y cadera, que incluye tres semanas de rehabilitación a cargo de la aseguradora en una residencia de Benidorm, con un clima mucho más apacible para recuperarse de una intervención de estas características que la fría Holanda.
Los beneficios del clima en la rehabilitación de determinadas dolencias ya lo certificó hace casi 40 años la Seguridad Social de Dinamarca, que en 1974 abrió en Benalmádena (Málaga) la clínica Montebello, una especie de embajada sanitaria en plena Costa del Sol. Adscrita al hospital Nordsjaellands (Frederikssund), a este centro llegan exclusivamente ciudadanos daneses que han sufrido un problema neurológico o padecen alguna enfermedad que aconseje una rehabilitación intensiva. No aceptan pacientes particulares ni daneses que estén de paso por España y requieran atención sanitaria, solo pacientes del hospital danés a los que sus médicos prescriban tres semanas de tratamiento en nuestro país. La experiencia de este centro es un ejemplo para el sector. “El objetivo sería que en nuestra costa se instalaran los mejores hospitales del mundo, como la Cleveland Clinic o el Mount Sinai de Nueva York”, señala el impulsor de Miguel Such, el fundador de Málaga Health.
Fuente: Elpaís.com (15/3/13)
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