El truco está en que, de forma análoga a lo que sucede en el mundo de la telefonía móvil, tal y como se explica el portal thetruthaboutcars.com, el cliente recibiría un coche eléctrico en régimen de alquiler totalmente gratuito, a cambio de que se comprometa a recargar el vehículo en aquellos puntos en los que indique un GPS instalado en él.
¿Dónde reside el negocio?
Better Place, por el momento, planea establecer este servicio en aquellos países en los que la gasolina o el gasóleo son gravados con altos impuestos y, por tanto, el precio del kilómetro recorrido con combustible fósil es muy superior al coste del kilómetro recorrido con electricidad. Así, se ofrece una ventaja al cliente que al mismo tiempo repercute en los beneficios de esta empresa de servicios eléctricos. Esta nueva propuesta empresarial contempla dos opciones a los clientes: por un lado, la posibilidad de adquirir tanto el coche como la batería de manera gratuita; y, por otro, los que compran el coche y sólo obtienen la batería sin pagar. Para estos últimos, el precio ofrecido por kilómetro es mucho más bajo que su equivalente en gasolina. Para los primeros, en cambio, la electricidad les saldrá más cara que la gasolina, aunque no tendrán que asumir el considerable desembolso que supone comprar un coche.
¿Llegará a España?
Better Place, cuya misión empresarial proyecta la intención de reducir la dependencia del petróleo a nivel global, considera que la gasolina se irá encareciendo, progresivamente, a un ritmo mucho mayor que el de la electricidad. Por ello, su firme apuesta empresarial por los coches eléctricos se sostiene sobre la base de un beneficio no sólo económico, sino también medioambiental. Esta empresa comenzará a operar en colaboración con Renault en Israel, de la mano del Fluence ZE, vehículo eléctrico de la firma francesa. Por el momento, no cabe esperar que Better Place haga de España un «lugar mejor», aunque no hay duda de que las características del mercado local son perfectamente compatibles con esta redefinición del sector de la automoción.
Fuente: El economista (2/12/11)
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