Pagar por correr en la ciudad

runningCorriendo se utilizan más de 200 músculos. Gemelos, cuádriceps, bíceps, abdomen, glúteos… La lista puede hacerse eterna y, a momentos, impronunciable. Corriendo se utiliza también la mente, que genera serotonina o la famosa hormona de la felicidad que, a su vez, activa lo que se conoce como la euforia del corredor. Es una sensación extrañamente agradable. Después de sufrir y sudar el asfalto, el corredor se siente como en una nube de placer y bienestar. Quizás sea esto lo que ha convertido en un verdadero fenómeno de masas algo tan sencillo como salir a correr. Durante el año, se celebran más de 100 carreras en la Comunidad de Madrid, según las estimaciones de los organizadores de estos eventos. “Cada fin de semana hay alguna carrera en la región”, asegura David Rumbao, director de marketing de MAPOMA, entidad encargada de organizar Madrid corre por Madrid, una carrera que se ha convertido en una cita ineludible y consolidada para los aficionados del atletismo.

La asequibilidad y flexibilidad de este deporte juegan a su favor. Lo que en los noventa se llamó jogging y a principios del siglo XX, footing, tiene nuevo nombre. Ahora la moda se llama running.

En las últimas décadas, el número de corredores en España no ha parado de subir. Solo hay que fijarse en la carrera más popular de Madrid: la San Silvestre Vallecana. En el año 2005 participaron más de 17.000 personas. Ocho años después, la cifra ascendió a casi 40.000, según datos de la revista especializada Runners. Y es que cada vez son más los corredores amateur que se ponen como meta correr este circuito.

Pero no es la única competición popular que se disputa en la Comunidad. La carrera de La Melonera, el Trofeo José Cano, la vertical de Najarra, la milla del Mayor, la Marcha contra el Cáncer, la carrera de la Mujer, la media maratón de Madrid, la Sunrise Trail Ultra, la Madrid corre por Madrid… Las competiciones son innumerables y van de los 3 a los 18 euros.

Un total de 10.000 deportistas tomarán el próximo 21 de septiembre las calles de la ciudad para defender y fomentar el deporte, pero, sobre todo, para poner su cuerpo al límite y superarse a sí mismos. “Las carreras populares son el momento culmen de todo corredor. Muchos runners se preparan día a día para conseguir algún objetivo personal y otros simplemente lo viven como una fiesta y disfrutan de la carrera rodeados de apasionados del atletismo como ellos”, explica Rumbao, que añade que parte de los beneficios del evento Madrid corre por Madrid se destinan a causas solidarias.

Carreras de asfalto, de montaña, ultras, millas, carreras de campo a través… Son muchas las modalidades. Los corredores eligen la que más se ciñe a sus expectativas. Alejandro Herrero organiza la Carrera Vertical de Najarra, una competición de montaña relativamente corta, pero con mucho desnivel. “Es otra forma de correr. Es más divertida que el asfalto, con recorridos más bonitos”, señala Herrero, que asegura que son muchos los corredores populares que abandonan la ciudad y se pasan a la montaña. “Está en auge, de ahí que cada vez se organicen más y más competiciones de este tipo”, apunta el organizador de la Vertical.

Sin embargo, es casi imposible saber el número exacto de carreras en la Comunidad de Madrid, según afirma Santiago Díez, director técnico de la Federación de Atletismo de la región. “Hace dos temporadas intentamos hacer una estimación de carreras solo en la ciudad de Madrid. Encontramos información de unas 50. Habría que sumarle, por lo menos, otras 50 fuera de la capital”, asegura Díez. Cada año, hay carreras que aparecen y desaparecen de los calendarios, lo que dificulta las estadísticas.

Según Anacleto Jiménez, director del área de competiciones de la Federación Nacional de Atletismo, todas las carreras deberían estar federadas. De este modo, los calendarios serían mucho más fiables. “Estarían organizadas al detalle, homologadas, aseguradas y con árbitros federados”, defiende con un deje crítico en la voz. Pero solo unas pocas siguen está recomendación. La Madrid corre por Madrid es una de ellas.

José Cano, organizador de varias carreras populares entre las que se encuentra el Trofeo José Cano, muy valorado entre los corredores, no está de acuerdo con esto. “Te piden un canon de tres euros por participante. Se supone que es la licencia del día, o lo que es lo mismo, la federación temporal del corredor en la entidad”, dice, al tiempo que critica que ese dinero no tendrían por qué pagarse. “Son tres euros por unas pocas horas. Si lo multiplicas por 5.000 [número de corredores de la José Cano] el resultado es de 15.000 euros. ¿Qué hacen con ese dinero?”, se pregunta.

El director de área de la Federación Nacional de Atletismo lo tiene claro: Al menos 1.000 euros son para la homologación del circuito, 500 para incluirlo en el calendario nacional, 800 de gastos técnicos, otros 800 para pagar a los jueces. “El corredor paga todo esto al inscribirse y conseguir su dorsal. A más servicios, más asciende el precio”, apunta.

Es sábado por la noche. El barrio madrileño de Canillejas está a reventar, pero no porque son las fiestas, sino porque se celebra la carrera popular nocturna de Canillejas, la primera de la temporada después del parón del verano. Cano, organizador del evento, comprueba que todo está a punto para empezar la competición. Cada corredor tiene su dorsal y están preparados para darlo todo en la pista. Alicia Crespo, de 40 años, es una de ellas. Desde que empezó a correr hace tan solo un año, esta madrileña se propuso competir en una carrera al mes. “Las populares me motivan a seguir entrenando. Te mezclas con otros runners y, al terminar, sientes la satisfacción de haberlo conseguido”, dice junto a la línea de salida, a unos minutos del comienzo de la carrera.

“Hace unos años, las carreras se organizaban con fines deportivos. Ahora, el objetivo es hacer dinero”, denuncia Cano. Guillermo Ferrero está de acuerdo con él. Este excorredor es miembro de la Agrupación Deportiva Marathon, organizadora de la carrera de La Melonera, una de las primitivas de la ciudad. “Muchas empresas que se dedican a otros negocios que no tienen nada que ver con el deporte están metiendo la nariz en esto. Ganan dinero si la participación es muy alta”, lamenta Ferrero, que fue compañero de carreras de Cano en su juventud. Lo cierto es que la industria runnergenera más de 300 millones de euros al año en nuestro país, según datos de la consultora NPD Group.

No obstante, muchas carreras se jactan de ser solidarias. Es el caso de Madrid corre por Madrid o la Milla Solidaria del Mayor. Esta última, que se celebrará el 21 de septiembre, tiene una característica especial: los protagonistas son corredores mayores de 75 años. Germán Fernández tiene 82 años. Empezó a correr a los 64 años y ha participado en pruebas y maratones de todo el mundo. Ha pasado por Nueva York, Berlín, Jordania, Atenas y ha sido campeón de España de medio maratón. «Cuando se llegan a estas edades, los mayores pueden hacer muchas cosas, tienen que seguir luchando y estando activos con el deporte», anima. En esta nadie queda excluido. Mayores en silla de ruedas, con andador o bastón también realizan esta milla (1609 metros) gracias a la ayuda y colaboración de voluntarios más jóvenes. Una verdadera prueba de solidaridad.

Pero para Cano correr es competición. «No entiendo las carreras por motivos que no son deportivos», puntualiza y añade que el running es el nuevo golf, una moda que no entiende el verdadero sacrificio del atleta. Cuenta que las carreras populares no son nuevas, sino que llevan décadas celebrándose. «En los setenta corríamos cuatro gatos. Pero entonces, correr era de cobardes», sentencia.

Fuente: Elpais.com (12/9/14)

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