España va a cerrar este año con un nuevo récord de turistas extranjeros (en torno a 60 millones de turistas), gracias a la recuperación de los grandes mercados emisores de turista, como Reino Unido, Francia o Alemania. Entre los tres concentran el 56% de las llegadas entre enero y octubre, apenas cuatro puntos menos que en 2007. Esta cifra muestra que España sigue siendo atractiva como destino turístico pero solo para un reducido número de extranjeros concentrados en Europa.
Desde que se inició la crisis, los flujos de turistas mundiales han sufrido un profundo cambio. Europa ha ido perdiendo cuota de mercado a pasos agigantados y ya supone menos de la mitad de los turistas mundiales, mientras que los emergentes, en especial los BRIC (el acrónimo que define a Brasil, Rusia, India y China) los han ido ganando. La Organización Mundial de Turismo advirtió en su último informe que China ya es el primer mercado emisor de turistas por gasto total (78.000 millones de euros al año), superando a Alemania y EE UU. En diez años ha pasado de emitir 10 a 83 millones de visitantes internacionales. Un proceso de crecimiento similar se ha producido en Rusia, que se ha convertido en el quinto país del mundo cuyos turistas realizan un mayor gasto en sus vacaciones.
Fuentes del Ejecutivo español reconocen que el principal obstáculo para atraer turistas de esos países, aparte de la escasa presencia e imagen del mercado español, es el excesivo tiempo que tardan en tramitarse sus visados. “Los viajeros ven los visados como una formalidad que tiene un coste, lo cual puede tener un efecto disuasorio si estos costes –ya sean monetarios o indirectos, como la distancia, los plazos de espera y el servicio– superan un cierto umbral”, apuntó recientemente Taleb Rifai, secretario general de la OMT.
España no es una excepción y por ello el Ejecutivo se ha puesto manos a la obra para tratar de reducir a la mínima expresión el trámite para facilitar la llegada de turistas chinos y rusos. En China se han abierto tres centros de expedición en Cantón, Shanghai y Pekín para agilizar la tramitación, que se está cerrando en un plazo medio de cinco días. En Rusia se ha tratado de mejorar los plazos de concesión y de hecho, los datos de Turespaña apuntan a que ya se ha convertido en el primer destino mundial en el que se pide visado turístico para los turistas rusos. Por delante de España figuran Turquía y Egipto, donde no es necesario este trámite previo. Desde la Oficina Española de Turismo en Moscú calculan que si se suprimiera el trámite del visado, la entrada de visitantes rusos podría elevarse a 3 millones, situándose al mismo nivel que Turquía, el primer destino mundial del turismo ruso. De hecho, España es de los países que más está pujando porque se supriman los visados para los países del área Schengen, algo que las autoridades rusas retrasan a 2016.
A la espera de que fructifique, el Gobierno quiere aprovechar el elevado poder adquisitivo de las clases medias-altas de Rusia o China para corregir otro desequilibrio: el elevado stock de casas sin vender. Los datos de Fomento elevan esa cifra a 800.000 viviendas y los expertos del sector inmobiliario coinciden en que hasta que no se drene ese exceso no se va a revitalizar un sector vital para la actividad y el empleo. Ante la caída de la renta disponible, la principal vía para dar salida a las casas son los extranjeros, que ya copan el 11% de las operaciones, según los últimos datos de los Registradores. Y aquí juega un papel protagonista Rusia, que ya es el tercer país que más casas compra en España (un 8,81% del total de las adquiridas por los extranjero), y China que ocupa el décimo puesto, con un 3,31% del total.
El incentivo del “pasaporte al emprendimiento”
La Ley de Emprendedores, cuya tramitación parlamentaria acabó a finales de septiembre en el Senado, incluyó en su articulado uno de los principales incentivos para atraer capital extranjero al mercado inmobiliario. Se trataba del “pasaporte al emprendimiento”, una herramienta que iba a permitir lograr el permiso de residencia a aquellos extranjeros que invirtieran una determinada cantidad en la compra de una casa.
La medida, que provocó cierta polémica al ser considerada una especie de canje de permisos de residencia para aquellos que compraran inmuebles, tuvo que ser sometida a revisión (incluida el nombre) e incluso se guardó en el cajón de la comisión interministerial que lo diseñó al coincidir en el tiempo con la ola de desahucios en la banca, que incluso fue acompañada de suicidios por parte de los afectados por los embargos.
Consciente de que la norma requería de ciertos ajustes, el Ejecutivo finalmente optó por ofrecer la residencia a aquellos inversores que compraran una casa por un importe superior a los 500.000 euros o que adquirieran deuda pública por 2 millones de euros. Unos limites lo suficientemente elevados para ahuyentar el fantasma de una regularización encubierta.
Además la conservación del permiso está sujeta a que la inversión se mantenga al menos durante cinco años. Ese período es el que marca la norma en el que el inversor contará con un permiso de residencia no permanente. El primer año tendrá un visado provisional y luego obtendría un permiso de residencia transitorio de dos años, prorrogable otros dos. En esos cinco años, según aclaran esas fuentes, el inversor perdería el permiso si desinvierte. La misma regla opera para aquellos inversores que compren deuda pública por más de dos millones de euros.
Fuente: Cincodias.com (1/12/13)
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