Es solo una propuesta y ni siquiera está redactada en un proyecto o borrador de texto legal. El delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PND), Francisco Babín, propuso ayer que los padres puedan ser multados en caso de que sus hijos menores acudan reiteradamente a urgencias con una intoxicación o coma etílico. El objetivo no es penalizar la conducta de los niños o adolescentes, sino la falta de diligencia en el cuidado o la tutela que los padres demuestran al permitir que se repitan esos atracones. “Tolerar o favorecer por inacción el consumo excesivo y reiterado de alcohol es una forma de maltrato hacia el menor, porque afecta a sus capacidades futuras”, asegura Babín. “No olvidemos que el alcohol mata neuronas”, añade el delegado del PND, dependiente del Ministerio de Sanidad.
Los expertos dudan de la efectividad de la medida, básicamente, porque apenas se dan casos de menores que repitan una intoxicación etílica. “En mi hospital no hemos visto ni uno”, asegura Santiago Mintegi, médico de urgencias del hospital de Cruces (Bilbao) y coordinador del Observatorio Toxicológico de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría. “No creo que nadie, ni siquiera el Gobierno, piense que el problema se va a arreglar con esta medida, pero al menos estamos hablando de ello, y eso es bueno”, afirma.
Las urgencias por alcohol se duplican en 10 años
¿Se producen muchas intoxicaciones etílicas en menores de edad? ¿Más que antes? No abundan los estudios sobre la incidencia de este tipo de atención sanitaria en los servicios de urgencia de los hospitales españoles. Uno de los pocos trabajos recientes que las han estudiado concluye que, en algo menos de 10 años, las borracheras que acaban en el hospital se han doblado. “El cambio más llamativo en los últimos 10 años es el aumento significativo de las consultas en mayores de 12 años por intoxicaciones etílicas con fin recreativo”, afirma el artículo, firmado por profesionales del servicio de urgencias de pediatría del hospital bilbaíno de Cruces y publicado en la revista Emergenciasen 2012.
“Hoy día, el etanol es el principal causante de intoxicaciones pediátricas atendidas en el hospital, y la intoxicación etílica se ha convertido en una consulta más habitual, sobre todo en las tardes y noches de fines de semana”, señala el texto, que compara datos procedentes de diferentes hospitales españoles en los periodos 2001-2002 y 2008-2010. “La edad de estos pacientes ha disminuido, lo que podría indicar que el contacto con el etanol con fin recreativo sucede actualmente a edades más tempranas”, añade.
Mientras las intoxicaciones por alcohol se dispararon —el artículo constata que los pacientes no acuden en peor estado que hace 10 años—, las debidas a fármacos o productos del hogar, más comunes en niños más pequeños, descendieron. El patrón más habitual “corresponde a jóvenes de 13 y 14 años que consumen etanol con fin recreativo y son traídos a urgencias por los sistemas de emergencias”, destaca el artículo. “Era algo evidente en la práctica diaria”, explica Santiago Mintegi, médico de urgencias del hospital de Cruces y uno de los autores del estudio. “Antes era rarísimo encontrar un caso de intoxicación etílica y ahora no. Vas a trabajar una noche de viernes o sábado y llegan casos de manera bastante frecuente. La sensación que teníamos los médicos se ha visto trasladada a los datos”, añade.
La edad media de inicio en el consumo de alcohol en España está en los 13,7 años y tres de cada cuatro menores de entre 14 y 18 años consumen este tipo de bebidas y entre esos cuatro años el consumo aumenta exponencialmente. Mientras que el 48% de los de 14 beben, ese porcentaje asciende hasta el 86 entre los de 18, según datos del Plan Nacional sobre Drogas.
Existen básicamente dos perfiles de pacientes que llegan a urgencias con una intoxicación etílica, los alcohólicos y los adolescentes que proceden de fiestas o lugares de ocio, explica Juan González Armengol, jefe de sección del hospital Clínico de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) en Madrid. “Es muy raro el reincidente del segundo perfil. Yo no recuerdo ninguno. Y si lo hubiera, los que tienen que actuar son otro tipo de recursos sociales”, añade este médico que lleva trabajando en urgencias desde 1999 en el hospital público más cercano a la zona de Moncloa, lugar habitual de botellón en la capital. “Además, no tenemos noticia de ningún estudio que afirme que las multas reduzcan la incidencia de la reincidencia en las intoxicaciones”.
Ni siquiera sería fácil detectar que un adolescente ha vuelto al hospital por beber demasiado. España carece de un sistema de historia clínica digital que permita consultar el historial de un paciente desde cualquier centro médico. “La mayoría de los pacientes acuden de manera prioritaria a las urgencias del centro que tienen asignado”, replica Babín, que reconoce que su objetivo al plantear la propuesta es abrir el debate para sopesar pros y contras.
El ministerio estudia incluir ese tipo de sanciones —de las que, por el momento, se desconoce la cuantía— en el anteproyecto de ley para la prevención del consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad que ya anunció la ministra Ana Mato el pasado 13 de abril en el Senado. Fuentes de Sanidad plantean —aunque siempre con cautela por lo prematuro de la idea— que los sanitarios denuncien a las fuerzas de seguridad cada intoxicación etílica que traten en urgencias (como ya hacen en los casos de violencia doméstica o de género) y que sean los agentes los que lleven la cuenta para imponer posteriormente a los padres las correspondientes sanciones económicas.
Otro de los posibles obstáculos es la Ley de Autonomía del Paciente, que establece la mayoría de edad sanitaria en los 16 años. No es necesario informar a los padres o tutores del ingreso hospitalario de un paciente de 16 a 18 años. La ley, sin embargo, prevé una salvedad en caso de “actuación de grave riesgo” para el menor. Ante esas situaciones, el facultativo, según su criterio, puede informar a los padres y tener en cuenta su opinión. “Nosotros sí avisamos a la familia”, explica Manuel Quintana, coordinador de urgencias del hospital de La Paz. Además, en caso de intoxicación, los hospitales mandan parte al juzgado. “Si vienen dos o tres casos del mismo sitio o la misma fiesta somos muy estrictos y avisamos a la Policía”, añade Quintana. Babín no ve contradicción entre la propuesta y esa norma. “La intoxicación reiterada es lo suficientemente grave para informar”, afirma el delegado del PND, que recuerda que la futura ley que regule la propuesta podría reformar la de autonomía del paciente en caso de que estuviera en conflicto con ella.
Los especialistas alertan de un posible efecto pernicioso de las sanciones a los padres: que los adolescentes eviten acudir al hospital. “Puede ocurrir y hay que tener cuidado. Hay que valorar lo que se gana con una medida así y las consecuencias que puede tener”, afirma González Armengol. Babín, sin embargo, le resta importancia: “Muchas veces, son los propios amigos del menor intoxicado los que lo llevan a su casa y avisan a sus padres, que se encargan después de llevarlo al hospital”, señala.
Fuente: Elpais.com (5/6/13)
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