En el mercado de la vivienda hay miedo, incertidumbre por el futuro de la economía e inflación; también hay tipos más altos y bancos que cada vez lo ponen más difícil para otorgar un crédito y todo ese cóctel está detrás del contundente retroceso que las hipotecas registran en los últimos meses y del encarecimiento que están sufriendo los préstamos para comprar casa.
El desplome en la concesión de créditos para vivienda alcanzó el 15,7% el pasado mes de marzo en comparación con el mismo mes de 2022, según los últimos datos presentados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es el mayor descenso desde enero de 2021 y el segundo mes consecutivo con un balance negativo, pero sobre todo es la confirmación de un frenazo que cada vez es más evidente y generalizado en el mercado inmobiliario después del boom de la pandemia.
Las hipotecas son uno de los termómetros más claros del enfriamiento. El sector ha empezado a acusar el impacto de la inflación y las subidas de tipo del Banco Central Europeo (BCE), pero también la incertidumbre por el devenir de la economía y por los posibles efectos de los cambios regulatorios que se acaban de materializar con la entrada en vigor ayer de la Ley de Vivienda.
Demasiados frentes abiertos para un mercado que vivió durante 2021 y 2022 una nueva edad dorada al calor del ahorro y la demanda embalsada durante el coronavirus. El escenario ahora es diferente y esa demanda que causó el fervor se ha retraído en los últimos meses, bien retrasando sus decisiones a la espera de un momento más claro o bien, en el peor de los casos, retirándose de la opción de compra ante la dificultad -cuando no imposibilidad- de asumir las cuotas pertinentes.
Según los expertos de Ibercaja, se trata de un cambio de tendencia de los usuarios, que acusan el encarecimiento de los tipos de interés en la zona del euro -hasta el 3,75%- y la incertidumbre sobre su evolución, así como el enfriamiento de la economía.
La subida de tipos por parte del Eurobanco desde julio del año supuso el punto de inflexión al disparar el Euríbor a un ritmo que nunca antes había dibujado. El indicador al que se referencian la mayoría de las hipotecas variables en España está a punto de acabar el mes de mayo en una media del 3,84% y eso se traduce en cuotas mensuales hasta 300 euros más elevadas para aquellas personas que tengan que revisar su hipoteca con la referencia de mayo.
Para quienes no tienen aún un crédito de vivienda contratado, la escalada del Euríbor supone un obstáculo mayor para acceder a él, ya que los bancos han encarecido los precios de las hipotecas que ofrecen. Esto también se refleja ya en los datos del INE, que muestran que el tipo de interés medio para las hipotecas sobre viviendas fue del 2,99% en marzo, el nivel más caro de los últimos seis años; en el caso de las hipotecas variables, el tipo de interés medio al inicio es del 2,72% y del 3,15% para las fijas.
La contracción de la demanda era precisamente lo que buscaba el BCE con el endurecimiento de su política monetaria, sin embargo, el propio supervisor y las principales entidades nacionales reconocen que se ha dado en mayor medida de lo que esperaban durante el primer trimestre del año.
Desde Idealista consideran que la firma de hipotecas seguirá cayendo al menos hasta finales de verano y añaden a la subida de tipos «la gran incertidumbre provocada por las últimas medidas regulatorias» impulsadas por el Gobierno. Juan Villén, director general de Idealista hipotecas, también alude a los mayores rendimientos que ofrecen otras inversiones no inmobiliarias, como la renta fija, que han hecho que muchas familias aplacen la compra de vivienda hasta que el panorama sea más positivo. «Muchas familias e inversores han decidido posponer decisiones de compra, esperando a un escenario más positivo, que no vemos vaya a llegar en un horizonte a corto plazo, al menos este año», señala el experto.
Según un reciente análisis de Fotocasa Research, el 60% de los compradores se han visto afectados por el cambio de política monetaria y el 24% se han visto obligados a paralizar el proceso de adquisición de vivienda al considerar que las condiciones hipotecarias han dejado de ser tan favorables como en los pasados años.
La incertidumbre respecto a la evolución de la economía y del mercado laboral afecta a las decisiones de compra y también a quienes ya tienen un préstamo en vigor. En este sentido, la prueba más evidente de la búsqueda de certezas se encuentra en el tipo de hipoteca que buscan los compradores -un 63,9% cerró un crédito a tipo fijo en marzo- y en el elevado número de cambios -novaciones y subrogaciones- que se llevan a cabo cada mes.
En este sentido, hasta 14.176 hipotecas cambiaron sus condiciones en el tercer mes del año, siendo el principal motivo de cambio (32,1%) la variación en el tipo de interés. El tipo fijo aumenta al 40,2%, frente al 13% antes del cambio de condiciones, mientras que el tipo variable disminuye del 58% frente al 85,6% antes del cambio. «Esto significa que los clientes siguen apostando por aprovechar este momento para renegociar sus condiciones y buscar la tranquilidad de un tipo fijo u otras fórmulas que se adapten mejor a su situación», explica Javier Torres, director de Hipotecas de Clikalia.
Para el resto del año, los expertos auguran que la tendencia a la moderación y la ralentización continuará hasta finales de 2023, algo que muchos consideran dentro de la tendencia natural y esperada del mercado tras la eclosión coronavírica. «El sistema financiero tiene capacidad para seguir concediendo crédito, como se aprecia en los indicadores de solvencia o el ratio de créditos sobre depósitos (que está por debajo de la unidad), pero las tendencias demográficas y sociales, la ralentización de la economía y la subida de los tipos apuntan a una menor demanda por parte de los hogares», apunta Marta Pérez Amigot, de la Unidad de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja.
Fuente: elmundo.es (26/5/23) pixabay.com