“No más de dos docenas por cliente o unidad familiar”. Los supermercados de Estados Unidos, sobre todo en grandes ciudades como Nueva York, llevan casi un año aplicando un corralito a la venta de huevos debido a la escasez que ha sufrido todo el país. Los precios, por las nubes. Pero ni siquiera que el coste medio de una docena superara los cinco dólares (4,7 euros) evitó el pánico colectivo.
El Gobierno informó de que habría que racionar el inventario durante un tiempo indefinido y se desató una fiebre acumuladora. En unos países desaparece el papel higiénico de las estanterías de los supermercados y en otros, los huevos. Muchas cadenas, como el gigante de la distribución Costco, se quedaron literalmente sin huevos.
Una epidemia de gripe aviar ha obligado a los supermercados a limitar la venta de huevos
La situación era tan crítica que era difícil hasta encontrar los orgánicos procedentes de gallinas criadas en libertad y alimentadas con cereales gourmet, que han llegado a cotizar por encima de 1,2 euros el huevo. Es el mismo precio que antes de la pandemia se pagaba por la docena completa, aunque fuera de esos normalitos sin certificación de calidad superior y un más que dudoso historial genético.
Al principio, la culpa fue de la cadena de suministro. Incluso de la guerra en Ucrania. Pero en abril del año pasado se propagó una epidemia de gripe aviar en EEUU que acabó con millones de gallinas y puso en jaque el suministro de huevos. La última oleada, a principios de este año y mucho más virulenta que la anterior, fue la puntilla y obligó a cadenas como Whole Foods (Amazon) o Lidl a levantar un corralito en torno a la venta de cartones. Si antes de la pandemia el poder adquisitivo de un país se medía por el precio de un Big Mac, tras la crisis sanitaria en Estados Unidos ya se podía predecir cómo iría la inflación mes a mes en función del precio astronómico al que cotizaba una docena de huevos.
Pero las tornas han cambiado. Se trata de buenas noticias para Jay Powell, el presidente de la Reserva Federal, que podrá tomarse un respiro en la próxima reunión del banco central estadounidense y dejar los tipos como están. Misteriosamente, en cuestión de dos semanas, el precio de una docena se ha desplomado por debajo de 1,5 euros. Ojo, las estadísticas finales podrían mostrar un repunte de la demanda, ya que muchos clientes no están pudiendo evitar el conocido como efecto rebote. Tras meses considerando los huevos un producto de lujo, ahora, con este precio, ¡pues me llevo dos!
Las cadenas de supermercados han levantado el corralito, al menos en Nueva York, y confirman que los problemas de suministro y abastecimiento son cosa del pasado. Es la magia de la oferta y la demanda. Los precios se ajustan y llenar la cesta de la compra en Estados Unidos es más barato desde hace un par de semanas. Las cifras lo confirmarán, especialmente cuando se publique el IPC de junio, sobre todo teniendo en cuenta que el precio de los huevos ha sido uno de los principales motores de la inflación en el apartado de frescos durante los últimos meses.
Si las petroleras dispararon su cuenta de resultados el año pasado con los máximos que alcanzó el crudo, los beneficios de los productores de huevos han conquistado cotas escandalosas. Pese a la supuesta escasez, el líder del sector, Cal-Maine, se las arregló para aumentar las ventas en volumen un 1,3% durante el primer trimestre del año y disparar su beneficio en más de un 700% respecto a 2022 (y en más de un 2.000% si se compara con su negocio en el primer trimestre de 2021). Las críticas no han tardado en llegar, pero su consejero delegado se ha limitado a decir que la compañía vende a los supermercados, que al final son quienes deciden los precios al público. El año pasado, su cotización se disparó más de un 80%, hasta registrar máximos históricos en noviembre.
Desde entonces, los títulos han perdido atractivo en Bolsa y restan un 28%, ante las previsiones de una vuelta a la normalidad en el suministro, que se esperaba para finales del verano. Sin embargo, se ha adelantado unos meses, cogiendo por sorpresa a clientes e inversores. No hay más que darse una vuelta por Whole Foods para darse cuenta de que a Wall Street ya no le sale rentable invertir en huevos.
Fuente: expansion.com (3/6/23) pixabay.com