«Salario o conflicto» es el lema con el que el sindicato de Pepe Álvarez trata de negociar desde hace un año las mejoras salariales de los trabajadores españoles con la patronal. Un chantaje que ahora se le vuelve en contra al ser sus propios trabajadores los que ponen en práctica el lema creando un conflicto pero en esta caso, interno.
Y es que la plantilla de UGT denuncia que desde hace tres años el convenio colectivo marco está caducado y que la propuesta de subida salarial que les hacen llegar desde la cúpula del sindicato es «irrisoria». Por eso, ayer miércoles estaban llamados a protestar frente a las sedes de UGT en Madrid, Andalucía, Baleares, Comunidad Valenciana, País Vasco, Extremadura y La Rioja. Las movilizaciones generales llegarán en el primero de mayo.
Fuentes conocedoras del conflicto interno aseguran que la última propuesta que les han puesto encima de la mesa es de una subida del 2,8% para 2022 y del 2,5% para 2023. Teniendo en cuenta que la inflación subyacente lleva meses estancada en el 7.5% del PIB, no parece muy lógico que la propuesta de subida solo alcance a cubrir un tercio de los gastos adicionales de sus trabajadores. Sin embargo en la central de UGT no han querido confirmar ni desmentir esta información ante la pregunta de Libre Mercado.
Poco comprometidos con sus trabajadores
«La crisis de precios no la deben pagar los trabajadores ni los salarios», redactó en Twitter el secretario general de UGT Pepe Álvarez allá por el mes de septiembre, aunque nos acostumbra a este tipo de afirmaciones ante los medios para presionar a los empresarios a que modifiquen y firmen nuevos convenios colectivos. Bajo esta premisa, su sindicato, en la última reunión del mes de marzo con la CEOE dentro del marco del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) fue mucho más ambicioso de lo que pretende aplicar en su propia casa. UGT y CCOO propusieron una subida de un 5% en 2022 y un 4,5 para 2023. La diferencia es abismal respecto a lo que quiere para su plantilla. La cual, para ser justos, sí que valora positivamente que al menos el sindicato haya mejorado su propuesta inicial que iba desde el 0% al 2%, según Europa Press. Menos da una piedra.
En casa del herrero, cuchillo de palo, dice el refranero español para referirse a casos como éste o como los que ha publicado con anterioridad Libre Mercado denunciando situaciones parecidas en el sindicato CCOO en Valencia y en Galicia.
«Con estas propuestas de retroceso, que avergonzarían a cualquier sindicalista, es obvio que la parte empresarial no tiene como objetivo negociar de buena fe, y sólo pretende alargar un proceso cuyo fin último es destruir nuestro convenio colectivo marco», critica el sector díscolo con la manera de actuar de su sindicato. Denuncian que la ‘parte empresarial’ de la comisión negociadora quiere que la vigencia del nuevo convenio finalice este mismo año, cuando ya han transcurrido casi cuatro meses del mismo, pero es que además denuncian que quieren eliminar para las nuevas incorporaciones, la gratificación de jubilación.
Recortes de derechos laborales
Pero no sólo se quejan de la pequeñísima subida salarial propuesta sino de «recortes» de sus derechos laborales.
Los trabajadores de UGT denuncian que el sindicato ha planteado reducir las cantidades para los trabajadores que cumplen con la antigüedad e «imponer» que en todos los organismos la jornada continua sea sólo de dos meses (julio y agosto), cuando hasta ahora cada organismo tenía libertad para decidir si querían alargarlo un poco más en el tiempo.
Se quejan además de que, en contra de su criterio, quiere añadir una cláusula nueva para que «de forma unilateral, se pueda acordar el descuelgue del convenio sin necesidad de justificación ni negociación».
Fuente: libremercado.com (13/4/23) pixabay.com