Los quioscos reinventan su negocio con dinero en efectivo y paquetes de Amazon

En el flanco derecho del quiosco de Roberto se aposentan desde hace tres semanas un cajero de Euronet y unas taquillas para recoger paquetes de Amazon. Se trata de un proyecto piloto aprobado por el Ayuntamiento de Madrid con el que se pretende reinterpretar y alargar la vida de un negocio en declive por la caída de las ventas de la prensa en papel. La intención es instalar en estas casetas una serie de servicios que no solo atraigan más clientela, sino que repercutan económicamente en el bolsillo de los quiosqueros.

La idea surge en Urban Service Point, una empresa barcelonesa fundada en 2018 que ya ha transformado unos 200 quioscos entre Barcelona, Madrid, Málaga y Granada. Esta compañía plantea una nueva concepción del sector, en la que además de periódicos y revistas, también caben cajeros automáticos, lockers para el reparto de paquetería, estaciones de medición de ruido y contaminación o puestos de carga para patinetes eléctricos, bicicletas o motocicletas. El propósito es convertirlos en un punto de servicio al barrio.

«Su modelo de negocio se ha deteriorado, es un negocio que necesita transformarse y adaptarse»

Por el momento, Roberto solo tiene en su caseta un cajero y un locker, aunque espera que pronto le instalen un punto de recargas eléctricas. «Todos los días se reparten paquetes», apunta el quiosquero mientras escenifica cómo escucha el abrir y cerrar de las taquillas. Para él, esta iniciativa va a servir para frenar la preocupante tendencia del sector, que se encuentra en «al borde de la desaparición». Considera que aún es pronto para confirmar que funcionará, pero, por el momento, se muestra esperanzado al ver que «arrastra un poco más de gente» hacia su negocio.

Junto al quiosco de Roberto, ubicado en una esquina idílica de la madrileña calle Princesa, al lado de la boca del metro Argüelles y El Corte Inglés, otros dos puestos de la capital están participando en este proyecto piloto: uno en Plaza Castilla y otro en Goya. Fue la Asociación de Vendedores de Prensa quien se encargó de proponer estos emplazamientos después de que el consistorio madrileño y Urban Service Point alcanzaran un acuerdo. «Hemos estado un año hablando con el Ayuntamiento hasta que nos avisaron de que esto iba para adelante y supongo que ahora llegaremos a un acuerdo para que adhieran muchos más quioscos», explica.

El quiosquero cuenta con la experiencia suficiente —más de 25 años entre periódicos en una caseta que previamente habían regentado sus padres— para reconocer que esta es una de las últimas oportunidades que tienen para que estos negocios perduren. Esa misma sensación es la que detectaron los fundadores de Urban Service Point cuando emprendieron esta aventura empresarial. «Su modelo de negocio se ha deteriorado, es un negocio que necesita transformarse y adaptarse», recalca el cofundador de la empresa, Luis Sancho, que se sumergió en este proyecto junto a su padre.

Los Luises, como les llaman cariñosamente las empresas que participan en su proyecto, también han mamado el sector de los quioscos desde pequeños. El abuelo de uno y padre de otro trabajó gran parte de su vida en este mundo, primero repartiendo periódicos a viva voz en la calle y después como distribuidor de prensa. Con esta morriña a sus espaldas, su afán es «llegar ahí donde haya quioscos». Por eso, no se conforman con transformar las 5.000 o 6.000 casetas que hay en España, sino que tienen el punto de mira puesto en el sur de Europa, para expandirse por Portugal, Italia y Grecia.

No todos los quioscos en los que intervienen tienen los mismos servicios, ya que el entorno que les rodea es diferente y deben respetar el mobiliario urbano. Por ejemplo, hay casetas con una farola o una papelera en alguno de los laterales que impide una implantación completa. Aunque, como apunta Sancho, su pretensión es «hacer un modelo de transformación entendible, no un Frankenstein». «Nuestro objetivo es que en todos los quioscos haya los mismos servicios o al menos los mismos servicios que son perceptibles para el ciudadano», aclara.

Más allá de Amazon o Euronet, la empresa cuenta con otros socios, a los que se refieren con el término inglés partners. La mayoría de ellos son empresas de movilidad eléctrica que pueden aprovechar los quioscos para instalar estaciones para cargar las baterías extraíbles de patinetes, bicicletas o motocicletas. En concreto, tiene acuerdos con Yego Urban Mobility, Superpedestrian, Ridemovi Cooltra. También con otras tres compañías de diversos sectores, como Epay, con quien ofrece recargas telefónicas; Europastry, para el reparto de pan; e Incapto, para comercializar cápsulas de café.

No se conforman con transformar las 5.000 o 6.000 casetas que hay en España, sino que tienen el punto de mira puesto en el sur de Europa

Aunque quizás su mayor partner es la administración local. Como se trata de infraestructuras que se encuentran en la vía pública, es con los ayuntamientos con quien hablan para poder actuar en los quioscos. Cada negociación es un mundo, pero por lo general salen adelante, ya que los consistorios «se preocupan porque tiene una infraestructura en desuso ocupando la vía pública», indica Sancho. Además, es un quid pro quo, porque si los ayuntamientos encuentran la forma para implementarlo, pueden incorporar al quiosco medidores de ruido o contaminación que le ayudan en la toma de decisiones.

Urban Service Point es, por tanto, el nexo de unión entre quioscos, ayuntamientos y partners. Son estos últimos los que pagan por instalar sus servicios, con un dinero que posteriormente se reparte entre la empresa barcelonesa y el quiosquero. Sin entrar en números concretos, Sancho asegura que ellos se llevan una pequeña parte: «Lo que aseguramos es que la mayoría de ingresos se deriva al quiosquero, para que se gane bien la vida y no cierre, y nosotros nos llevamos un pequeño porcentaje».

Fuente: elconfidencial.com (9/7/23) pixabay.com

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