Ingvar Kamprad es el fundador de uno de los modelos de negocio más importantes de los últimos tiempos, la multinacional sueca Ikea. Una compañía que fundó con tan solo 17 años con el dinero que su padre le dio por su buen rendimiento estudiantil.
En un principio, Kamprad vendía cerillas que compraba al por mayor y vendía individualmente entre sus vecinos. Poco a poco fue aumentando su arsenal de productos, vendiendo pescado, lápices, carteras, adornos de navidad o semillas. Cinco años después comienza a vender muebles, el primero de ellos un sillón. Y poco después, en 1953, lanza su primer catálogo de muebles.
Internacionalización forzosa
Ante el repentino éxito de la compañía, los productores locales de muebles inician una campaña contra IKEA, que es incluso excluida de las ferias del sector. Este ataque supone un punto de inflexión para Kamprad, que toma varias decisiones que le permiten llevar al éxito a su empresa, principalmente comprar y vender en el exterior de Suecia.
En el libro ?Por qué unas tiendas venden y otras no?, de Luis Lara y Jorge Mas, se analizan los motivos del éxito, tal y como recuerda finanzas.com, que incluyen desde el formato de embalaje como la filosofía de móntatelo tu mismo. A partir del mismo se pueden resumir 10 principios empresariales.
Espíritu emprendedor: «Sólo dejas de cometer errores cuando duermes»
Gestión del tiempo: «Divide tu vida en unidades de diez minutos y sacrifica las menos posibles en actividades insignificantes. Termina el trabajo que tienes pendiente cada día. Es el mejor somnífero»
Simplicidad: «La burocracia complica y paraliza. La planificación en exceso es la principal causa de ‘muerte corporativa’. Yo le digo a los economistas ¿Qué demonio es el porcentaje?».
Realización personal: «La felicidad no está en alcanzar tu objetivo, sino en el camino hacia el objetivo, así que quita la palabra imposible de tu diccionario»
Orientación al cliente: «Reflexiona: Si es bueno para los clientes, lo será para ti en el largo plazo. Hacer negocios con la conciencia tranquila es una actitud que merece la pena».
Ahorro: «El desperdicio de recursos es un pecado mortal en Ikea»
Autoconocimiento: «Tengo numerosos defectos. Falta de seguridad en mí mismo, falta de determinación, incapacidad para los idiomas, un desastre como organizador, lamentable falta de receptividad para el aprendizaje, entre otros. Por suerte, Nuestro Señor me ha concedido la facultad de reconocer mis debilidades, de modo que tengo la oportunidad de compensarlas, por ejemplo, eligiendo bien a mis colaboradores. Por otro lado, tengo cierto olfato para los negocios y una buena porción del sentido común propio de los campesinos».
Innovación: «¡Qué demonios!, pues le quitamos las patas y las ponemos debajo del tablero», me dijo Gillis. Y vaya si el paquete quedó pequeño y perfecto…»
Sostenibilidad: «Tenemos que encontrar más tiempo para nosotros mismos y para recuperar el respeto al medio ambiente en el que vivimos»
Mejora continua: «Hay pocas personas que hayan tenido tantos fracasos en su vida como yo. Ikea no es totalmente perfecta. Me irrita profundamente escuchar que Ikea es la mejor empresa del mundo. Estamos en el buen camino para lograrlo, con toda seguridad, pero aún no estamos ahí».
Fuente: Eleconomista.es (18/2/13)
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