Quizá el clasismo siga siendo inherente al Reino Unido de hoy, pero la división de su sociedad ya no se corresponde con los tres clásicos estratos asentados en el siglo XX: clase alta, media y trabajadora. Un ambicioso estudio, auspiciado por la BBC con la colaboración de expertos de la London School of Economics y la Universidad de Manchester, acaba de desbaratar esos estereotipos por considerarlos una reducción muy simplista que no tiene en cuenta factores esenciales como el capital social del individuo o sus intereses y actividades culturales, y que se traducen en hasta siete diferentes clases sociales.
La nueva radiografía social británica, elaborada a partir de una investigación que ha implicado a 160.000 personas, todavía está definida en sus dos extremos antitéticos por una élite opulenta y una clase que apenas subsiste con la ayuda del Estado, calificada por el estudio de “precariado” (precariat, en inglés). Es en las escalas intermedias donde se precisan las matizaciones, porque los tradicionales conceptos de clase trabajadora y clase media solo se ajustan actualmente a un 39 por ciento de la población.
La clase obrera ha menguado en el siglo XXI y la noción genérica de clases medias aparece hoy más diversificada, dando paso a otras nuevas subcategorías. De menos a más, seguiría a los peldaños del “precariado” y la clase trabajadora un sector denominado “trabajadores emergentes de los servicios”, individuos mayoritariamente jóvenes y urbanos que, a pesar de sus bajas rentas, son muy activos en los ámbitos cultural y social. Un escalón por encima lo encarnan los “nuevos trabajadores acomodados”, muy parecidos sociológicamente a los anteriores aunque disfrutan de medios económicos más holgados.
La “clase media técnica”, el siguiente paso en el escalafón, aparece por el contrario menos interesada en el consumo de productos culturales, si bien dispone de ingresos más altos. En penúltimo lugar, la “clase media establecida” acapara capital social y cultural, además de dinero, aunque sin llegar al máximo estatus de privilegio encarnado por las élites.
Un 15% de los ciudadanos deba lucha día a día por la pura supervivencia
Los responsables de este novedoso dibujo de la sociedad británica subrayan el hecho negativo de que en pleno siglo XXI todavía un 15% de los ciudadanos debe lucha día a día por la pura supervivencia, absolutamente dependientes de las ayudas públicas, sin dinero, estudios o cualquier tipo de interés cultural. Pero subrayan la riqueza y complejidad de un tejido social en el que los tradicionales baremos de la riqueza y la ocupación del individuo han quedado obsoletos, en pro de otras consideraciones como su implicación en el entorno social o la naturaleza de sus intereses y actividades culturales, que otorgan un valor adicional e importante a la vida de las personas.
Fuente: Elpais.com (4/4/13)
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