Las estrategias más rastreras de los restaurantes para ahorrar dinero y ampliar márgenes
Y es que según publica el diario británico The Guardian, algunos restaurantes están poniendo en marcha algunas estrategias que se podrían cuestionar: poner cervezas con mucha espuma o vender botellas de vino desconocidas a precios muy superiores a su coste real son dos buenos ejemplos.
Otro de los trucos reside en utilizar menor cantidad de los ingredientes más caros con los que se elabora un plato. Por ejemplo, en una ensalada que lleve pasas y nueces, la presencia de estos dos últimos ingredientes puede ser testimonial, ya que son materias primas con precios elevados. Esta técnica es muy habitual también en las pizzas, donde en ocasiones cuesta encontrar el bacon, la carne o las anchos entre el queso y el tomate.
A veces los restaurantes pueden reemplazar unos ingredientes por otros a la vez que mantienen el precio del conjunto del plato. Algo así ocurrió en EEUU cuando el camarón alimentado en criaderos de Asia sustituyó al atún como plato principal en muchos mesones. El camarón se convirtió en el plato de moda en EEUU.
Un aspecto muy importante que puede llegar a incrementar en 1.000 dólares al mes el beneficio de un restaurante es la colocación estratégica de los platos dentro de la carta. Según estudio los platos que se sitúan en el centro de la carta son los que el público tiende a pedir con mayor frecuencia. De este modo, muchos restaurantes deciden colar en el centro de la carta sus platos más rentables.
El nombre puede ser otro factor influyente a la hora de decantarse por un plato u otro. Escoger un nombre elegante y original para un plato común o barato, puede ser suficiente para asignarle un precio más alto y que se venda con suma facilidad. Al igual que encoger el tamaño de los platos para que dé la impresión de que la comida dentro del recipiente es más de la que realmente es. Esta es otra estrategia estrella para incrementar los márgenes de beneficio.
Otra técnica curiosa reside en el peso del cubierto, los comensales tienden a pensar que una carne es de mejor calidad cuanto más pesa el cubierto, así que algunos restaurantes pueden cobrar precios elevados por carnes ordinarias si tienen unos cubiertos gruesos o de plomo si es necesario.
Fuente: Eleconomista.es (2/12/14)
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