El vicepresidente y consejero delegado de FCC, Juan Béjar, ha sorprendido a más de uno con su sinceridad cuando se ha referido a las claves de su gestión durante una charla ofrecida esta mañana en Madrid, en el marco de los Desayunos Esade.
Se trataba de poner de manifiesto las enseñanzas que le han aportado los últimos meses de trabajo de reconversión en una de las mayores firmas de infraestructuras y servicios del mundo, con 80.000 empleados. Al término de su intervención, se le preguntó desde el público cómo conseguía llevar a su equipo directivo hacia la consecución de los objetivos, y Béjar, que acumula experiencia anterior en Ferrovial, Citi o en el sector cementero, no se ha andado con paños calientes. Estas son sus recetas.
1. Pasar del dicho al hecho. El responsable de FCC ha asegurado que analizar las debilidades de una empresa es fundamental, pero lo es aún más ejecutar las decisiones tomadas. “Además de estudiar la problemática hay que actuar, y con rapidez. La determinación es el principio de gestión más importante. Lo peor es la no actuación”.
FCC realizó el año pasado provisiones por 1.681 millones en sus cuentas en reconocimiento del deterioro de activos y negocios; puso en marcha un plan de desinversiones; lanzó un duro ajuste de plantilla, y reestructuró la dirección. Con todo, los accionistas tuvieron que renunciar al dividendo y es posible que no lo recuperen con cargo a un ejercicio 2014 en el que comienza a normalizarse el día a día en la empresa.
2. Coherencia. El ejecutivo, según Béjar, debe ser coherente con lo que dice ante la plantilla, clientes e inversores.
3. Transparencia. Cuando se identifican los puntos débiles hay que reconocerlos y ponerlos de manifiesto. A continuación se debe actuar. Una de las dificultades a lo largo de la carrera de este experto en infraestructuras es pilotar empresas con una marcada propiedad familiar. La complaciencia no ayuda a crecer.
4. Abajo barreras. “Las barreras dentro de una empresa deben derribarse. A mí me gusta estar en contacto con mis empleados y conocer lo que está sucediendo en la organización”, ha comentado el consejero delegado de FCC.
5. Presión y tensión. Una de las misiones del consejero delegado es “complicar la vida todo lo posible” a sus colaboradores. “Hay que llamar a la plantilla al ámbito de la auto exigencia, sacarles del área de confort y que cada uno acuda al trabajo con el convencimiento de que puede y debe resolver cualquier problema”. Según el ejecutivo de FCC, cada jefe de obra es responsable de su cuenta de explotación. Días después de su llegada a lo más alto de FCC, en enero de 2013, lanzó un plan estratégico y, a continuación, un duro programa de ajustes.
6. Dosis de desorden. “Me gusta cierto desorden, hablar con todo el mundo en la empresa y que tomen sus decisiones. Dejo que la gente haga y que hable conmigo y me cuente lo que estime oportuno. Ellos deben saber qué cosas han de trasladarme”.
7. Confianza. Béjar da capacidad de maniobra a sus directivos y reconoce que les otorga la máxima confianza. Pero también se muestra inflexible con los que se quedan atrás.
8. Adaptación al cambio. El consejero delegado de FCC se niega a convivir con los integrantes de su equipo que son incapaces de adaptarse a la situación cambiante del negocio. No duda en sustituir a cualquiera de ellos si en el mercado encuentra personal más preparado o con mejor actitud. De hecho, está inmerso en la renovación de un buen número de los 300 altos directivos de la compañía.
9. Responsabilidad, mérito y eficiencia. Son los tres pilares en que debe basarse la actuación y promoción de los empleados de FCC.
10. Visión internacional. El negocio es global y la estrategia debe serlo del mismo modo, empezando por el consejo de administración y terminando por el último de los 80.000 empleados.
Dejar una contestacion