Los fundadores de Google presionan para que se reconozca este derecho más allá de la Tierra.
Planteary Resources, una start-up con ínfulas de megacompañía al estilo de la saga Alien, está detrás de una iniciativa legislativa (ver PDF) que comenzó a tramitarse el pasado mes de diciembre en EEUU y que, entre otras cosas, pretende que la primera potencia mundial reconozca el derecho de propiedad en el espacio. «Todos los recursos obtenidos en un asteroide en el espacio exterior son propiedad de la entidad que haya obtenido esos recursos», reza el primer punto de la propuesta, que concluye arrogándose la jurisdicción exclusiva para los tribunales de ese país en caso de conflicto.
La estrafalaria propuesta choca abiertamente con el citado tratado de Naciones Unidas, aprobado en 1967 y que tras recordar que su regulación asimila a cualquier otro cuerpo celeste las disposiciones aprobadas para el único satélite natural de la Tierra, señala que «ni la superficie ni la subsuperficie de la Luna, ni ninguna de sus partes o recursos naturales podrán ser propiedad de ningún Estado, organización internacional intergubernamental o no gubernamental, organización nacional o entidad no gubernamental ni de ninguna persona física». Claro que los tratados del denominado «espacio ultraterrestre» admiten la posibilidad de que los recursos sean explotados, pero especifican taxativamente que habrá que arbitrar antes un «régimen internacional (…) cuando esa explotación esté a punto de llegar a ser viable».
Capturar asteroides
En otras palabras: el derecho internacional vigente sólo permite la minería espacial si antes se aprueban tratados más detallados, normas que -de todas formas- nunca podrían reconocer la propiedad privada sobre determinadas parcelas del resto del universo como -por ejemplo- los asteroides. Si se hace caso de lo que Planetary Resources afirma, ese momento ha llegado ya: «(la empresa) ha completado la construcción de su primera nave espacial y está esperando el momento de lanzamiento. Una vez lanzado, este satélite demostrará las tecnologías básicas de futuras misiones de Planetary Resources».
No se trata de rebuscar en los cuerpos celestes para encontrar carbón o petróleo, sino fundamentalmente de utilizar los asteroides como la materia prima con la que construir y alimentar in situ naves espaciales diseñadas exclusivamente para el transporte en el espacio estelar y no para salir y entrar de la atmósfera terrestre. Pese a la claridad con la que se expresan los tratados del espacio, firmados por cierto por todas las grandes potencias y EEUU entre ellas, parece poco probable que los mismos actores que continúan compitiendo por los cada vez más escasos recursos petrolíferos hasta ahora fuera, tengan incentivos para sentarse a negociar una norma que les vincule y limite en la conquista de nuevos territorios y el aprovechamiento de sus recursos.
Fuente: Eleconomista.es (14/10/14)
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