La increíble historia de los 5 amigos que han traído a España los robots antiCovid-19

Era 13 de marzo. Un día antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma, cinco amigos se pusieron en marcha para abordar una de las misiones que más alegría y esperanza ha dado a la Sanidad española en los días más oscuros del coronavirus: traer cuatro superrobots que permiten el análisis de pruebas masivas de test de Covid19, el verdadero cuello de botella que sufre nuestro país actualmente en la necesaria labor de detección y prevención del virus. Cada robot puede hacer 2.400 tests PCR diarios, por lo que las cuatro unidades podrán realizar casi 70.000 análisis a la semana.

Rocío Martínez, investigadora española que trabaja en el King’s College de Londres, fue quien descubrió al resto del grupo estos robots y la gran ventaja diferencial que ofrecen frente al resto: son ‘abiertos’ (opensource), y por tanto válidos para los kits de test de cualquier marca comercial, y adaptables a cualquier protocolo, algo crítico, si se tiene en cuenta que estos varían de un hospital al otro.

Al otro lado de la pantalla, confinados pero no quietos, Andreu Veà, profesor, investigador y pionero en internet; Javier Colàs, presidente de Medtronic España durante un cuarto de siglo y ahora director de innovación en Esade; Sandra Figaredo, consultora senior de asuntos públicos en Llorente y Cuenca; y María Parga, directiva de BME y presidenta del consorcio Alastria, asociación sin ánimo de lucro que fomenta la economía digital a través del desarrollo de Blockchain y nexo común de los cinco.

Rocío les explicó que había una empresa en Estados Unidos, Opentrons, que tiene estas máquinas, pero la fábrica donde se producen se encuentra en China. Todo un reto para conseguir ya no solo financiar la compra, sino también traer los equipos desde la otra punta del mundo y distribuirlos en los cuatro hospitales que, según ellos identificaron, más los necesitan: el Clínic de Barcelona y el Vall d’Hebrón, en Cataluña; La Paz y el Instituto de Salud Carlos III, en Madrid.

Inditex ha aportado toda la logística para traer desde China los robots. (EFE)
Inditex ha aportado toda la logística para traer desde China los robots. (EFE)

Cuando se analizó la posibilidad de abordar este proyecto desde el lado público se encontraron con una montaña de problemas: Sanidad necesitaba abrir un presupuesto extraordinario, y eso requería un tiempo que España no tiene; y si se acudía a una comunidad autónoma, se limitaba regionalmente el alcance del proyecto, que pretendía ser nacional… La única solución era lograr financiación privada. Pusieron nombre al proyecto, ‘Covichain Robots’, y se pusieron manos a la obra.

El precio de cada uno de estos robots asciende a 100.000 euros y necesitaban convencer a alguien de manera inmediata para poner sobre la mesa 400.000 euros. “Todo el proyecto ha sido posible gracias a nuestra red de contactos”, recuerda Sandra, que todavía se muestra sorprendida cuando recuerda cómo se logró financiar la compra de los equipos en tan poco tiempo. El departamento de asuntos públicos de Llorente y Cuenca se puso en contacto con Ismael Clemente y Miguel Ollero, consejero delegado y director general de Merlin Properties, respectivamente, y les contó el proyecto. A la primera dijeron, «abre el correo, ahí lo tienes”.

En solo tres semanas, cinco amigos han conseguido movilizar al Gobierno y a algunas de las mayores empresas del país para traer una tecnología crítica

Ahora necesitaban que alguien, “gratis, porque no tenemos un duro, esto es todo altruista”, les dejara un avión para traer los equipos. No lo dudaron, llamaron a Inditex, y el gigante de la moda, que desde el primer momento ha puesto toda su logística al servicio del país, solo les preguntó “¿qué necesitáis?”. La empresa se encargó de recoger los equipos en Shenzhen, el Silicon Valley chino, donde Opentrons tenía los robots y trasladarlos a Shanghái para subirlos al avión que los traería a España.

“Ha sido una colaboración increíble”, recuerda Sandra, incapaz de poner cifras a la ayuda del dueño de Zara. “¿Cuánto puede costar solo fletar un avión? Es que no sé ni decírtelo. Y ellos se encargaron de todo en China”, añade. Fue en este punto de la misión cuándo se vivieron los momentos más tensos. En el traslado en China, hubo un momento en el que dijeron que habría que dividir la carga [mandar tres ahora y uno más tarde] y los promotores pidieron por favor que no, para que llegaran todos juntos, y al final se arregló. Un problema que ahora, con los equipos ya en España, hasta se relativiza; pero que entonces, a mitad de misión, con la diferencia horaria, la distancia, los nervios…, generó momentos de tensión.

Unos nervios que no se ocultaron, ya que los cinco promotores informaban diariamente a empresas y hospitales de cómo iba el proceso, lo que terminó convirtiendo a todo el equipo en una pequeña ‘familia’ que fue creciendo con cada nuevo obstáculo. El siguiente fue cómo conseguir los ordenadores que permitieran a los robots comunicarse entre sí. Aunque coloquialmente hablamos de cuatro robots, en realidad son cuatro estaciones formadas por ocho máquinas cada una, y cada máquina necesita sus propios equipos informáticos. “Se lo pedimos a Apple España, porque Opentrons nos dijo que la conexión era fundamentalmente a través de MAC”. Y como el resto de compañías, la empresa solo preguntó que adónde había que enviarlos.

En todos los casos, cuando pedían ayuda a una compañía le enviaban el proyecto por escrito, explicando claramente la transcendencia de su éxito, y “todo el mundo veía que era fiable y que se necesitaba”. En el momento en el que se encuentra España es crítico contar con una tecnología que permite procesar 2.400 test al día en cada equipo, casi 10.000 en total, multiplicando exponencialmente la velocidad de estas pruebas, y liberando al personal de los departamentos de microbiología de estos hospitales, profesionales que están directamente expuestos al contagio.

Los tests masivos son la base de la estrategia de futuro contra el coronavirus, al permitir identificar quién se ha contagiado, y quién no, y a partir de aquí empezar a establecer un sistema predictivo de información de cuánta gente puede estar contagiada y cuánta es inmune, abriendo así la puerta a futuros certificados digitales que acrediten quién puede ir a trabajar y quien debe permanecer confinado… Pero eso es el futuro. Antes había que conseguir traer los robots a España.

Una vez conseguidos los ordenadores de Apple, surgió el siguiente obstáculo: conseguir 4 ingenieros que se encargasen de la programación de cada equipo, porque Opentrons, por las excepcionales circunstancias que estamos viviendo, no podía enviarles los suyos, como suele hacer con cada compra. También vieron que necesitaban que alguna empresa les aportará los equipos periféricos que iban a necesitar estas estaciones. Entonces entraron en escena Manpower y Telefónica.

Merlin ha financiado la compra; Inditex ha puesto su logística; Apple y Telefónica, equipos informáticos; Ikea, mesas; Manpower ha contratado ingenieros…

Además de encargarse de contratar a los ingenieros, Manpower también decidió pagar sus sueldos, ya que, aunque se ofrecieron voluntarios, se decidió que debían ser remunerados. “Se trata de un perfil muy concreto, especializado en robótica y programación Python, que no es precisamente barato. Pero es que, además, van a trabajar en la zona cero… No podíamos aceptar que trabajasen como voluntarios”, recuerda Sandra.

Todo este trabajo se fue haciendo en España mientras que los robots venían de China, lo que llevó a tener los equipos informáticos antes que las ansiadas máquinas. Y, nuevamente, la generosidad abrió la siguiente puerta. En esta ocasión, fue un pequeño empresario, amigo de uno de los informáticos, que puso a disposición una nave donde poder empezar a configurar los equipos mientras llegaban los robots. “En Opentrons se han quedado alucinados de lo que están haciendo nuestros ingenieros, tenemos profesionales de primerísimo nivel en este país”.

Estos robots permiten analizar 2.400 tests al día.
Estos robots permiten analizar 2.400 tests al día.

Desde el Ejecutivo también se ha tenido conocimiento de este proyecto desde prácticamente el principio. El Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, y beneficiario de uno de los robots, fue quien les autorizó toda la operativa; mientras que Hacienda e Interior también han estado pendientes por si ocurría cualquier incidencia en aduanas. “Queríamos transmitir cómo desde la sociedad civil se puede hacer un proyecto que ayude a toda la sociedad y que cuente con la colaboración público-privada, porque aquí se han implicado tres administraciones: la central, por el Carlos III; Madrid, por La Paz; y Cataluña, por Vall d’Hebrón y el Clínic”.

Queríamos transmitir cómo desde la sociedad civil se puede hacer un proyecto que ayude a todos y que cuente con la colaboración público-privada

Esta suma de fuerzas permitió que, cuando el viernes 3 de abril, a las 14.20 horas, aterrizaron en Madrid más de cinco toneladas de máquinas, estuviera todo listo. Con los robots ya aquí, sólo faltaban los últimos retoques, como las mesas que donó Ikea a un hospital que necesitaba mobiliario adecuado para instalar su robot, o las labores de transporte que facilitó Renfe para que los equipos informáticos llegaran a Barcelona.

“Ahora estamos trabajando en comprar otros cuatro robots, que estarán disponibles a partir del 13 de abril. También tenemos pendiente escribir una carta a los presidentes de todas las empresas que nos han apoyado”, señalan los promotores, quienes esperan que esta historia sirva para que la gente se dé cuenta de que, en vez de estar discutiendo, es mejor que se una y vea que uniéndose se puede conseguir todo. «Mira lo que hemos hecho nosotros, que somos cinco mindundis”.

Fuente: Elconfidencial.com (11/4/20) Pixabay.com

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