En mayo del año pasado, Carlos Garces se apuntó a una competición de emprendimiento en Barcelona. Era una especie de ‘hackaton’, esos eventos en los que se exponen problemas sobre un tema en concreto y los diferentes grupos trabajan durante un fin de semana para crear soluciones tecnológicas. La temática era la logística marítima. La cuestión es que este joven catalán de 29 años no tenía equipo con el que competir. En realidad, nadie lo tenía. Se creaban aleatoriamente. «Alguien entró en la sala donde estábamos y dijo que hiciésemos grupos de cinco. Yo me junté con otros cuatro chicos con los que había intercambiado alguna palabra mientras esperábamos». Dos días más tarde, habían dado forma teórica a un sistema para seguir en «tiempo real» los contenedores que llegan al puerto de la Ciudad Condal.
Se hicieron con el segundo puesto. Ese fue el germen de lo que se convertiría meses después en ‘Shellock’, una ‘startup’ que propone un sistema de sellos inteligentes para los contenedores que viajan en buques por todo el mundo, una de las principales vías de envío de mercancías a día de hoy. «En un primer momento todos decidimos seguir con lo que había nacido ese fin de semana, pero después del verano, en septiembre, solo nos quedamos dos con la idea», aclara.
‘Shellock’ nació en un concurso de 3 días, donde los integrantes del equipo ni se conocían previamente
Fueron él y Omar Calderón. Ambos son ingenieros marítimos aunque Garces, también desarrollador informático, no había llegado a ejercer en el sector. Su ‘socio’ sí que contaba con experiencia en dicho gremio Tidewater Marine y el Canal de Panamá. Poco después ficharían a Ferrán Guasch, ingeniero electrónico y de ‘hardware’, compañero de trabajo de Carlos en Mercedes.
Hasta 16 intermediarios
El problema al que hacen frente su proyecto es uno que acompaña desde hace años a la logística marítima: la recurrente incertidumbre de los plazos. «Piensa, por ejemplo, en un contenedor que viene desde China. Sale del punto origen destino España. Tiene que pasar por aduanas, aseguradoras, el puerto, posibles escalas, llegada a Valencia, transporte hasta Madrid… Se calcula de media que hay 16 intermediarios por envío«, añade.
El problema principal para remitentes, transitarios y transportistas, es que por lo general tienen dificultades para localizar, asegurar y anticipar los tiempos de entrega. «Actualmente, en la mayoría de casos, se van manteniendo contacto telefónico o vía email, pero nosotros proponemos un nivel de seguimiento en tiempo real. Mejorar los sistemas existentes», aclara. Un temporal puede suponer unas horas o jornadas clave y ese retraso se puede ir multiplicando a lo largo del resto de la cadena. «Ese coste puede acabar repercutiendo en el consumidor o la última empresa de la cadena», añade.
Ellos proponen sustituir los actuales sellos que se adhieren a los contenedores por un dispositivo con forma de candado, con una identificación asociada a cada uno de ellos. «De esta manera desde un móvil o un navegador web se podría consultar la posición exacta. Y tener los camiones o los operarios listos en cada momento», añade. El invento contará con sensores de localización así como los elementos para la conectividad pero también otros como los dedicados a detectar los condiciones meteorológicas -«algo que puede influir directamente en los plazos de entrega»-, entre otros.
«A día de hoy ya se ofrecen a modo de pruebas GPS para los contenedores. Pero está todo muy retrasado», explica Mikel Dönges, experto en transporte de mercancías y logística de Green Ibérica / Romeu a este respecto. «Pero no es una implementación generalizada. La de los barcos es una industria muy retrasada en comparación con otras similares cuando hablamos de digitalización«.
Un ‘candado’ también contra robos
Pero no solo son los retrasos los inconvenientes que pueden atajar. Están las pérdidas y los robos.»Si varios barcos se retrasan y confluyen al mismo tiempo, se acaba generando un cuello de botella. Se pueden encontrar con el problema, al haber descargado tantos contenedores, de que al darles salida algunos se extravían», cuenta Garcés. «Hay veces que incluso se manipulan los cierres para acceder ilegalmente al contenido», añade. Por eso ‘Shellock’, que está pensando para integrarse en los flujos de trabajo de todos los intermediarios, cuenta con un sistema de alertas, que también avisará si alguien intenta romper el precinto. La empresa aseguradora Marsh, que lleva analizando diversos incidentes en el transporte marítimo, calcula que cada curso la mercancía robada, extraviada o perdida tras caer al océano en incidentes de diversa índole supone al menos unas pérdidas de mil millones de dólares.
El último punto a destacar es que este invento es reutilizable, a diferencia de los sellos actuales. «Cuando se termina la entrega, se reinicia y se le asigna, de la misma manera que se hace actualmente, un código de otra mercancía», añade. Según las cifras que manejan el gremio consume hasta 4.000 kilos anuales en materiales plásticos de usar y tirar con este fin.
Tras unos meses de guerrilla -«al principio tuvimos que aprender hasta cosas de gestión de proyectos, porque no conocíamos bien como hacerlo», confiesa- en enero de este año lograron asociarse con la Universidad de Barcelona y este proyecto comenzó a tomar más cuerpo. En febrero ingresaron en ‘Explorer’, un programa de incubación de empresas auspiciado por el Banco Santander del que resultaron ganadores tras 12 semanas de ‘concurso’. Entre los respaldos que han conseguido en este tiempo está el de Grupo Romeu, la mayor empresa de transporte de mercancías en España, así como de Puerto de Barcelona. El pasado viernes sumaron la última muesca: la Cámara Panameña de Tecnología de Información, Innovación y Telecomunicaciones les incluía entre los ganadores de un concurso de emprendimiento.
Objetivo: Noruega
Garces dejó el mes pasado su empleo en Mercedes para dedicarse en exclusiva a esta aventura empresarial. «Durante este tiempolo iba compatibilizando, pero ahora ya ha alcanzado una nueva dimensión», añade. «Hemos hecho mucho trabajao en remoto, desde antes del confinamiento. Es más, Carlos y Ferrán aún no se han conocido físicamente, más que por videoconferencia. Para que te hagas una idea». La hoja de ruta pasa ahora por establecerse ‘temporalmente’ en Noruega. Concretamente en la localidad de Haugesund. Allí, donde hay una importante industria naviera, han conseguido plaza para una aceleradora de nuevos proyectos marítimos.
«El programa incluye una parte de mentoring puramente empresarial pero también una parte de específica en la que trabajaríamos con empresas de logística y otros actores para terminar de redondear el producto y producir una primera serie del mismo», añade.
Para sufragar alguno de los gastos asociados a una estancia de dos meses allí han lanzado un ‘crowfunding‘ en Indiegogo. «Lo cierto es que lo de la ‘coronacrisis’ ha complicado el acceso a otras vías de financiación que teníamos pensada. Esperemos que no lo complique más».
Fuente: Elconfidencial.com (9/7/20) Pixabay.com