El Gobierno está trabajando en una batería de medidas para desatascar las canales de financiación a pymes y autónomos. Conseguir un crédito hipotecario se ha convertido en una misión casi imposible para las pequeñas y medianas empresas. Una de las nuevas vías que se están explorando es ordenar y clarificar la regulación sobre las garantías muebles. El objetivo final es hacer posible que, por ejemplo, un empresario del sector de la agricultura pueda hipotecar sus cosechas futuras ante un banco a cambio de un préstamo.
La hipoteca mobiliaria no es una figura nueva. Está regulada en una ley de 1954 y es una práctica habitual en la financiación de grandes buques. En estas voluminosas operaciones, la nave a construir funciona a su vez como garantía ante la entidad financiera que pone el dinero por adelantado. La intención del Gobierno es actualizar y armonizar esta legislación para extender su uso. Desde los Ministerios de Economía, Justicia e Industria se están ultimando ya los detalles de un borrador de ley de garantías mobiliarias con más de 100 artículos. Según fuentes cercanas a la negociación, esta regulación iría en paralelo de la Ley Financiera, una norma paraguas que incluirá diferentes medidas para mejorar la financiación y que estará lista previsiblemente para finales de marzo.
“La actual legislación es muy dispersa. El Colegio de Registradores propugna desde hace tiempo una ley de garantías mobiliarias que aglutine y unifique esa dispersión normativa, la actualice y además contemple y regule nuevas figuras”, sostiene Ana del Valle, vocal del registro mercantil del Colegio de Registradores. Además de las aeronaves, la hipoteca suele usarse para maquinaria industrial y para establecimientos mercantiles. Es el caso, por ejemplo, de los farmacéuticos o los taxistas que aportan como garantía la propia licencia de su negocio para obtener financiación. Existen además otras herramientas donde el objeto a financiar funciona a la vez como garantía.
Así sucede con la reserva de dominio o la prenda. La primera fórmula es muy común para levantar crédito en coches y vehículos a motor. La segunda se utiliza sobre todo para bienes intangibles. “Puede ser objeto de garantía mobiliaria cualquier bien mueble que esté suficientemente determinado o que sea identificable por sus características propias y que sea enajenable”, subraya Del Valle.
Uno de los problemas es de valoración. En principio, parece más fácil valorar una finca o un inmueble que un bien intangible, como por ejemplo las futuras cosechas de un agricultor. Los expertos consultados coinciden, sin embargo, en que si hay valor patrimonial, siempre es posible la tasación. Menos estables, eso sí, y con más riesgos, que se verán a su vez reflejados en un mayor diferencial de interés en el crédito.
Se trata, en definitiva, de generalizar las categorías que han ido apareciendo y, sobre todo, dar confianza a los acreedores mediante fórmulas que aseguren la ejecución de la garantía en caso de impago o que se le reconozca una posición privilegiada en un hipotético proceso concursal. El objetivo es que gane cuerpo la percepción de que la hipoteca mobiliaria es tan eficaz como la mobiliaria.
Pierdes el negocio pero conservas la casa
Entre las virtudes que defienden los valedores de la garantía mobiliaria, destaca la protección que obtendrían los bienes inmuebles del empresario o autónomo. Es decir, al trasladar la tradicional carga hipotecaria de la vivienda al propio establecimiento mercantil o a las rentas futuras, el empresario lograría limitar su responsabilidad en caso de que el negocio vaya a pique.
Es el caso, por ejemplo, del taxista que pone como garantía la propia licencia. Si se produjera un impago, el resultado sería la ejecución de dicha garantía por parte del banco. Por tanto, se enajenaría la licencia y le liberaría para otro taxi. Esta medida va en la misma línea que una de las novedades incluida en la Ley de Emprendedores. La figura de las empresas de responsabilidad limitada. Los autónomos que se den de alta como empresas de responsabilidad limitada pueden salvar el coche y la casa del patrimonio embargable con unos límites.
Ante el temor de que la banca cierre aún más el grifo del crédito por la falta de garantías para el cobro, la propuesta de los registradores pasa precisamente por fortalecer las garantías para los avales mobiliarios, como por ejemplo, dar más protagonismo al registro de bienes muebles. “Un sistema moderno y sólido de garantías mobiliarias es un factor clave para la reactivación de la financiación. La posibilidad de ofrecer bienes mobiliarios en garantía no se ha usado suficientemente y aquí el registro es clave”, añaden.
Fuente: Cincodias.com (3/2/14)
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