El tenista español, que acaba de levantar su decimotercer Grand Slam, sirve de estímulo para directivos, emprendedores y universitarios.
Reproducimos una clase sobre el maraconí que tuvo lugar en 2009 -y en la que el deportista estuvo presente- a cargo del profesor del IESE, Santiago Álvarez de Món.
El caso práctico de Álvarez de Món, titulado Rafa Nadal, el talento y la persona, ha dado la vuelta al mundo y ha sido compartido entre grandes directivos de Estados Unidos, América Latina y China.
Estas son las lecciones que ese día Rafa Nadal predicó a un grupo de estudiantes de la capital española y que no podemos olvidar:
Ganar y perder
«En la pista de tenis aprendes a ganar y, por supuesto, aprendes a perder. El tenis es un deporte de derrotas. Uno puede haber hecho una grandísima temporada e irse a casa habiéndolo perdido todo. Y en la vida, pasa igual. Y tienes que estar preparado para aceptar las derrotas, asumirlas y, a partir de ahí, mirar hacia adelante». «Hay momentos en los que es muy importante perder para después, cuando ganas, valorar doblemente la victoria». «Un error común de la mayoría de la gente es hacer de las victorias una normalidad. Si actuamos así, a la mínima que tenemos un problema se nos hace un mundo, a mí el primero. De repente, un día cae una tormenta, se va luz, no tienes tele y parece que es el fin del mundo. O un día te vas a duchar, no hay agua caliente y piensas: ¡qué desastre!».
Encontrar tu lugar
«Hagas lo que hagas al final lo haces tú, es tu decisión. Si va mal, va mal. Y si va bien, va bien. Pero aunque estés preparado para afrontarlo, siempre hay circunstancias que son un cambio en tu vida». «Mis padres se han separado a principio de año y yo he pasado un momento difícil. Con ese cambio te das cuenta de que en la vida no todo es de color de rosa. Y te das cuenta de que hay situaciones que tú no puedes controlar, en las que tienes que seguir tu camino, tienes que encontrar tu lugar. Y en este caso, mi camino era seguir jugando al tenis». «Cuando sucedió todo, las victorias no las valoraba igual y ahora me doy cuenta de que fue un error grave. Yo tenía que aceptar esta situación familiar y ser lo suficientemente fuerte para seguir con mi vida adelante».
Juega y pásatelo bien
«Mis padres me demostraron este mensaje. Y creo que esa libertad es vital. He tenido la suerte de que me han facilitado hacer lo que quería».
«Un verano en que las cosas me fueron tenísticamente mal, no me dijeron nada.
Me había desentendido un poco de los entrenamientos -entrené menos y entrené peor- y pasé el verano pescando con mis amigos. Me fuí a jugar un partido a Palma y perdí 6-3 / 6-3. Me quedé echo polvo porque debería haberlo ganado. Y me acuerdo que, de vuelta a casa, en el coche, mi padre me dijo: No sé por qué estás tan mal. ¿No te lo estás pasando bien haciendo lo que estás haciendo? Tú has decidido entrenar menos, ir más a la playa, ir a pescar con tus amigos… No estés triste por eso. Si quieres que las cosas vayan bien, trabaja más, entrena más. Y mi padre una vez dicho concluyó: Vamos a tomarnos unas gambas que a mi me encantan».
Esfuerzo y disciplina
«Siempre he entrenado al 100%. Y, en eso, tiene parte de culpa mi tío Toni que me ha exigido siempre. Me ha hecho trabajar a un nivel de presión tan alto que después la presión en los partidos para mi ha sido mucho menor. Esto es lo que hace que cuando lleguen momentos complicados en un partido, estés preparado para seguir aguantando». «Yo, como vosotros con los profesores, en muchas ocasiones he pensado ‘Mira el animal este’, pero la realidad es que me ha exigido siempre por mi bien. En su día, lo hizo para hacerme fuerte mentalmente y creo que lo ha conseguido».
El error no es un fracaso
«Cuando cometo algún error, pienso en el siguiente punto. Cuando estás en la pista no puedes vivir de los fallos».
«De las pocas veces en mi vida que he estado jugando un partido de tenis y no he podido controlar la situación fue en la final de Wimbledon 2008
. En un momento concreto del partido, antes de sacar sabía que iba a hacer doble falta. Perdí el set. Al no asumir el fallo anterior, saqué a menos velocidad y jugué con miedo. En el quinto set me repuse y, de nuevo, confíe que no iba a fallar y gané el torneo». «La vida y las situaciones se parecen al tenis. Cuando juegas una final por primera vez, todo es nuevo para ti. Pero cuando ya has jugado una, la hayas perdido o ganado, la siguiente es distinta. Yo he vivido esa situación con Wimbledon y tienes que ser lo suficientemente bueno y fuerte como para aceptar una derrota y afrontar la siguiente con la suficiente valentía como para ganarla o, al menos, hacerlo distinto».
El factor tiempo
«No me obsesiona el resultado. A mí siempre me ha obsesionado entrenar bien. Si no entreno bien, no me siento tan bien preparado para encarar un torneo. Si estoy en Montecarlo, mi objetivo es Montecarlo no es Roland Garros. Porque si no he jugado todo esto bien antes -los Masters 1000 de Montecarlo, Madrid y Roma-, no podré ganar Roland Garros».
El equipo
«A mi me encanta formar equipo con la selección nacional porque cuando ganas, ganan todos. Ya no juegas sólo para ti. Juegas para médicos, fisios, compañeros. Yo represento a España cuando juego solo pero esa sensación de que no sólo juegas para ti y no sólo juegas tú para mi es distinta y especial».
El éxito
«Si subes mucho te haces más daño al caer. Tengo la suerte de que la gente que está a mi alrededor me ha dicho: Por aquí vas bien; por ahí, mal; ahí te has agrandado. Y he aceptado las críticas. Hay otra cosa clara: solo soy una persona más pero que juega muy bien a tenis. Probablemente dentro de 5 o 6 años seré uno más. Si no eres consciente de que esos privilegios son temporales, son especiales, que no son eternos, cuando después bajes, tendrás los problemas».
Fuente: Expansion.com (10/9/13)
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