La carrera más larga del mundo: 5.000 kilómetros dando vueltas a una manzana en Queens

El bangladesí Sri Chinmoy era un personaje controvertido, para algunos un líder pacifista, para otros el creador de una secta, pero ante todo era un enamorado del ejercicio agotador. Para él correr muchísimo era la máxima expresión de su filosofía, que se apoyaba en el celibato, el vegetarianismo y la meditación. Fallecido en 2007, cuando llegó a Nueva York en 1964 fundó un centro espiritual, congregó en él a personajes como Carl Lewis o Carlos Santana y empezó a exagerar el atletismo. En 1985 ideó carreras de 700, 1000 y 1.300 millas, en 1996 se fue hasta las 2.700 millas y al año siguiente llegó su obra maestra: la Self-Transcendence 3.100. Según decía para «conocer los límites de las capacidades propias e ir más allá», invitó a quien quisiera a recorrer 5.000 kilómetros, unos 120 maratones consecutivos, y hacerlo además sin motivación aparente.

Con esa distancia se podría cruzar todo Estados Unidos o Europa entera, pero la propuesta era otra. Para buscar esos «límites» los corredores deberían dar 5.649 vueltas a una única manzana en Queens que mide 883 metros y hacerlo además en menos de 52 días, es decir, corriendo una media de casi 100 kilómetros al día. La carrera más larga del mundo según el Libro Guiness de los Récords, una barbaridad, una auténtica locura, ¿Quién se iba a entregar a algo así? Pero no, no fracasó.

Tampoco lo contrario. En los primeros años sobrevivió con unos cuantos convencidos y con los años se ha ido consolidando en la decena de participantes, la mayoría seguidores acérrimos de Chinmoy y sus preceptos. Para sorpresa de la cordura, este domingo a las 06:00 horas en Nueva York (es decir a las 12:00 horas en España) empieza su 23ª edición que acabará la medianoche del 6 de agosto. El número de inscritos todavía es una incógnita, pero prácticamente seguro que no faltarán algunos fieles llegados de varios lugares del mundo.

Son los casos del ruso Vasu Duzhiy o del finlandés Ashprihanal Aalto. El primero, capataz de una empresa maderera en San Petersburgo, ganó en los últimos dos años y el segundo, finisher en hasta 14 ocasiones, ostenta el récord de la prueba: 40 días, nueve horas y seis minutos. También es posible que esté Suprabha Beckjord, vencedora de las 13 primeras ediciones y tan conocida de las carreras de ultradistancia en Estados Unidos que llegó a ser protagonista de un documental, o Yolanda Holder que en 2017 se convirtió en la primera persona que completaba la monstruosa distancia sin correr, solo andando.

La prueba ya ha merecido también un documental propio, llamado ‘3100: Run and Become, y algunos artículos en prensa. En 2015 la revista Outside se animó a dar varias vueltas con corredores que ya llevan 50 días en ello y a lanzarles la pregunta clave: ¿Por qué hacer algo así? Esto contestó el islandés Nirbhasa Magee: «Es gracioso. Supongo que es una de las paradojas del ser humano. A mi cuerpo y mi mente les gustaría irse a casa a descansar, pero luego tengo ese algo más profundo que me lleva a disfrutar de estar al límite de mi capacidad. Supongo que es la misma razón por la que hay personas que nadan el Canal de la Mancha o escalan el Everest. Cuando realmente te presionas hay una parte de ti que está muy feliz».

En la carrera los problemas estomacales son un continuo, así como el cambio de zapatillas. Aalto suele utilizar entre siete u ocho pares, pero Duzhiy, con un estilo más heterodoxo, ha llegado a tirar de hasta 30 en una misma prueba y pese a ello ha sufrido varios problemas en los pies. «Los límites de las capacidades», que decía el bangladesí Sri Chinmoy. En efecto, de todas las capacidades.

Fuente: Elmundo.es (15/6/19) Pixabay.com

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