Después de meses de negociaciones, este jueves se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la primera ley de vivienda de la democracia, que ha entrado en vigor este viernes.
Las principales medidas que incorpora la ley abogan por facilitar el acceso a la vivienda, impidiendo precios desorbitados y otros abusos de los tenedores de viviendas. Sin embargo, hecha la ley… hecha la trampa.
Primera trampa: el tope al precio del alquiler
La ley impone un tope general a las subidas de los alquileres: un máximo del 2% en 2023; del 3% en 2024 y referenciado a un nuevo índice a partir de 2025. Lo que supone que dejará de utilizarse el IPC como referencia al tope.
La trampa llega de dos formas distintas. La primera, fraccionando la vivienda. Ya no se alquila una vivienda, sino que pasa a ser un alquiler por habitaciones. Y, la segunda, sucesión de contratos por cambio de alguno de los inquilinos.
«Pese a ser una continuación del contrato, tenemos un cambio de compañera, con lo que se rompe el contrato y nos pueden subir el precio todo lo que consideren, un 10/15%…», explica María Teresa, inquilina de un piso en Madrid.
Segunda trampa: los honorarios de la inmobiliaria los paga el casero
La norma sentencia que los gastos de gestión inmobiliaria y los de formalización del contrato correrán siempre a cargo del propietario, a diferencia de lo que ocurre habitualmente en la actualidad.
«Buscando piso vi varios anuncios que pedían, en vez de los honorarios de la agencia, un cargo adicional por gastos de captación. Casualmente era el equivalente al mes más del IVA que reclama la inmobiliaria», explica Ángela, otra afectada.
Tercera trampa: el acuerdo casero-inquilino no puede violar la ley
En cualquier contrato de alquiler no puede pactarse -debido a la situación de superioridad del casero- una subida por encima del 2% o el 3%, en caso de 2024. Esos acuerdos entre casero-inquilino violarían la ley, al igual que sumar cualquier gasto adicional de calefacción, basuras, comunidad,…
«No nos quedó otra que decirles que iban en contra de la ley, pero ellos insisten en que no van a ceder y que si no queremos asumirlo tenemos las puertas abiertas para irnos del piso», nos cuenta Lucía, que finalmente ha cedido en una subida superior del 2%.
El agujero de la ley: los contratos temporales
El alquiler vacacional queda fuera de la ley de vivienda y está sirviendo de escape para muchos caseros. Ya no hacen contratos de 12 meses, los hacen de 11.
«El mercado inmobiliario, sobre todo el del alquiler es opaco. No está acostumbrado a ningún tipo de ley, ni control, ni sanción. Los caseros han campado a sus anchas y, realmente, la nueva ley les ha pillado con una situación que les obliga a una serie de cosas a las que no están acostumbrados y no quieren hacer», explica Alejandro Inurrieta, experto en vivienda.
«Estoy convencido de que va a violarse esta ley por parte de los propietarios y de las inmobiliarias porque no hay ningún control y ellos lo saben. No hay ningún tipo de inspección», sentencia Inurrieta.
Fuente: cadenaser.com (25/5/23) pixabay.com