Monedas y billetes, tarjetas de crédito y de débito, transferencias bancarias ya instantáneas, pago con móvil e incluso con el reloj. En los últimos años los consumidores han visto cómo el abanico de opciones a la hora de afrontar sus pagos se multiplicaba como nunca antes.
La comodidad del pago digital en sus distintas formas se asienta en una economía cada vez más conectada como la de la zona euro, aunque el efectivo sigue siendo el rey por la seguridad que transmite el formato físico a sus tenedores, más allá de que ya no lo acumulen bajo el colchón. Cuando una crisis arrecia, el instinto sigue siendo aumentar las tenencias de efectivo en casa.
En un intento de combinar lo mejor de ambos mundos, el Banco Central Europeo (BCE) se prepara para brindar una nueva opción de pago a los consumidores: estudia el lanzamiento de lo que ha llamado euro digital.
¿En qué consiste exactamente?
La nueva divisa busca ser un equivalente al efectivo, pero en formato digital. Con ella, la autoridad monetaria pretende aunar la seguridad del dinero en efectivo expedido por el banco central y las comodidades del dinero digital en cuanto a almacenamiento e inmediatez.
¿Cuál es la diferencia de esta nueva moneda con cualquier otro pago digital?
A nivel operativo, en lo que respecta al usuario no existe ninguna diferencia entre un pago realizado de forma digital a través de los métodos ya existentes y el que se realizará con los euros digitales. Las características de este nuevo medio de pago que lo hacen único es que se trata de dinero que procede directamente del BCE, algo que hasta ahora sólo ocurría con el efectivo.
¿Y eso qué ventajas ofrece al usuario?
El dinero dependiente del BCE es más seguro que el bancario, que no deja de estar sujeto a la supervivencia de la entidad por más que los primeros 100.000 euros estén protegidos por los fondos de garantía de depósitos de cada país. Se busca que pagar con euros digitales sea igual a pagar en efectivo en términos de seguridad, pero sin tener para ello que disponer de un formato físico. El usuario, en lugar de tener ese dinero depositado en un banco comercial, lo tendrá con el propio BCE.
¿También será como el efectivo en su privacidad?
En principio, sí. El BCE quiere que la privacidad del euro digital sea la misma que la de la moneda física, pero la autoridad monetaria baraja escenarios alternativos en los que determinadas transacciones, como los grandes pagos, sí dejan rastro por cuestiones de lavado de dinero y lucha contra el crimen.
¿Cómo se accederá a la cartera de euros digitales?
Es algo que todavía está en fase de debate en el seno del BCE. La institución duda si delegará la gestión de estas monedas en los bancos comerciales, como hace ahora con las retiradas o ingresos de efectivo, o si será el propio supervisor el que dirija de principio a fin todo el proceso. Lo mismo ocurre con la aplicación o plataforma con la que se accederá al monedero de estas divisas, que podría integrarse en las de los bancos comerciales o en una diferente diseñada por el propio BCE u otro proveedor.
En cualquier caso, sea a través de aplicaciones del banco o del propio BCE, el usuario utilizará un dispositivo con acceso a Internet para acceder a sus euros digitales.
Si no hay conexión, ¿no me sirve ese dinero?
Para llegar al mayor número de personas posible, el BCE también baraja varias posibilidades entre la que destaca una modalidad sin conexión a Internet, que permitiría transferir el dinero de un usuario a otro con tecnología bluetooth o con sistemas que recordarían a las tarjetas recargables. Así, la autoridad pretende que el euro digital sea tan inclusivo en su uso como los billetes o las monedas, especialmente para aquella parte de la población con un perfil menos digital.
¿Lanzará seguro el BCE su euro digital?
Se da por hecho, pero, en realidad, no es oficial. La institución no decidirá si lanza finalmente la divisa hasta mediados de 2021, cuando haya finalizado sus experimentos y concluya que tiene más pros que contras.
Christine Lagarde, presidenta de la institución, ha señalado que “el euro pertenece a los europeos y nuestra misión es protegerlo. Debemos estar preparados para emitir un euro digital si fuera necesario”. Además, ha indicado que tiene un “pálpito” sobre que el proyecto llegará a buen puerto. El BCE, además, ha acudido a la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea para registrar el término “euro digital” y blindarse por si, como parece, opta por su lanzamiento.
¿Cuándo estará operativo?
El uso del euro digital por parte de los ciudadanos está todavía muy lejos. En la actualidad se encuentra en una fase experimental técnica que, después, dará lugar a otra en la que sí se involucrará a los consumidores. Si todo marcha como es debido, se espera que en un periodo de entre un año y medio y tres años vea la luz el proyecto.
¿Acabará el euro digital con el dinero en efectivo?
El BCE asegura que no, que el euro digital será simplemente un complemento al efectivo, una opción más. Lo cierto es que los billetes y las monedas siguen teniendo un uso muy extendido en la zona euro y, según el propio banco central, en 2019 fue elegido en el 73% de los pagos. Sin embargo, agencias de ráting y consultoras apuntan que, conforme vaya aumentando el número de generaciones nativas digitales, el efectivo tenderá a desaparecer.
¿Existe una carrera por ser el primer banco central en lanzar una divisa digital?
No oficialmente. El BCE, sin embargo, sostiene que el lanzamiento del euro digital podría ser crucial si los ciudadanos comenzaran a utilizar medios de pago digitales extranjeros, lo que podría comprometer la estabilidad financiera y la soberanía monetaria de la zona del euro. China es el país que más ha avanzado hasta la fecha en la puesta en marcha de su divisa digital.
¿Cuáles son los riesgos de su puesta en marcha?
El BCE también estudia con detenimiento los riesgos que puede tener el desarrollo de una divisa así. En primer lugar, por la competencia que podría generar a la captación de ahorro de los bancos. Muchos ahorradores, conscientes de la seguridad extra que ofrece el dinero de la autoridad monetaria, podrían sacar su dinero del banco y almacenarlo en el formato digital del BCE. La tendencia podría ser todavía más acusada en situaciones de estrés, acrecentando el peligro de fuga de depósitos y de corridas bancarias.
Sería similar al proceso de retirada de efectivo que se produce en algunas crisis ante el temor de una caída de la entidad, con el agravante de que acumular monedas digitales no tiene el mismo riesgo de robo y la necesidad de espacio que hacerlo con grandes volúmenes de efectivo. Para el usuario, frente al riesgo de robo tradicional, se acrecentaría el de los cibercrímenes.
¿Ha estudiado el BCE alguna forma de mitigar los riesgos?
La institución que preside Lagarde estudia varias alternativas para evitar riesgos para la estabilidad financiera por su euro digital. Por ejemplo, valora capar el máximo de divisas digitales que puede poseer un usuario o incluso aplicar una determinada penalización a su uso, como una especie de tipo de interés. Así, por ejemplo, si los bancos pagaran un 1% por el dinero guardado en sus cuentas, el BCE optaría por remunerar la moneda al 0,5%. Y lo mismo para el actual entorno de tipos negativos, en el que la autoridad monetaria podría aplicar a particulares la penalización de su tasa de depósito (-0,5%).
Pero eso sólo ocurriría, aseguran fuentes financieras, si el apetito de los ciudadanos por la moneda digital fuera capaz de poner en jaque al sistema bancario añadiendo una competencia que le impida captar con normalidad el ahorro de los particulares y no si, como es el objetivo, se convierte en una alternativa al efectivo que convive con él. La idea es que sea una opción de pago más de entre todas las que dispone el usuario.
Eurotower, sede del Consejo de Supervisión Bancaria del BCE y antigua sede de la autoridad monetaria en Fráncfort, Alemania.
Fuente: Expansion.com (8/12/20) Pixabay.com