Esta empresa tiene su origen en las empresas fundadas por Thomas Alva Edison en 1878. Nació de la unión de la Edison General Company y de la Thomson Houston Company.
Si las botas con las que Neil Armstrong dio hace 45 años un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad hubieran tenido marca, la huella que el astronauta habría dejado en la Luna sería el logotipo de General Electric (GE). Y es que tanto el material con el que se hicieron las citadas botas de los tripulantes como varios de los componentes del Apollo 11 llevaron la firma de la multinacional, en lo que constituye uno de los mayores ejemplos en la historia de innovación de la misma: más de 6.000 empleados ayudaron de alguna forma a poner un hombre en el satélite.
¿Qué cara habría puesto Thomas Alva Edison de haberlo sabido cuando fundó en 1878 la EdisonElectric Light Company? La respuesta nunca la sabremos, aunque seguro que se habría alegrado de que su empresa siguiese innovando casi un siglo después. Todo comenzó en Menlo Park (Nueva Jersey), en 1879, con la invención de la primera bombilla de filamento de carbono incandescente, que se patentó un año después; siguió con el desarrollo de las primeras dinamos para convertir la energía mecánica en eléctrica; y continuó cuando una nueva empresa de su propiedad abrió la primera central eléctrica de Nueva York. Ese caudal innovador se fundió en una única compañía en 1890, la Edison GeneralElectric, que sólo dos años después se fusionó con una firma de su competencia, la Thomson-Houston Company. Nacía GeneralElectric.
Los primeros años de GE
La integración fue posible gracias a la intervención de J. P. Morgan, que antes había comprado todas las acciones de la empresa a Edison y decidió reemplazar la corriente continua por la alterna, desarrollada por Nikola Tesla y usada en la actualidad. Lo que no cambió fue el espíritu innovador de la compañía, ya que sus primeros años tras la fusión fueron frenéticos: desarrolló locomotoras eléctricas, transformadores, ventiladores, tostadoras, hornillos de cocina, un nuevo filamento para hacer más duraderas las bombillas y produjo algunos de los primeros plásticos y equipos de rayos X. Pero si un hecho destacó en esos primeros años de General Electric, éste tendrá lugar en la Navidad de 1906, con la primera radiodifusión de audio de la historia. El hito llevó la firma de un joven ingeniero de la empresa llamado Ernst Frederick Werner Alexanderson, que había pasado los dos años anteriores diseñando y construyendo el alternador de alta frecuencia que la hizo posible.
Las siguientes décadas de la empresa siguieron por la misma senda, alternando desarrollos para mejorar la vida de los hogares con su participación en algunos de los grandes proyectos de la época. Así, si General Electric participó con sus equipos en grandes proyectos como el Canal de Panamá –la mayor instalación eléctrica del mundo cuando abrió en 1914–, la obtención de energía de las cataratas del Niágara o la construcción del Empire State Building, también fabricó los primeros frigoríficos y lavadoras eléctricas de la historia y ayudó con sus motores a batir el récord de altitud alcanzado por un avión (40.800 pies, unos 12.400 metros, en 1921) o a ganar las 500 millas de Indianápolis en 1925. Una cosa más: cuando en 1927 tuvo lugar la primera recepción de televisión en un hogar de Schenectady (cerca de Albany, Nueva York), el lugar desde el que se emitió la señal fue una estación de General Electric. Un año después, esa misma estación comenzó a emitir programación televisiva tres veces a la semana.
Objetivo: cambiar el mundo
Enumerar la lista de innovaciones que ha aportado General Electric sería una larga tarea, aunque hay algunas que no se pueden pasar por alto como el invento de la lámpara fluorescente (1938), la creación del negocio de las siliconas (1940), la invención del piloto automático de los aviones (1943), el desarrollo de motores para la aviación capaces de alcanzar tres veces la velocidad del sonido o la apertura de la primera planta de energía nuclear en Estados Unidos (ambas en 1957).
Desde entonces, la empresa ha sumado dos Premios Nobel entre su plantilla y decenas de miles de patentes (fue la primera compañía de Estados Unidos en superar las 50.000).Además, cabe destacar el lanzamiento de la CNBC, un canal de cable con noticias orientadas al mundo de los negocios, y de la MSNBC, en colaboración con Microsoft; su participación en misiones espaciales, construyendo la Mars Observer y colaborando con la NASA en algunos sistemas de la Estación Espacial Internacional; y en nuevas tecnologías para la salud con máquinas para el diagnóstico temprano del cáncer o la imagen 4D, entre muchas otras.
Sin contar a Edison, la empresa ha tenido a lo largo de su historia nueve presidentes, pero no se podría hablar de General Electric sin hacer referencia al octavo de la lista, Jack Welch, que ocupó el cargo durante 20 años (de 1981 a 2001). Sus métodos de gestión han pasado a la historia del mundo empresarial, lo que le valió títulos como el de Directivo del siglo, otorgado por la revista Fortune en 1999, o la calificación como «uno de los tres líderes empresariales más admirados del mundo» de Financial Times. ¿A qué se debe tanta halago? Un año antes de llegar al cargo, General Electric tenía unos ingresos de 26.800 millones de dólares anuales y dos décadas después facturaba 130.000 millones. Además, su valor en bolsa pasó de 14.000 a 410.000 millones de dólares con Welch al frente. «Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito», aseguró hace más de 100 años Edison. «Cambia antes de que tengas que hacerlo», decía hace bastante menos tiempo Welch. Ambas frases definen perfectamente la filosofía de General Electric.
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