El día 15 de enero los hipotecados en francos suizos amanecieron debiendo un 20% más de su hipoteca que la noche anterior y con la perspectiva de que sus cuotas mensuales iban a aumentar otro tanto. Bastó que el Banco Nacional Suizo decidiera eliminar el tope que mantenía en la cotización de su moneda respecto al euro. Y no son los únicos afectados. En estos días se suceden las noticias de brokers de renombre mundial que han quebrado, lo que es un claro ejemplo del riesgo y la complejidad que entraña operar con divisas, según Miguel Ángel Contreras, de la Plataforma E26 de Afectados por Hipotecas Multidivisas.
Al borde del abismo y en el peor momento miles de familias firmaron créditos en divisas: francos suizos y yenes. Meses o años después amanecían y vivían pendientes de la cotización de la moneda. La cuota subía hasta llegar a encarecerse un 60% y su deuda inicial crecía en la misma proporción, tras haber pagado varios años religiosamente. Y todo esto en un escenario de desempleo. Son muchos miles, unos 70.000 —según un cálculo conservador de los afectados a falta de cifras oficiales— los que en algunos casos se han quedado sin su casa habitual y/o una segunda propia o de sus padres que el banco les pidió como garantía.
Los créditos se daban con la promesa de una hipoteca accesible
Ahora los que contrataron hipotecas en otras monedas, sobre todo los que lo hicieron en yenes, pierden, pero durante años se beneficiaron por partida doble: unos tipos de interés más bajos que en España y un valor menor del préstamo por la debilidad de la divisa extranjera. “Varias entidades las comercializaron directamente o a través de intermediarios de manera masiva en 2007 y 2008 a quienes, con el euríbor y el precio de la vivienda cada vez más altos, no podían pagar una hipoteca en euros. “Con esta sí vas a llegar”, era el argumento, dada la diferencia entre los tipos de interés con un euríbor (la tasa que se utiliza como referencia para hipotecas en euros) al 5% y un Líbor (la tasa que se usa para hipotecas referenciadas en otras divisas) al 0,5%.
Así, la banca animaba su cartera de hipotecas que se estaba ralentizando “pero a los clientes no les advertía de los riesgos”, explica en la sede de la Asociación de Usuarios Afectados por Permutas y Derivados Financieros (Asuapedefin) Patricia Gabeiras, abogada especializada en este tipo de productos complejos. Las dos entidades que firmaron mayor número de multidivisas aseguran que eran “los propios clientes” quienes las solicitaban.
Contreras explica que “sobre el papel, el ahorro era de 300 euros en el caso de los yenes y de 200 euros en el de los francos suizos, respecto a la misma hipoteca en euros”. La publicidad y el argumento verbal, según los afectados, era el de que, si había problemas, se cambiaría a euros sin problema y gracias al asesoramiento constante que prestarían al hipotecado. Años después, la cuota subía como la espuma, el supuesto seguimiento se perdía por el camino, la entidad sostenía que “lo firmado es lo firmado” y la vida se convertía en un infierno.
Lo peor, describe Contreras, “es el sentimiento de culpa, de impotencia, la incertidumbre de vivir mirando la fluctuación de una moneda que te es ajena…”. Y también, la incomprensión. Ninguno de los consultados dice haber buscado ese producto. Se les presentó como única fórmula de conseguir una hipoteca. Y en ningún caso les mostraban un escenario de lo que podría ocurrir ni les advertían de que el capital prestado se podría multiplicar. Los bancos sí manejaban un escenario en el que la divisa no iba a mantener una cotización históricamente inusual, como muestran con las previsiones de Bloomberg en 2007 de cara a 2011 para el yen.
Los afectados dicen que ignoraban las posibles fluctuaciones
Inicialmente, asociaciones y conocidos tendían a tacharles de especuladores o listillos. Cuando uno de los afectados, David G. T. —en riesgo de perder su vivienda y un apartamento familiar—, empezó a movilizarse en Madrid, a diferencia de lo que sucedía en Barcelona, casi nadie sabía de qué hablaba. “En las plataformas de afectados por hipotecas entendían que nos habíamos querido lucrar”. Rubén G. C. forma parte de uno de los colectivos, el de la Policía Municipal, a los que en 2007 se les ofreció este producto. Pasaba de pagar 1.000 euros a solo 700 de cuota referida a yenes. Pidió 200.000 euros pero llegó a deber 310.000 euros y en la entidad, lejos de negociar, acabaron diciéndole: “Ahí tienes los tribunales”; un terreno en el que la banca no tiene limitaciones de tiempo ni de dinero pero los particulares, sí. Varios de sus compañeros han perdido la casa.
Gabeiras explica que “la hipoteca multidivisa es como una tradicional pero vinculada a un derivado del mercado de divisas y, por ello, las entidades financieras están obligadas a tomar las cautelas indicadas para estos productos”. Hay una quincena de sentencias ganadas sobre multidivisas y 12 perdidas. En estas últimas los jueces sostienen que los consumidores debían ser conscientes de las ventajas e inconvenientes de embarcarse en este tipo de negocios o, de lo contrario, pedir más información al banco, algo que no comparte la abogada. “Sí se sabe que las divisas fluctúan, pero lo relevante es la previsión de fluctuación a futuro, que determinará el comportamiento probable del producto que se firma. Solo la tienen aquellos con acceso al mercado de futuros de divisas: las entidades financieras, que tenían la obligación de haberla mostrado a los clientes”. La presidenta de Asuapedefin, Patricia Suárez, adelanta que presentarán demandas colectivas contra unas seis entidades a lo largo del primer semestre. La asociación ha atendido a unos 800 afectados tras la actuación del Banco Nacional Suizo, que ha elevado el importe de las hipotecas en francos. Tiene en marcha un centenar de demandas individuales.
El Gobierno tiene la palabra
Tradicionalmente hay dos respuestas, explica la catedrática de Derecho Europeo en la Universidad de Islandia, María Elvira Méndez: o actúan los jueces o lo hace el Gobierno. “El problema de la deuda en divisas extranjeras, seguida de una devaluación de la moneda que duplica o triplica su valor para empresas y consumidores, ya se produjo en la Europa de entreguerras. Y allí donde el Gobierno o legislador no actuaba de forma eficaz, lo hacían los jueces. En 2010, el Tribunal Supremo de Islandia declaró nulas de pleno derecho las cláusulas de indexación de los créditos a divisas extranjeras. A pesar de estar prohibidas por ley desde 2001, la banca embaucó a miles de familias y empresas. Hungría es un ejemplo de la otra vía; fue el legislador quien congeló el tipo de cambio y limitó los intereses para evitar la imposición de prácticas abusivas a los consumidores”.
Como solución preventiva, el notario Ignacio Navas Olóriz apunta que “no basta con la mera ceremonia de autorización de una escritura en la que el notario bendice la operación. Es esencial que se cumpla la normativa que obliga a la entidad financiera a entregar 10 días antes de la firma una oferta vinculante al cliente, así como el nombre del notario. La finalidad es la de que el firmante pueda acudir hasta tres días antes, sin la presión de la entidad, a consultar el borrador de escritura que el notario ha redactado con arreglo a la oferta”. Y Navas Olóriz propone que el notario esté obligado a dar fe en el cuerpo de la escritura de si el cliente ejerció el derecho a consultar su futura escritura y si no fue así, si se debe a que el banco no le informó de tal derecho. Se evitaría que las ofertas vinculantes se les den a los futuros hipotecados unos minutos antes de firmar la escritura. Navas opina que las hipotecas multidivisas son un producto complejo hasta para los propios notarios que nunca debió venderse al común de la gente.
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