España lo tiene todo para ser líder en la navegación con gas

mapaSegún un experto, España podría despuntar en el uso del gas natural licuado (GNL) como combustible.

«Estamos ante una revolución parecida a cuando los buques pasaron del carbón al petróleo», explica Almazán en una entrevista, porque «ahora estamos a las puertas de un nuevo cambio tecnológico para pasar del petróleo líquido al gas», un combustible menos contaminante.

En este contexto, el proyecto Costa pretende impulsar una iniciativa europea que desarrolle las infraestructuras necesarias para la recarga de barcos que funcionen con gas en los puertos del Mediterráneo, en línea con lo que ya sucede en el norte del continente.

Con ese mismo objetivo, el Senado ha aprobado recientemente una ponencia por la que se fija una posición de Estado que «si el Gobierno y los gobiernos sucesivos siguen en esa línea permitirá mantener esa posición de cabeza tecnológica que ahora mismo tiene España». Según Almazán, España cuenta con una «posición magnífica» de partida, gracias a su ubicación «geoestratégica única» y al desarrollo de la tecnología asociada al manejo, uso y distribución de GNL «que ningún otro país europeo tiene».

Sin embargo, «hay que trabajar, investigar, formar a la gente, ocuparse de la cosas, dedicar recursos, dedicar tiempo», porque «esa posición magnífica se pierde si no se hace nada». Almazán aboga por comprometer a la industria, la administración y el sector educativo en un programa de inversión a largo plazo que desarrolle esta industria, donde las subvenciones se entiendan como «una ayuda para arrancar e iniciar acciones que sean de verdad rentables».

En el caso español, donde ya existen instalaciones gasistas, el reto es desarrollar las instalaciones portuarias, porque «hay un montón de cosas por hacer». «No hay todavía ningún barco con bandera española navegando con gas», lamenta el profesor, «es el problema del huevo y la gallina: si no hay barcos en gas, ¿cómo se van a hacer gasolineras de gas en los puertos? Y los navieros dicen que si no tienen dónde repostar de gas, ¿cómo van a ir con gas?».

Aunque todavía no existen cálculos de inversión, Almazán estima que para un «estado muy inicial» serían necesarios tres o cuatro puertos con suministro de gas en España, más uno o dos en Portugal, con un coste de adaptación de cada instalación de unos 15 millones de euros. Tampoco hay cifras de empleo potencial, pero este se desarrollaría tanto en los astilleros, donde hay que hacer transformaciones de motores, como «en los puertos, en las terminales, en las distribuidoras» de hidrocarburos, etc.

«Estamos hablando de la creación de muchísimos puestos de trabajo, pero además altamente preparados», advierte, ya que el GNL es un producto que se maneja a 164 grados bajo cero en su forma líquida, lo que requiere un elevado nivel de formación. Los puertos candidatos a estas primeras instalaciones son los que cuentan con plantas regasificadoras, es decir, Barcelona, Valencia, Cartagena, Huelva, Ferrol, Bilbao y Gijón, aunque «el primer abastecimiento (de España) no se ha hecho en ninguno de estos puertos, se ha hecho en Algeciras» a través de una «gasolinera flotante». Además, «la posición de la península Ibérica en la navegación con el Atlántico es muy importante con las Islas Canarias, con Madeira y con Azores».

«El Atlántico es la autopista del mar que conecta Europa con América y Europa con África», añade, lo que unido al acceso al Mediterráneo, «que es la llave de paso con Suez» y, por tanto, con Asia, concede a la Península «una posición geoestratégica en el tráfico marítimo mundial excepcional».

Fuente: Eleconomista.es (19/4/14)

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