El Gremio de Estanqueros de Tabaco y Timbre (Gett) ha exigido al Gobierno que regule su venta.
Esta entidad que pertenece a la Organización Nacional de Asociaciones de Estanqueros de España (ONAE), pide además al Ejecutivo que asegure la máxima información al consumidor y evite la competencia desleal a las expendedurías.
«La falta de regulación del cigarrillo electrónico supone un agravio comparativo para los estanqueros, sujetos a una Ley del Tabaco muy restrictiva que limita tanto la publicidad como el consumo de los cigarrillos tradicionales», asegura la presidenta de Gett, Ana Meneses, quien se queja de que «el vacío legal del cigarrillo electrónico llega hasta al punto que los estanqueros, sujetos a las ‘labores del tabaco’, tampoco pueden vender el artilugio».
Así, desde el gremio se insta a tomar nota de la iniciativa del Ministerio de Sanidad francés, que ya ha anunciado que aplicará al cigarrillo electrónico «las mismas medidas que se han llevado a cabo con el tabaco», es decir que se prohibirá su uso en espacios públicos y se restringirá su publicidad.
«En España, en cambio, solamente han prohibido el ‘vapeo’ en los vuelos de algunas aerolíneas y en centros de salud como los de Cataluña», advierten desde Gett.
Por otra parte, destacan las dudas que existen en diferentes organismos sanitarios sobre sus posibles beneficios para la salud.
En este sentido, destacan que la justicia alemana ha determinado que «la satisfacción producida por la nicotina no aporta nada a la curación del paciente»; mientras, recuerda, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja su uso hasta que algún organismo regulador competente compruebe su efectividad, seguridad y calidad. Un negocio de 500 millones Por el contrario, el cigarrillo electrónico, que genera un negocio de 500 millones de euros anuales en Europa, según Euromonitor, puede contener, «además de la nicotina, otros elementos tóxicos como formol, etanal y acroleína, una sustancia química que se utiliza como plaguicida y que puede dañar los pulmones».
Fuente: Eleconomista.es (7/10/13)
Más información:
Dejar una contestacion