El Ayuntamiento de Arroyo de la Luz (Cáceres) no mantiene en la actualidad ninguna factura pendiente con proveedor alguno por lo que su alcalde, el socialista Santos Jorna, ha enviado hoy un certificado negativo al Ministerio de Economía para no acogerse al plan de pago puesto en marcha para saldar las deudas de los más de 8.000 ayuntamientos de toda España. Aunque parezca mentira, este pueblo no lo necesita. Algo insólito.
Se trata del ‘milagro’ económico de un municipio que apenas supera los 6.500 habitantes y que tiene como norma sagrada pagar sus facturas en un plazo máximo de 45 días. Así lo certificaron este pasado martes en el Pleno los servicios de Secretaría e Intervención, quienes confirmaron que no existe ninguna factura pendiente de pago a fecha de 31 de diciembre de 2011. Es más, por el contrario, su balance de las arcas públicas es positivo, al contar con un saldo positivo en el remanente de tesorería de 182.000 euros.
El gobierno municipal, con mayoría absoluta del PSOE (siete concejales socialistas por cuatro del PP y dos de IU), aprobó un presupuesto anual de 6.500.000 euros, que incluye una partida de 700.000 para proyectos de infraestructura, una cantidad, de todas formas, sensiblemente inferior a la de ejercicios pasados.
«Los tiempos de las grandes inversiones, de las grandes obras, de que los alcaldes, por su mentalidad cortoplacista, pensaran sólo en las próximas elecciones, ha pasado», asegura a ELMUNDO.es el regidor, quien declara que emprendió ya desde hace dos años una fórmula económica restrictiva para equilibrar las cuentas: «Ya no invertimos en grandes construcciones, eso ya pasó, hemos renunciado a ello de forma voluntaria, a no contar con más infraestructuras, a tener un control exhaustivo y no invertir más allá de lo que se pueda pagar para no acumular déficit alguno».
El consistorio tan sólo cuenta con unos préstamos que no superan los 90.000 euros que se asumieron en la última legislatura para la instalación de unas placas solares y la reconstrucción de un teatro. «Menos de lo que yo tengo de forma personal», ironiza el alcalde.
De esta manera, el equipo municipal se marcó algunas ‘líneas rojas’ que no podía atravesar. La principal, el asegurar el pago a los empleados municipales, la mayoría con contratos indefinidos, que copan el 60% de un presupuesto ya de por sí mermado por la caída en picado de los ingresos a través de impuestos que dejaban las empresas de construcción en los años de bonanza y también de los tributos del Estado, que han caído en picado sólo en el último ejercicio, al pasar de recibir el municipio 1.300.000 euros a tan sólo ahora 800.000.
«Había que asegurar las nóminas como principal objetivo, que nadie se quedara sin cobrar, y en segundo lugar –añade el alcalde- realizar un ejercicio de recortes en luz, teléfono, festejos, etc., para centrarse sólo en pagar los servicios que creemos imprescindibles, como los sociales, culturales, educativos o deportivos, y nada más».
Desde la experiencia de afrontar su tercera legislatura consecutiva al frente del consistorio, Santos Jorna asegura que en la actualidad es «absolutamente imposible» afrontar gastos que eran habituales en los años de bonanza, donde incluso se asumió, a través del Plan E, la construcción de un ‘spa’ municipal, una especie de balneario que incluida una piscina climatizada: «Claro que antes era todo más bonito pero a mí un empresario ya no me puede poner la cara colorada por no poder pagarle una factura y en la situación actual, la decisión que hemos tomado aquí es elegir la segunda opción, la de pagar a todo el mundo, porque ese tipo de obras ya no se pueden pagar, aunque cuando lleguen las próximas elecciones ya no podamos presumir de ellas, pero creo que a largo plazo es un ejercicio de responsabilidad con los ciudadanos, a los que haríamos un flaco favor en caso contrario».
«Antes los alcaldes intentábamos abarcar muchas cosas para quedar bien, pero eso se acabó, son otros tiempos, y sólo tenemos que pensar en poder pagar los servicios imprescindibles», añade.
Otro punto de vista
Con un paro superior a la media regional de Extremadura, que ya es muy alta, alrededor del 28% (1.017 parados), debido a que la mayoría de los trabajadores del pueblo se dedicaba a las labores de encofrados para la construcción, el portavoz del principal partido de la oposición, Francisco Javier Alonso (del PP) no ve la situación municipal tan boyante.
«Es verdad que aquí no se ha caído en la mala gestión o el despilfarro, salvo en casos puntuales de la construcción del ‘spa’, que está sin concluir, pero no se ha sabido sacar el rendimiento a las importantísimas ayudas que llegaron desde la Junta de Extremadura y la Diputación de Cáceres, muchas más que a otros pueblos, por el hecho de que eran durante muchos años todos del mismo color político y había un claro trato de favor», declara el edil popular.
Para Alonso, había otras muchas necesidades en el pueblo cacereño antes que afrontar las obras de un recinto como el ‘spa’ que, según sus datos, triplicó el coste normal de otros similares, «y sólo porque aquí se empeñaron en hacer un voladizo de hormigón y un acristalamiento completamente innecesarios y la Junta de Extremadura, entonces con gobierno socialista, dejó a sin pagar 350.000 euros que ahora ya no se pueden sufragar y la instalación permanece cerrada».
En cualquier caso, el concejal del PP se congratula de la buena salud económica municipal, aunque opina que todo es debido al trato de favor recibido por el alcalde socialista por parte de las administraciones que gobernaron durante tanto tiempo Extremadura «sin exigir ningún tipo de concurso ni control presupuestario, pero aquí se debería haber dedicado ese montón de dinero a otras cosas, principalmente a ayudar a rebajar la gran cifra de paro que nos asola», declara.
Fuente: El Mundo (15/3/2012)
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