Desde que la crisis se hizo evidente, la Troika -Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea- se ha empleado de lleno en recetar ajustes a los países en apuros. Con el objetivo de garantizar su recuperación y poner a las economías del euro en positivo, estas instituciones han pedido esfuerzos muy variados a los gobiernos: desde los impositivos hasta los que reducen el coste de la contratación de trabajadores. El último ejemplo, el informe emitido el pasado lunes por la misión del FMI para España.
Lo que apenas ha variado durante la crisis son las condiciones laborales de los funcionarios de la Troika. Trabajar en alguna de las tres instituciones implica disfrutar de ciertas ventajas como elevados salarios, exenciones fiscales y jubilaciones tardías.
FMI
El 5 de julio, Christine Lagarde cumplirá tres años al frente del Fondo Monetario Internacional. Si deja el cargo ese día recibirá como pensión vitalicia el 60% de un salario que ronda los 480.000 dólares (353.000 euros) netos anuales, una cifra que no incluye unos 85.000 dólares (65.000 euros) para gastos personales que no necesita justificar. Rodrigo Rato cobra unos 60.000 euros anuales netos de jubilación por sus tres años al frente del FMI.
En las organizaciones internacionales, incluyendo la ONU y el Banco Mundial, los expatriados están exentos de pagar impuestos del país en el que residen, y también de su país de origen, ya que no son residentes de él. Eso significa que los empleados del FMI que no son de EEUU no pagan a la Hacienda de ningún país.
Los funcionarios del FMI pueden prejubilarse con 50 años si llevan tres años trabajando. Para los mayores de 55 años (como Lagarde o Rato) basta con un año. Para percibir el 100% del salario, tienen que tener 65 años. Las pensiones son contributivas y de reparto, lo que implica que son garantizadas y, en general, no exceden el 70% del salario al jubilarse. Tras jubilarse, deben estar tres años sin vinculación al FMI. Después pueden volver a trabajar como consultores, en cuyo caso pueden cobrar fácilmente 75.000 euros netos anuales más por un máximo de 150 días de trabajo al año.
Según su Memoria Anual de 2013, el Fondo tiene un presupuesto de unos de 740 millones de euros. En torno al 80% de esa cifra se va en gastos de personal de su plantilla de 2.400 empleados, de los que la mitad son economistas. Otro 10% se destina a gastos de viaje. Una secretaria «con experiencia» cobra unos 40.000 euros anuales. Un economista junior, entre 65.000 y 75.000. Para ser plantilla, hay que trabajar durante tres años, al término de los cuales se analiza la actuación del candidato y se decide si pasa a ser fijo.
Los salarios se fijan en función de una fórmula específica más lo que resulte de las evaluaciones anuales llevadas a cabo por los superiores de cada uno. Eso implica que normalmente los funcionarios del FMI reciben subidas entre 1 y 3 puntos superiores al IPC (es poco frecuente que una evaluación sea tan mala que implique un alza del 0%). En la actualidad, el FMI está estudiando que sean necesarios seis años para hacer fijos a sus empleados. En algunos casos, el FMI costea el 75% de la matrícula universitaria de los hijos de algunos empleados.
Una vez cada dos años, el Fondo paga un viaje al funcionario y a su familia a su país de origen. La institución también tiene un excelente seguro médico para empleados y familias, además de un gimnasio y un exclusivo country club, es decir, un club de campo, el Bretton Woods. Los viajes de trabajo fuera de EEUU, Canadá y México suelen ser en business class.
Estas condiciones eran más generosas antes de 2007, cuando la institución tuvo que llevar a cabo un ajuste. Ahora, el FMI está estudiando endurecerlas más. Eso ha provocado preocupación en algunos despachos de la organización, dado que la Reserva Federal está ofreciendo ahora mejores condiciones que el FMI, y el banco central de EEUU está contratando a un gran número de trabajadores no estadounidenses.
Comisión Europea
El jefe de la misión de la Troika en España es el belga Servaas Deroose, vicedirector general de la unidad de Economía y Asuntos Monetarios y mano derecha del comisario Olli Rehn. Es el segundo mando en la escala ejecutiva de la Comisión y responsable último de los informes que se publican después de cada revisión del programa de recapitalización de la banca.
Licenciado en Economía por la Universidad de Gante, Deroose se incorporó a la CE en 1985 después de haber trabajado como investigador. Desde entonces ha trabajado en las áreas de supervisión macroeconómica y en 2010 fue ascendido a la categoría que ahora ocupa.
Dentro de la escala salarial de los eurofuncionarios, Deroose ha alcanzado el nivel más alto posible (AD 15 y AD 16), donde el salario mensual va desde los 14.953,61 euros hasta los 18.370,84 euros, en función de la antigüedad y grado dentro de la categoría. Este salario está sujeto a un impuesto que recauda la Unión Europea y que va destinado al presupuesto comunitario. Para estos tramos de renta, esta especie de IRPF europeo asciende al 45%, si bien hay una parte que está exenta.
Además, Deroose, al igual que el resto de funcionarios, disfruta de una serie de condiciones que para muchos funcionarios nacionales son un privilegio. Por ejemplo, hay complementos para costear la educación de los hijos en el Colegio Europeo, ayudas para maternidad, mudanzas y desplazamientos. Las dietas para las misiones oficiales van a parte.
En una escala inferior se encuentra Massimo Suardi, jefe de la Unidad de España en la dirección general de Asuntos Económicos. Su categoría de Administrador se sitúa entre los niveles 9 y 14, por lo que su sueldo es de entre 7.127,99 euros y 14.953 euros al mes. Además, al igual que todos los funcionarios de la Comisión Europea, Suardi tiene derecho a cobrar una pensión equivalente al 60% de su último sueldo, que de media se sitúa en los 70.000 euros anuales. Actualmente estos trabajadores aportan el 11,6% de su nómina a costear la pensión, que empiezan a recibir a partir de los 63 años, aunque hay una propuesta sobre la mesa para elevar la edad de retiro hasta los 65. Un funcionario europeo puede jubilarse anticipadamente a los 58 años.
Pero si estos mandos ejecutivos pueden tener dificultades para justificar su sueldo al tiempo que reclaman rebajas salariales en España, más problemas pueden tener el aún presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y su vicepresidente responsable de la cartera de Economía, Olli Rehn. El político portugués, que lleva 10 años en el cargo, gana 25.554,58 euros al mes, mientras que la nómina del finlandés es de 23.147 euros. El salario es en realidad más alto, ya que hay que sumar una serie de complementos que en el caso de Barroso acercan los emolumentos hasta casi los 30.000 euros. Tanto el presidente como todo el colegio de comisarios tienen derecho a percibir hasta un 15% de su sueldo para costear su residencia en Bruselas. Los comisarios reciben además 372 euros por cada hijo que tienen a su cargo (91 euros cuando es menor de cinco años) y un complemento en concepto de representación de 607 euros al mes.
La remuneración está sujeta a un impuesto de hasta el 45% y la contribución a un seguro médico equivalente al 1,6% de su salario básico mensual. Desde que Rehn ha dejado el cargo recibe una compensación de hasta el 65% de su sueldo que se extenderá durante los próximos tres años y a partir de los 65 años obtendrá una pensión con cargo al presupuesto europeo equivalente al 70% de su sueldo.
Banco Central Europeo
El sueldo de Mario Draghi como presidente del BCE aumentó un 1,1% en 2013, hasta los 378.240 euros. Fue una subida claramente por encima de la tasa de inflación de la región, que se situó en diciembre de 2013 en el 0,8%, y de una mejora superior a la del año anterior, cuando el salario anual del presidente del supervisor se incrementó en un 0,8%, hasta los 374.124 euros.
Desde que comenzó la crisis financiera, el cargo de presidente del BCE ha visto incrementado su salario en un 9,6%. En 2007, Jean Claude Trichet percibió un sueldo de 345.252 euros. Desde entonces, esa cantidad ha ido creciendo un 1,9% en 2008, un 2,5% en 2009 y un 2% en 2010, subidas que se redujeron al 0,8% anual en los dos siguientes ejercicios.
No sólo Mario Draghi disfruta de una remuneración a prueba de crisis. El vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, recibió en 2013 un salario de 324.216 euros. Una subida del 1,1%, respecto a los 318.132 euros que ganó en 2011. Esta mejora se aplicó también a los sueldos del resto de miembros del consejo ejecutivo del BCE, que vieron ascender su sueldo a 270.168 euros anuales. Por si fuera poco, Yves Mersch percibió, además, en enero de 2013 la remuneración correspondiente a 2012, ya que se incorporó al consejo el 15 de diciembre de ese mismo año.
La estructura salarial del BCE prevé que sus ejecutivos perciban un salario base y prestaciones adicionales por residencia y representación. El presidente, por ejemplo, dispone de una residencia oficial propiedad del BCE para su uso particular, mientras que los miembros del comité ejecutivo tienen derecho a prestaciones tanto por residencia e hijos a su cargo como para la educación de los niños, en función de sus circunstancias individuales. Cuentan, además, con deducciones fiscales en relación con las aportaciones al plan de pensiones y a los seguros médicos y de accidentes, mientras que las prestaciones sociales no están sujetas a tributación y no computan a efecto de pensiones.
En las escalas laborales más bajas tampoco se oyen quejas sobre los salarios del BCE. La partida total de gastos de personal del año 2013 sumó 187,3 millones de euros, un alza del 1,5% respecto a los 184,6 millones que dedicó a ella en 2011. Al contrario que en casi toda Europa, sus sueldos han seguido subiendo y sus funcionarios han mantenido cómodamente su poder adquisitivo.
Y las nuevas contrataciones no llegan marcadas por una política de austeridad muy evidente. El BCE gastará 300 millones de euros este año y el que viene en crear un grupo de élite para supervisar los principales bancos europeos y la mayoría de esta suma se destinará a generosos salarios para muchos de sus empleados.
Sólo para el lanzamiento del Mecanismo Único de Supervisión, el BCE cuenta con 156 millones presupuestados para 2015 que pagarán los salarios de baja retención fiscal que alcanzarán hasta 245.000 euros al año para los supervisores de alto rango. Los sueldos brutos y otros gastos de personal equivalen a unos 156.000 euros por persona. Aproximadamente otros 78 millones se gastarán el año que viene en viajes, consultoría y tecnologías de la información, mientras que se apartarán 26 millones para las instalaciones.
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