“Realmente he estado disfrutando de los aplausos que tanto usted [Boris Johnson] como sus ministros nos dedican cada semana a los trabajadores del NHS (Sistema Nacional de Salud). Pero hoy, sin embargo, me sentí traicionado, apuñalado por la espalda. Me sorprendió descubrir que ha decidido… su Gobierno ha decidido… excluirme a mí y a mis colegas que trabajan como limpiadores, celadores y trabajadores de asistencia social … todos con salarios mínimos. Me duele escuchar que si muero luchando contra el coronavirus, mi pareja no tendrá un permiso indefinido para quedarse en el Reino Unido”, asegura Hassan Akkad mirando fijamente a la cámara de su móvil.
Este refugiado sirio de 32 años ha puesto en jaque a Downing Street, forzando al primer ministro británico a cambiar una polémica medida que, en un principio, dejaba a algunos trabajadores de la sanidad pública como “ciudadanos de segunda”. El video lo realizó el miércoles al terminar su turno en el servicio de limpieza del hospital Whipps Cross, al este de Londres, desinfectando las salas del covid-19, y lo colgó en Twitter. Tiene ya cerca de cinco millones de visitas.
Desde el principio se nota su destreza con la cámara. No en vano, en 2017, ganó un Bafta (el equivalente al Goya) en la categoría de mejor documental, al contar con su teléfono, a modo de cámara oculta, su odisea hasta llegar al Reino Unido. Akkad era profesor de inglés en Damasco, pero se vio obligado a huir después de ser encarcelado por participar en una protesta contra el Gobierno. Durante 87 días, grabó todo su viaje, arriesgando su propia vida. Al fin y al cabo, para los traficantes de personas, un teléfono supone la misma amenaza que un Kalashnikov.
No llegó el Boris diferente
Con tono pausado, desde el asiento de su coche aún sin arrancar, Akkad expresaba este miércoles su gran frustración ante la letra pequeña de las medidas anunciadas por el Número 10. El Gobierno decidía garantizar el permiso de residencia a las familias de los trabajadores extracomunitarios del NHS fallecidos por la pandemia. Sin embargo, la lista sólo incluía, entre otros, a médicos, enfermeros, científicos y fisioterapeutas. En definitiva, ni una sola mención a limpiadores, celadores y trabajadores de asistencia social.
Durante su intervención, Akkad, que se unió al servicio de limpieza del hospital coincidiendo con el ingreso en la UCI de Johnson por coronavirus, muestra su gran decepción. “Cuando recibió el alta realmente llegué a pensar que se trataba de un Boris diferente”, añade. “Los inmigrantes estamos en primera línea, haciendo estos trabajos muy exigentes para ayudar a que los pacientes superen la pandemia. Y lo menos que puede hacer si morimos, es dar a nuestras familias un permiso indefinido para poder quedarse. Por favor, reconsidere su decisión. Espero tener noticias suyas. Gracias”, concluía.
Tras las grandes críticas recibidas por sindicatos, oposición y los propios ciudadanos, el primer ministro británico ha rectificado incluyendo también a estos trabajadores en su “programa de duelo”.
No ha sido el único volantazo de esta semana. Johnson también se ha visto obligado a cambiar de opinión ante una de las medidas que había defendido hasta ahora con gran vehemencia, para evitar la que habría sido una importante rebelión interna en Westminster. Esto habría mermado aún más su liderazgo, ya de por sí bastante tocado por su gestión ante una pandemia que se ha cobrado ya más de 36.000 en el Reino Unido. Se trata del segundo país del mundo más afectado por el covid-19, tan sólo por detrás de Estados Unidos.
El inquilino de Downing Street eximirá finalmente a los extracomunitarios que trabajan en el NHS de la tasa que tienen que pagar cada año para poder utilizar la sanidad pública. Se trata de una cuota de 400 libras (445 euros) que el Gobierno prevé aumentar en octubre a 624 libras. Actualmente, todos los inmigrantes fuera de la UE tienen que hacer frente al pago, con independencia de si hacen uso de los hospitales o no. Los padres deben aportar, además, 470 libras (520 euros) por cada hijo a su cargo.
“Las contribuciones que se han hecho a través de la tasa sanitaria desde que se introdujo en 2015 ascienden a 900 millones de libras (1.000 millones de euros)”, matizó un portavoz del Número 10.
Dudas ante el Brexit
De momento, los ciudadanos de la UE no deben hacer frente a la tasa. Pero tras el Brexit, que a efectos prácticos se materializará a finales de este año, la exención dependerá de las negociaciones sobre la nueva relación bilateral que actualmente mantienen Londres y Bruselas.
El papel de los trabajadores inmigrantes del NHS ha sido sumamente aplaudido durante la pandemia del coronavirus. Tras su paso por la UCI, el propio Johnson agradeció públicamente a los dos enfermeros que le trataron en el hospital: una neozelandesa y un portugués. En cualquier caso, siempre se había negado a cancelar esta cuota. Este mismo miércoles, ante la petición del líder de la oposición laborista, Keir Starmer, el líder tory volvía a mostrar su oposición.
Sin embargo, la pandemia del coronavirus va mermando día tras día su liderazgo. La gestión de Downing Street ante la crisis del covid-19 se ha convertido en centro de todas las críticas. El Ejecutivo está cada vez más debilitado y la presión, ya no viene tan sólo por parte de la oposición laborista, sino de las propias filas ‘tories’.
Varios diputados conservadores avanzaron que respaldarían la enmienda laborista a la nueva ley de inmigración -pidiendo la cancelación de esta cuota- que se tramita actualmente en Westminster, por lo que Johnson se ha visto obligado a dar marcha atrás. El expresidente del Partido Conservador Chris Patten llegó a señalar a The Guardian que cobrar a los empleados de la sanidad era “inmoral y monstruoso”.
La nueva normativa sobre inmigración -que quiere poner fin a la libertad de movimiento a finales de año- es una de las piezas claves del Brexit que tanto abanderó el inquilino del Número 10, por lo que una rebelión interna sobre este asunto habría supuesto un gran varapalo político. El líder de la oposición laborista no tardó en apuntarse el tanto asegurando que era “una victoria para la decencia común”.
Tras el cambio de dirección, el portavoz de Downing Street recalcó que el premier había pedido tanto al ministerio del Interior y como al de Sanidad que eximieran a los trabajadores del NHS de esta cuota “tan pronto como sea posible”. Los funcionarios ahora están trabajando en los detalles, que se anunciarán “en los próximos días”. Con todo, según la BBC, se entiende que el plan incluirá a todos los trabajadores del NHS, es decir, aparte de médicos y enfermeros, también a celadores, servicio limpieza y atención social, entre otros.
Fuente: Elconfidencial.com (22/5/20) Pixabay.com