El Ministerio de Agricultura francés ha obtenido la aprobación y el apoyo de la Unión Europea para financiar las denominadas ayudas a la destilación de crisis, que se espera vayan a concentrarse sobre todo en las regiones de Burdeos y Languedoc. Según lo contemplado en el programa, el vino se destila en etanol que puede venderse para usos industriales, como perfumes o gel hidroalcohólico.
Este programa forma parte de un esfuerzo más amplio del Gobierno para ayudar a los productores de vino del país, que intentan adaptarse a la caída de la demanda entre los consumidores franceses, la competencia en el mercado de exportación y la debilidad de las ventas en China.
El Ministro de Agricultura, Marc Fesneau, declaró el viernes durante una visita a una destilería que el Gobierno pretendía “detener el desplome de los precios y [ayudar] a los vinicultores a encontrar nuevas fuentes de ingresos”. Añadió que los agricultores debían “adaptarse a la evolución del consumo y ajustar la producción a la demanda del mañana”.
La industria vitivinícola había calculado que el excedente de este año ascendería a 3 millones de hectolitros, lo que equivaldría al 7% de la producción del año pasado, que fue de 42 millones de hectolitros. Había presionado para obtener 240 millones de euros en ayudas a la destilación de crisis.
Hay otro plan de compensación para los agricultores que acepten arrancar viñedos y convertir las tierras en bosques o dejarlas en barbecho. Unos 1.000 agricultores de Burdeos han solicitado este tipo de ayudas para eliminar 9.200 hectáreas de viñedo, lo que representa alrededor del 8% de la superficie total de cultivo de la región.
Estas medidas se adoptan en el momento en que se inicia la vendimia, que moviliza a cientos de miles de trabajadores temporeros durante un periodo de cuatro a seis semanas. El calendario de la vendimia se ha adelantado en los últimos años debido al aumento de las temperaturas por el cambio climático. En Champaña, la vendimia se ha retrasado entre tres y cuatro semanas.
Las perspectivas de producción varían según las regiones este año. La sequía afecta a algunas zonas como Languedoc-Rosellón, mientras que la enfermedad de mildiu causada por la alternancia de tormentas y altas temperaturas reduce la producción en los viñedos del suroeste. Pero la región de Champaña espera mejores rendimientos, y se prevé que los volúmenes globales se mantengan estables en comparación con el año pasado.
El consumo de vino tinto entre los franceses ha caído un 32% en la década hasta 2022, según un estudio del investigador de mercado Kantar, con fuertes descensos entre los jóvenes, muchos de los cuales prefieren los licores, cocktails y la cerveza o sencillamente beben menos alcohol.
La demanda de vinos de alta gama y champán ha resistido mejor que la de vinos de mesa más asequibles, por lo que algunos productores franceses han conseguido subir de categoría para hacer frente a la menor demanda. Los vinos rosados también han ganado popularidad, y grandes grupos como LVMH y Pernod Ricard han adquirido marcas como Whispering Angel y Sainte Marguerite en Provence.
Fuente: expansion.com (22/8/23) pixabay.com