La velocidad ha ejercido siempre una gran atracción para el hombre a lo largo de la historia. Pero si hay alguien que lo ha perseguido con ahínco desde niño, es Christian von Koenigsegg. Este empresario sueco acaba de recuperar el récord de velocidad reservado a coches de serie homologados para circular por la calle. Lo tuvo ya en 2005, con el Koenigsegg CCR, un espectacular biplaza de 806 CV que alcanzó 388 km/h en un registro reconocido por el libro Guinness. Pero se lo arrebató en 2006 el impresionante Bugatti Veyron de 1.001 CV, que había llegado a 431 km/h, aunque su fabricante decidió limitar el tope del modelo de serie a ‘solo’ 415 km/h. Se trataba de no correr riesgos y asegurar la integridad de los neumáticos. El Veyron Super Sport no era más que una evolución, con 1.200 CV, del primer Bugatti Veyron que salió a la venta en 2003 a millón de euros la unidad. Este imponente biplaza llevaba un motor de 8 litros W16 y se convirtió en el superdeportivo de referencia y el buque insignia de las marcas del Grupo VW.
La réplica de Koenigsegg ha tardado unos años en llegar, los que ha necesitado para ultimar su última creación. Pero de nuevo ha podido cumplir su sueño y el espectacular Koenigsegg One:1 (imagen inferior) ha alcanzado 440 km/h. Y el registro supera los 431 km/h logrados por el Super Sport.
Sin embargo, para llegar hasta aquí, Cristian Koenigsegg ha tenido que superar muchos desafíos.
A este emprendedor sueco de 44 años se le podrán atribuir muchos defectos, igual que a cualquier ser humano, pero de lo que no se le acusará nunca es de falta de tenacidad. Cuando apenas era un adolescente empezó a soñar con fabricar el coche más rápido del mundo. Y con solo 19 años, mientras estudiaba Económicas en Bruselas, creó una compañía para vender pescado en Europa y Estados Unidos para financiar su ambicioso deseo. Le fue tan bien el negocio, que con los beneficios obtenidos montó Koenigsegg Automotive.
En 1993, a los 23 años, fabricó ya su primer prototipo. Y en 2000, empezó la producción del CC8S, el primer modelo de serie, que rendía ya 655 CV. Fabrica sus deportivos de forma artesanal, con una plantilla muy ajustada que diseña y produce sus propios componentes mecánicos. Y desde entonces ha entregado más de un centenar de unidades. Además, sus medios han sido suficientes para lograr otros registros sorprendentes. Destaca la aceleración de 0 a 300 km/h en 14,53 segundos lograda con el modelo Agera R. Y la frenada de 300 km/h a 0 con el mismo modelo en solo 6,6 segundos, ambos logrados en 2011.
Pero la mejor demostración de su capacidad y madurez tecnológica es el One:1 presentado en marzo en el último Salón de Ginebra. Este purasangre sueco es un biplaza de 4,5 metros de largo que debe su nombre a la extraordinaria relación que ofrece entre peso y potencia: uno a uno. Y es que pesa solo 1.360 kilos, los mismos caballos que rinde su imponente motor 5.0 V8 biturbo. Va acoplado a un cambio de siete velocidades. Y acelera desde parado hasta 400 km/h en 20 segundos para volver a detenerse en solo 10 segundos.
Koenigsegg ha anunciado que fabricará solo seis unidades que ya están vendidas, pero no ha querido declarar el precio
Una carrera contra el tiempo
Estos son los principales récords de velocidad sobre tierra, desde los primeros coches eléctricos hasta los últimos cohetes con ruedas.
1898
Primer registro del francés De Chasseloup: 63,1 km/h.
1899
El belga Jenatzy, con el eléctrico Jamais Contente, supera los 100 km/h: 105,9.
1906
F. Marriott, norteamericano, pasa de 200 km/h: 205 (motor a vapor).
1927
El británico Segrave rompe la barrera de los 300 km/h: 326.
1931-1935
Su compatriota M. Campbell lo bate varias veces: 444 km/h.
1938
Otro inglés, G. Eyston, alcanza 575 km/h.
1947
J. Cobb sube el listón a 633 km/h.
1964
Llegan las turbinas a reacción. El Spirit of America de C. Breedlove se pone a 846 km/h.
1965
Breedlove sube a 966 km/h.
1970
Caen los 1.000.
G. Gabelich con el Blue Flame: 1.001 km/h.
1997
A. Green y su Thrust SSC superan al sonido: 1.221,2 km/h.
2014
Bloodhound SSC: al asalto de los 1.600 km/h.
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