La reforma que ha aprobado hasta ahora el Gobierno es insuficiente para garantizar la sostenibilidad de las pensiones y estas no deberían subir con el IPC este año para hacer frente a la escalada de precios. Así lo afirma el Banco de España en su informe anual, publicado este miércoles, que constituye su principal documento sobre la coyuntura y los retos de la economía española. El informe, de cerca de 300 páginas, lanza otros mensajes: la inflación está afectando más a las rentas bajas por tener una cesta de la compra más expuesta; la ayuda de 20 céntimos al combustible es poco selectiva y beneficia más a las rentas altas, y la reforma laboral está consiguiendo un aumento de la contratación indefinida, pero esta debería valorarse cuando haya más datos midiendo la creación de empleo.
La inflación se ha originado en la energía y debería moderarse; sin embargo, según el organismo, está siendo más persistente de lo esperado, se ha extendido hasta el 60% de los bienes y servicios, y se corre el riesgo de que se propague aún más porque estos costes energéticos se trasladen a precios finales o porque suban más los salarios. Si bien un pacto de rentas sería deseable para evitar una espiral de precios, el Banco de España considera que semejante acuerdo estaría ya ocurriendo de forma “tácita”: las empresas están reduciendo márgenes y los trabajadores están perdiendo poder adquisitivo. Aunque los ingresos públicos crecen y el déficit baja, la ratio de deuda sigue prácticamente igual, y amenaza con subir si no se hace nada. Es más, el aumento de los ingresos podría no ser estructural igual que sucedió antes de 2008.
Las recomendaciones del informe no paran ahí. Habría que revisar todas las partidas de gasto de las administraciones para ganar en eficiencia, en especial porque España destina una menor proporción que sus pares europeos en dos rúbricas fundamentales para el crecimiento, la educación y la inversión. En cambio, dedica más a prestaciones sociales e intereses de la deuda. También habría que reorientar los impuestos desde la renta al consumo, quitando reducciones del IVA, subiendo tributos medioambientales y compensando con los ingresos adicionales a las rentas bajas. Según la literatura académica, dice el banco, estos impuestos penalizan menos el crecimiento porque no encarecen el factor trabajo. Y todo ello debería enmarcarse en un plan de consolidación fiscal gradual que solo debería llevarse a cabo una vez se consolide la recuperación y que es todavía más importante al estar ya el BCE retirando estímulos. Aunque los gastos de la covid han bajado, el gasto total ha seguido subiendo, recuerda el supervisor.
El reto de las pensiones
Las pensiones son el principal reto para las cuentas públicas: “De acuerdo con las estimaciones disponibles, que incorporan las medidas recientemente adoptadas en este ámbito, hacer frente a los incrementos del gasto en pensiones que se derivarán del envejecimiento poblacional requerirá de nuevas actuaciones en el futuro por el lado de los ingresos, de los gastos o de ambos”, afirma el gobernador Pablo Hernández de Cos en la presentación del documento. Es decir, la reforma aprobada hasta ahora es insuficiente. Además, el Banco de España insiste en desvincular del IPC las revalorizaciones de prestaciones y sueldos de funcionarios como parte del pacto de rentas que buscaría alejar la posibilidad de que la inflación se retroalimente.
El organismo supervisor explica que hay que analizar las consecuencias redistributivas del sistema de pensiones y sus efectos sobre la equidad intergeneracional. Habría que evitar “que los eventuales ajustes recaigan en grupos concretos como los jubilados o los futuros trabajadores”, apunta. Y subraya la necesidad de iniciar “un debate riguroso que aborde el nivel de prestaciones y la estrategia de captación de los ingresos”. En este sentido, menciona “la conveniencia de reforzar el vínculo entre las prestaciones y las contribuciones realizadas, asegurando un nivel suficiente para los hogares más vulnerables”. Dado que según los cálculos del banco un pensionista recibe de media un 74% más de lo que ha aportado, esto en la práctica implicaría ir gradualmente hacia un sistema con prestaciones menos generosas. El supervisor también habla de alargar la vida laboral de los trabajadores y de establecer “mecanismos automáticos de ajuste”. Aunque el banco no los menciona, un ejemplo de instrumentos automáticos eran el 0,25% de revalorización en las pensiones y el factor de sostenibilidad que se han derogado. Todo ello serviría para “dotar al sistema de mayor transparencia y previsibilidad”, remacha.Conoce en profundidad todas las caras de la moneda.
Revisión a la baja del crecimiento
El Banco de España dibuja una recuperación incompleta de la pandemia, rodeada de incertidumbres y muy distinta por sectores, empresas y hogares. Mientras que a la economía española le falta por recobrar un 3,4% del PIB perdido con la pandemia, el conjunto de la zona euro ya se ha recuperado. La renta disponible de los hogares presenta una evolución menos favorable que en Europa y lastra un despegue más robusto del consumo, que todavía se sitúa casi un 10% por debajo. En parte porque el empleo en horas trabajadas todavía no se ha recobrado y porque las rentas bajas acumularon menos ahorro. Además, justo cuando empezaban a aliviarse los cuellos de botella y a recuperarse los servicios como el turismo con la vacunación, la guerra de Ucrania ha disparado la inflación, hecho mella en la confianza, aumentado la incertidumbre y ralentizado el comercio internacional.
Esta inflación está teniendo un impacto mayor en España porque en su cesta de consumo tienen más peso la electricidad y el combustible, y porque sufre una traslación más rápida de los precios de la energía al consumidor debido a la tarifa regulada, cuyos precios se forman directamente en el mercado mayorista. El ahorro acumulado con la pandemia y los fondos europeos no han dado el impulso esperado hasta ahora. Y el comportamiento del primer trimestre, que ha sido peor de lo previsto, obliga a una revisión a la baja del crecimiento, anuncia el organismo supervisor. Dicho esto, la economía española seguirá creciendo y alcanzará los niveles prepandemia a finales de 2023. Es decir, con el conflicto bélico se ha vuelto a retrasar la recuperación. Francia y Holanda ya se han recobrado. Italia y Alemania deberían hacerlo durante este año.
Los precios están teniendo un avance mayor en los componentes no energéticos, pero muestran una moderación en los energéticos. Y el tope al precio del gas en el mercado eléctrico ibérico debería atemperar la escalada de los costes energéticos. Si bien la inflación seguirá alta en los próximos meses, debería poco a poco bajar, vaticina el Banco de España, que no obstante admite la “extraordinariamente elevada” incertidumbre sobre estas proyecciones. Por eso, y dado el escaso margen de maniobra en las cuentas públicas, pide una política fiscal selectiva y temporal para mitigar la inflación en las rentas bajas. La bonificación al combustible beneficia más a las rentas altas porque consumen más. Así que resultaría mejor ayudar solo a las rentas bajas a través del IRPF con impuestos negativos como el de las madres trabajadoras. No tiene sentido “recurrir a medidas de rebajas generales de precios que son más costosas y que no proporcionan los incentivos adecuados para reducir el consumo de esos bienes”, recalca.
El banco vuelve a la carga con que sería “altamente deseable” un pacto de rentas por el que empresas y trabajadores se repartirían “la inevitable merma de renta nacional” que ha provocado el encarecimiento de las importaciones de materias primas. Este debería ser plurianual; tener en cuenta los distintos niveles de productividad de las empresas; incluir los márgenes empresariales; excluir los precios energéticos de las referencias para negociar salarios; evitar las cláusulas de garantía salarial y recoger un compromiso de mantenimiento del empleo.
La desigualdad y la reforma laboral
Pese a que todavía no hay datos, la evidencia que recoge el banco apunta que la pandemia aumentó la desigualdad de rentas, sobre todo en los jóvenes. Para corregirla, el supervisor receta una mejora de la educación, una evaluación de las políticas de apoyo a las rentas como el recién aprobado Ingreso Mínimo Vital y hacer más atractivo el contrato indefinido. Por el contrario, lo que ha hecho la reforma laboral es limitar por ley el uso del temporal. Respecto a la importante caída del contrato temporal que ha habido con la reforma, el Banco de España advierte de que hace falta más tiempo para valorarla y de que “la reducción de la temporalidad podría provenir tanto de la sustitución del empleo temporal por fijo como de la destrucción del empleo temporal”. De hecho, cita el caso italiano: “Algunos estudios para otros países que han aprobado reformas similares en el pasado apuntan a que habrían tenido un cierto coste en términos de menor creación neta de empleo”. El banco también recuerda que los trabajadores jóvenes están registrando una creciente tasa de parcialidad no deseada desde la crisis financiera. Y añade que habrá que seguir cómo evoluciona la rotación de puestos de trabajo, la productividad de las empresas o la calidad de los empleos.
Otro instrumento necesario son las políticas de reinserción de parados, las llamadas políticas activas. Según explica el supervisor, en España estas no funcionan como deberían y eso provoca que, tras la pérdida de empleo, las probabilidades de conseguir un trabajo sean menores que en otros países europeos. La política de vivienda también debería ayudar tras endurecerse el acceso en los últimos años. Y la ley de vivienda persigue ese objetivo, pero fija unos controles de precios sobre el alquiler que, en opinión del banco, podrían tener efectos no deseados o adversos a medio y largo plazo. Se deb ería garantizar la seguridad jurídica para asegurar un aumento de la oferta de alquiler, concluye.
El tamaño de las empresas
El supervisor pide que se analice por qué España cuenta con más empresas pequeñas de baja productividad. Y apunta algunas ideas al respecto: la elevada complejidad de la regulación, la falta de apoyos a la innovación y la necesidad de una financiación en condiciones más favorables. Considera positiva la aprobación de la ley de creación empresarial y la ley concursal, pero dice que todavía tendrán que evaluarse sus resultados. La mejora del tamaño es importante para enfrentarse al encarecimiento de los costes energéticos y los cambios de estructura productiva que harán falta con la digitalización y la transición verde, destaca el informe anual.
Fuente: elpais.com (18/5/22) pixabay.com