Un estudio de Línea Directa acaba de cuantificar en 420 los fallecidos que se evitarían cada año en la carretera con los cuatro sistemas de seguridad de los automóviles más eficaces.
Hace años que ya es una evidencia el aporte de seguridad que los modernos dispositivos electrónicos aportan al tráfico por carretera. Nuevas generaciones de sofisticados sistemas se han sumado a las primeras generaciones de dispositivos, que revolucionaron la seguridad de los automóviles.
Airbags, pretensores de cinturón, ABS o controles de estabilidad marcaron la pauta a la hora de incorporar las nuevas tecnologías a la hora de fabricar coches más seguros para sus pasajeros y para el resto de los automovilistas. La Fundación Línea Directa ha presentado el informe «Los sistemas tecnológicos avanzados para la prevención de los accidentes de tráfico» en colaboración con Centro Zaragoza, instituto de investigación de referencia en cuanto a la reparación de vehículos. Las conclusiones del informe no dejan de ser muy significativas en lo que respecta a la incidencia de los nuevos sistemas de seguridad en la disminución de víctimas por accidentes.
En su funcionamiento, estos sistemas «toman conciencia del entorno» mientras circulamos y anticipan el accidente, preparándonos a nosotros y al vehículo para evitarlo. Para la mayoría de los automovilistas (un 96% según el estudio), siglas como AEB, LKA, BSM, DDD,?no significan nada. Y sin embargo nombran dispositivos que les pueden salvar la vida. Más allá de la dualidad «seguridad activa y pasiva» Estas tecnologías van más allá de los conceptos de «seguridad pasiva y activa». Trabajan en paralelo y analizan todos los datos del entorno del vehículo, los procesan y actúan sobre la mecánica del vehículo para prevenir y así evitar el accidente.
La Fundación Línea Directa ha analizado 83.115 accidentes con víctimas leves, graves y fallecidos, centrándose en los cuatro sistemas que se han revelado más eficaces según las pruebas de EuroNCAP. Los resultados del estudio hablan por sí solos, ya que estos cuatro dispositivos hubieran evitado, en el caso de equipar a todos los automóviles, 23.000 accidentes con víctimas al año, un 27,5 % del total. Entre los fallecidos, un elevado porcentaje (el 22%) se hubieran salvado en España, ascendiendo su número a 420 personas.
El frenado de emergencia autónomo, o AEB por sus siglas en inglés, es el más eficaz de los nuevos sistemas de seguridad preventiva. Su capacidad para frenar o detener el coche en caso de colisión o atropello, evitaría un 19% de víctimas, es decir más de 200 fallecidos. De los cuatro dispositivos analizados es el de mayor aceptación, ya que un 16% de los coches comercializados en 2013 lo equipaban. La ayuda al mantenimiento de carril (LKA) reconoce mediante cámaras las señales horizontales de la carretera y nos avisa, mediante vibraciones en el volante o señales en el cuadro de mandos cuando traspasamos las líneas pintadas en la carretera.
Cuando el conductor se duerme, el propio sistema corrige la trayectoria actuando sobre la dirección. La importancia de este sistema en los accidentes ha hecho que la Unión Europea esté pensando hacerlo obligatorio en 2016. El detector de fatiga DDD analiza por su parte la atención del conductor y sus reacciones, avisándole mediante señales acústicas o visuales y su implantación podría salvar la vida a 90 personas. Por último, la monitorización de ángulos muertos (BSM) detecta vehículos fuera del campo visual de los retrovisores. Su uso reduciría un 3% los accidentes con víctimas y el 29% de los coches lo equiparon en 2013.
Fuente: Eleconomista.es (19/8/14)
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