Ya no son especulaciones sobre cuánto daño puede hacer en España la ‘Xylella fastidiosa‘, una bacteria conocida como ‘ébola del olivo’ por sus efectos devastadores sobre los árboles leñosos. Es la propia Comisión Europea quien lo confirma: estamos perdiendo la batalla a pasos de gigante. En Baleares, primer punto de entrada de la plaga a nuestro país, la ‘Xylella’ está oficialmente fuera de control. Son tantos los focos en Mallorca (156 confirmados y subiendo) que habría que arrasar literalmente la isla para cumplir el protocolo de erradicación.
Árboles infectados, arrancados por agricultores en Mallorca para evitar la propagación. (EFE)
Y en Alicante, punto de entrada de la bacteria a la Península, tras el primer focoha llegado un segundo, y la organización Asaja asegura haber visualizado al menos 30 focos potenciales. Igual que en Mallorca, si los focos se van confirmando uno a uno, no queda otra que arrasar parte de la Marina Baixa para cumplir con la normativa europea. Y como era de esperar en cuanto han visto el desastre sobre sus cabezas, agricultores y ayuntamientos se han levantado en armas contra el mandato comunitario.
Hay hasta 360 vectores o agentes transmisores de la enfermedad, la mayoría insectos tan comunes en las plantaciones como mosquitos o cigarrillas, y no se conoce cura hasta la fecha. En cuanto el árbol se infecta, la bacteria tapona sus vasos e impide la circulación de savia bruta, asfixiándolo lentamente. Sus primeros síntomas: hojas marchitas y decaimiento general. El resultado final: ramas secas y muerte del individuo.
Alicante se niega a talar árboles
Hace un par de meses, todos los agricultores y administraciones afirmaban orgullosos que iban todos a una con el protocolo de erradicación. Insistían en que hay que aplicarlo sí o sí para evitar un desastre mayor, que España no cometería el error de Italia. Pero ahora que la plaga se va extendiendo, surgen las voces críticas de los afectados.
Ese es el gran problema, casi igual de grave que la propia bacteria: el conflicto de intereses y la politización de la plaga. En Italia, la actuación timorata de la Administración provocó la expansión incontrolada de la bacteria. El Gobierno regional de Puglia no quería contrariar a sus agricultores, que se negaban en redondo a talar todos los olivos que rodeaban un ejemplar infectado porque, decían, sería su ruina. Hasta grupos ecologistas se abrazaban a los árboles sanos. Unos por otros, la plaga se extendió brutalmente, causando la muerte de dos millones de olivos en cinco años en la región de Puglia y la declaración de zona catastrófica.
En España el contexto es distinto, pero también está surgiendo una fuerte oposición a la directiva europea. El Gobierno de Baleares ha pedido a Bruselas que no aplique el protocolo de erradicación en la comunidad, bajo el argumento de que destruir y quemar toda la vida vegetal, en este estadio avanzado de la epidemia, convertiría las islas en un erial. Por ahora, habría que talar y quemar 1.000 hectáreas, 500 de las cuales en Mallorca. La batalla en las islas tiene una lógica territorial, pero no así en Alicante, donde agricultores e incluso alcaldes se han levantado en armas contra la Unión Europea.
Sin dinero y a contrarreloj: España lucha contra la bacteria que mata los olivos
Ocurrió a finales de la semana pasada. Unos 70 vecinos y hasta cinco alcaldes del valle de Guadalest se hicieron fuertes en la finca que ha registrado el segundo foco de ‘Xylella fastidiosa’, muy cercano al terreno donde se confirmó el primer caso en la Península a principios de julio. Agricultores, representantes de Jóvenes Agricultores de Asaja y vecinos acudieron a la finca con el solo objetivo de detener las máquinas de Tragsa, que se disponían a talar y destruir todos los árboles en 100 metros a la redonda del almendro infectado por orden de la Consejería de Agricultura de la Comunidad Valenciana. Tras ejercer presión, los opositores, entre los que había también ecologistas, lograron que las máquinas abandonaran el lugar.
«Seguir con el plan de arranque en todos los positivos supondría deforestar por completo el interior de la Marina Baixa», protesta Asaja
«Seguir con el plan de arranque en todos los positivos supondría deforestar por completo el interior de la Marina Baixa», afirma Jóvenes Agricultores de Asaja, en referencia a los más de 30 focos similares que, aseguran, pueden verse con facilidad en la comarca. Pero la organización agraria no usa ese dato para crear alarma, sino al contrario: para demostrar que desde el año 2012 hay almendros con las copas amarillentas y decaídos sin que eso haya supuesto una deblacle. Asaja asegura que Guadalest está siendo «la cabeza de turco» de una situación «que parece estar descontrolada y en la que nadie habla claro».
«Erradicar es el único camino. Cuando en Alicante se arrancaban los árboles para hacer chalés nadie se plantaba delante para salvarlos, y ahora con la bacteria amenazan a los operarios. La gente no quiere que su finca se convierta en un desierto, yo lo entiendo, pero es mejor uno o dos círculos desiertos que convertir todo Alicante en un cementerio», critica Ramón Mampel, secretario general de la organización agraria Unió de Llauradors i Ramaders (ULR).
«No me parece serio que una organización agraria (Asaja) y los alcaldes se opongan a la tala de almendros. Solo si atacamos ahora la plaga podremos tener un futuro mañana. Si no lo hacemos, nos pasará como en Italia. Es muy triste que se politice este problema«, prosigue. Mampel insiste en que la Comunidad Valenciana se ha comprometido a indemnizar a los agricultores afectados, y que su organización, junto a investigadores y expertos europeos, lleva meses advirtiendo de la necesidad de quemar todos los focos que se detecten. Árboles sanos incluidos.
«La gente no quiere que su finca se convierta en un desierto, pero es mejor uno o dos círculos desiertos que convertir todo Alicante en un cementerio», se queja Unió de Llauradors
No lo ve así el alcalde de Guadalest, Enrique Ponsoda, que estudia demandar a la Consejería de Agricultura de la Comunidad Valenciana por allanar la finca afectada sin, presuntamente, notificarlo al propietario. Las máquinas comenzaron los trabajos de tala y destrucción una hora antes de lo que preveían los vecinos, que cuando llegaron a la finca se encontraron ya 10 almendros derribados. Tras mucha tensión, que obligó a desplazar al lugar a ocho miembros de la Guardia Civil, los operarios abandonaron la finca. No hay nueva fecha para la tala de esos 100 metros de almendral, aunque los ayuntamientos de Guadalest, Benifato, Benimantell, Confrides y Polop volverán a atrincherarse en la finca para impedir la aplicación del protocolo de la UE, que llega justo en plena campaña de recogida de la almendra.
La negativa de agricultores y alcaldes en Alicante recuerda preocupantemente al proceder de Italia en 2013. La propia Comisión Europea, en un reciente informe, critica duramente que «las autoridades italianas fracasaron al rastrear la expansión y no siguieron los planes de contención acordados con la Comisión Europea. Los esfuerzos para detener la infección han sido repetidamente obstaculizados en los últimos cuatro años». Bruselas también advierte de la gran capacidad de la ‘Xylella’ para mutar, factor que la convierte en incluso más letal. La buena noticia es que en Puglia se han identificado dos variedades de olivo relativamente resistentes a la bacteria, aunque llegar a obtener árboles inmunes llevará, según la UE, al menos una década.
Fuente: Elconfidencial.com (16/8/17)
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