Dos emprendedores belgas hacen negocio con la siesta española
La idea, que funciona ya con éxito en países como Japón o Francia, es ofrecer a funcionarios y otros profesionales que trabajan en los alrededores la posibilidad de echar una cabezadita o descansar durante unos minutos a lo largo del día, en un espacio que invita al bienestar y la relajación. «Al principio, mi marido quería abrir un bar de cócteles, en plan tranquilo, con hamacas.
Pero nos dimos cuenta de que nos iba a resultar difícil trabajar juntos, porque tenemos hijos pequeños y los horarios iban a ser complicados», explica a Efe Najat Bouzalmad, fundadora del negocio junto con Gaëtan Oversacq. La pareja buscó ideas en torno al concepto de un espacio de relajación y descubrió que tanto en París, Lyon y Toulouse, como en distintas ciudades japonesas hay desde hace un tiempo establecimientos que ofrecen al cliente la posibilidad de dormir o descansar un rato durante la jornada. De aquella reflexión nació «Pauz», (de «pause», pausa en francés), «un lugar para relajarse, que permite además disfrutar de un masaje, o de sesiones de luminoterapia o aromaterapia para cargar las pilas», explica Najat Bouzalmad.
«Está científicamente probado que una siesta puede hacer a los empleados más productivos», añade.
¿Cómo funciona en la práctica este establecimiento?
Nada más entrar en el local, al cliente se le propone que deje en una taquilla sus efectos personales, incluidos los zapatos, y se calce unos patucos de tela antes de pasar a la «sala de sueño», que incluye seis espacios independientes. Una de las opciones para conciliar el sueño es la hidroterapia, en un confortable colchón de agua caliente de última generación que crea la impresión de estar flotando y permite disfrutar de un agradable masaje con chorros a presión.
Sillones de masajes de alta tecnología, una cama Shiatsu o una simple pero confortable tumbona, acompañada de música o luminoterapia, son otras de las posibilidades existentes, con tarifas que oscilan entre los 7 y los 15 euros por cuarto de hora, según el servicio elegido. De fondo, una música relajante ayuda a crear un ambiente zen, aunque el cliente puede utilizar auriculares si prefiere disfrutar del silencio. Terminada la sesión, una persona del establecimiento acude a despertar al cliente.
Según la fundadora del negocio, el tiempo ideal para disfrutar de una siesta oscila entre los 15 y los 30 minutos, ya que superado ese margen «la siesta puede causar un estado de somnolencia». Por ello, el bar propone descansos de un cuarto de hora, 20 minutos o media hora. La siesta más sencilla, de 15 minutos, cuesta 7 euros, mientras que si se opta por un sillón de masajes el precio asciende a los 12 euros y el servicio más caro, la cama hidrógena, cuesta 15 euros el cuarto de hora. Los interesados pueden además disfrutar de una tarjeta de cliente de 120 minutos por 88 euros. El proyecto de los dos emprendedores gustó tanto a las autoridades locales que la agencia regional de comercio de Bruselas Atrium decidió apoyarlo, ofreciendo a los fundadores asesoramiento en la búsqueda del local elegido y ayuda en la financiación, que ha ascendido a cerca del 10% de la inversión.
Fuente: Eleconomista.es (15/11/14)
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