Dos carreras, masters, idiomas… pero con 30 años y sin haber firmado nunca un contrato

Desde el comienzo de la crisis la tasa de paro de los menores de 34 años se ha triplicado en España al pasar del 10,8% al 33% en el primer trimestre de este año. Según el INE hay casi medio millón de parados en nuestro país tratando de conseguir firmar su primer contrato. Hablamos con los jóvenes que están atravesando por esta difícil situación.

Se llaman Amparo, David, Julio y Javier, tienen entre 27 y 30 años, vienen de Córdoba, Burgos, Madrid y Logroño, tienen como mínimo una carrera, idiomas y ganas de trabajar, pero ninguno de ellos ha plasmado nunca su firma en un contrato. Tuvieron la mala suerte de acabar su formación a partir de 2008 cuando la tasa de paro, especialmente la juvenil, se convirtió en una de las pesadillas de España.
Así, desde el comienzo de la crisis la tasa de paro de los menores de 34 años se ha triplicado al pasar del 10,8% al 33% en el primer trimestre de este año, según el ‘Informe Regional’ del mercado laboral de Agett en el que se analizan datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). El hecho supone que uno de cada tres jóvenes de menos de 34 años que quiere y puede trabajar está en el paro.  Además, según datos del INE, en el primer trimestre de 2012, 449.600 parados en nuestro país trataban de conseguir firmar su primer contrato.

Amparo es una de ellas. Treinta años, licenciada en Administración de Empresas, Empresariales, con inglés, curso de secretariado internacional y varios del Inem y numerosas prácticas a sus espaldas. «Me planteo renunciar a mi formación y trabajar de cualquier cosa pero si hago eso todo lo que he estudiado hasta ahora no servirá para nada porque me desvincularé del área para la que me he preparado», lamenta la joven cordobesa.

David se siente frustrado, tiene 26 años, estudió la carrera de veterinaria, hizo su erasmus en Italia y disfrutó de una beca para trabajar allí en el sector equino, sin embargo, la especialidad que hizo está ahora mismo en crisis y apenas hay demanda de profesionales. «Veterinaria tiene un montón de especialidad y si quiesiera entrar el cualquiera de ellas me piden experiencia, pero si no me dan trabajo nunca la conseguiré», afirma, «es la pescadilla que se muerde la cola». No le falta razón. Según la Guía Salarial 2012, el 81% de las empresas españolas valoran más la experiencia frente a una “una buena formación». Además según la misma fuente, sólo el 31 % están dispuestas a contratar becarios en 2012.

“Yo envié más de mil curriculums”, explica Julio, de 27 años, con dos carreras y un máster. El joven vio premiado su empeño hace un par de meses, aunque al menos durante un año, asegura que el trabajo no le resultará rentable.
«Un amigo me llamó para informarme que había una vacante en su empresa, que trabajaría como autónomo, es decir, 180€ de pérdidas de cuota, 80€ de bono transporte, y comer por Madrid otros 120€ al mes. Y acepté sin dudarlo», asegura, aunque remacha «para poder trabajar, necesito tener un segundo empleo con el que pagar las «cuotas», y gracias a dios puedo entrenar un equipo, pero nadie creería que entreno para poder pagarme el trabajo principal».

El último de nuestros protagonista es Javier, riojano, 27 años. Tiene dos carreras (periodismo y turismo), con la primera consiguió hacer unas prácticas en 2008 pero mientras la empresa comenzaba a despedir a su personal el contrato se hacía cada vez más y más inalcanzable. Intuyendo ya lo complicado que le iba a resultar encontrar trabajo como periodista, decidió compaginar las posibles prácticas que le fuesen saliendo con el grado de turismo, está a punto de terminarlo pero la situación no se le plantea mucho mejor:
«Ahora estoy buscando prácticas como graduado en Turismo. Ayer tuve una entrevista para hacer una beca en un hotel este verano. Estoy esperando una llamada de confirmación. La recompensa, 300 míseros euros al mes, mucho trabajo y la sensación de no pasar un verano de inutilidad, depresión y tedio”.
Estudiar, estudiar, estudiar…
«Si no hay trabajo, no me voy a quedar de brazos cruzados, así que me dedico a formarme para cuando la cosa mejore», afirma Amparo.
«Es preciso hacer un máster, puesto que no hay muchas salidas mejores», explica Julio, «pero aunque todas las universidades te indican que con su máster/carrera/curso vas a encontrar empleo, en mi caso no lo consigo, y eso pese a superar todas las asignaturas con creces».

David terminó su carrera el año pasado, alargándola lo máximo posible para conseguir la beca Erasmus de empleo que le permitiese continuar de becario en Italia. De vuelta a España y tras darse cuenta de que su especialidad no era la más demandada se plantea hacer un máster de alimentación, «yo creo que será lo que tiene más salidas», afirma, «aunque hay que pensarlo bien, es mucho dinero».

Javier optó por el Grado en Turismo porque consideraba que era un “sector laboral interesante” comenta y recuerda «España esta en el podium de llegada de turistas junto con Francia y Estados Unidos«.
Son muchos los que ante la imposibilidad de encontrar un trabajo, deciden continuar formándose para cuando lleguen tiempos mejores. No en vano, la población universitaria llegó en España el curso pasado a rozar el millón y medio de alumnos, lo que supone un 3,1% más que el curso anterior.
El incremento más espectacular se produjo en los masters, en los que se matricularon 108.433 alumnos, un 29,5 por ciento más que en el curso anterior. Asimismo, los alumnos que optaron por continuar su formación con un doctorado aumento en un 8,5% con un total de 68.865 estudiantes.

Un sueño, un contrato
“Suena a tópico, pero tengo una pluma preparada para el día en que firme mi primer contrato y verás que todavía se me olvida”, dice Amparo entre risas. “Ahora en serio, espero que este curso que estoy haciendo me sirva para dejar de ser la eterna becaria”.
“Yo no sé ni imaginarme el día que empezaré en un trabajo serio”, afirma David, “sólo espero que sea pronto”. Para Julio la situación actual es «injusta”.
“El Salario Mínimo Español es bajísimo, ningún estudiante universitario bien formado debería tener unas rentas menores a 1700€ brutos mensuales, y me pregunto ¿por qué una empresa cualquiera del IBEX 35, con cientos de millones de euros de beneficio, no puede contratar a un trabajador universitario con esos salarios? ¿Por qué un banco con directivos que lo han quebrado tienen asignado unos despidos con 300.000€ de media?”
Javier, por su parte, pese a que tiene momentos de pesimismo, prefiere sacar las cosas buenas que ha conseguido estos años. “Lo mejor ha sido conocer a mi novia en Turismo, compañera de clase y compañera de alegrías y penas. Si no hubiera sido por la crisis no la habría conocido”, afirma y admite que hubiese pasado penurias mucho mayores si no llega a ser por el colchón familiar: “sin el apoyo de mis padres desde Logroño, que han sido quienes me han mantenido sentimental y económicamente mi vida habría sido infinitamente más complicada. No puedo dejar de darles las gracias”.
No obstante, el riojano mira la vida con optimismo y no pierde la esperanza en el futuro. «La gente preparada y con valía terminará ocupando el lugar que le merece”, afirma y sentencia «los años de juventud nunca vuelven y me niego a pasarlos ahogado en la depresión y el pesimismo».

Fuente: Lainformación.com (2/6/12)

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