Aguas cristalinas, arena fina, no demasiada gente y un entorno paradisiaco. Muchos son los requisitos para encontrar la playa perfecta, pero afortunadamente en España esta labor se torna bastante fácil. Expansión.com ha seleccionado 10 playas de la costa española que no tienen nada que envidiar a las aguas caribeñas.
Playa de Rodas, Islas Cíes. Considerada una de las mejores playas del mundo según la revista británica The Guardian, la Playa de Rodas es la más extensa e importante del Parque Natural Illas Cies, donde se ubica. Desde sus aguas transparentes y su blanca arena se divisa la Ría de Vigo, un paisaje espactacular que ha llevado a esta playa a superar a las caribeñas como mejor playa del mundo. Pero los pinos y eucaliptos que la rodean y los mejillones y percebes anclados en sus piedras, dan el toque gallego más característico a este destino ‘playero’ sin comparación.
Playa de Aiguablava, Girona: Begur es una de las zonas más bellas que se pueden visitar en la Costa Brava. Con varias calas para disfrutar, como Sa Tuna, Sa Riera o El Racó, la playa de Aiguablava destaca por su diminuto tamaño (poco más de 75 metros de extensión) y por ser de arena dorada con aguas cristalinas. La claridad de sus aguas ofrece la posibilidad de practicar actividades de buceo. Coronando uno de los acantilados que flanquean la cala se encuentra el Parador Nacional de Aiguablava, uno de sus principales reclamos turísticos.
Playa de Bolonia, Cádiz. Situada en un enclave único de la costa oriental andaluza, próxima a Tarifa y al estrecho de Gibraltar, Bolonia es una de las playas vírgenes con mayor encanto de Cádiz. Desde lo alto de su inmensa duna de arena blanca se puede contemplar, los días despejados, la costa marroquí y el entorno salvaje que rodea Bolonia. Con casi 4 km de longitud y 70 metros de anchura, la playa de Bolonia es ideal para pasear y relajarse. No olvidéis visitar las ruinas de la antigua ciudad romana de Baelo Claudia, ubicada junto a la playa, y a la hora de bañarse… ¡Cuidado con la corriente!
Playa de las Catedrales, Lugo. La naturaleza se convierte en este caso en un arquitecto de lujo que, con la ayuda del viento y del oleaje, ha creado una auténtica obra maestra a las orillas del mar. La Playa de las Catedrales se encuentra a escasos kilómetros de Ribadeo, en Lugo, y recibe su nombre gracias a las bóvedas, arcos, galerías y cavernas que allí se admiran y que se acompañan de los silbidos del aire y del mar, que al colarse entre sus recobecos, recuerdan al sonido del órgano de una catedral.
Playa de Cuevas del Mar, Asturias.Compuesta por gravas, cantos y arenas de color blanquecino, se trata de una idílica playa seminatural. De forma triangular, ha sido modificada en parte por la construcción de las cavidades calizas que le dan nombre. Desde la misma playa, por un pequeño sendero, se puede acceder a los Bufones de Pría. Situada a pocos kilómetros del pueblo de Nueva, es un destino obligado para los practicantes de la escalada y de la pesca.
El Cofete, Fuerteventura: La playa de Cofete es una de las principales joyas naturales que se pueden disfrutar en las Islas Canarias. Situada en el extremo sur de la isla de Fuerteventura, este recóndito paraje ofrece al visitante una playa semidesértica y virgen que se extiende a lo largo de más de 13 kilometros, rodeada por un paisaje casi marciano. El escaso puñado de personas que coincide en esta playa salvaje la convierte en el rincón ideal para aquellos que buscan aislarse del mundo.
Playa de Ses Illetes, Formentera.Protegida por su condición de parque natural, esta playa de aguas cristalinas y suaves arenas no tiene nada que envidiar a las costas del Caribe. El viento,además de marcar la dirección de las olas, determina el lugar de baño de los numerosos turistas que la frecuentan, entre otros motivos, para la práctica de deportes acuáticos. Debido a la irregularidad del terreno, la zona sólo es accesible a pie.
Cala Salada, Ibiza: Este pequeño rincón ibicenco supone un oasis de tranquilidad dentro de la isla en la que la noche nunca acaba. Rodeada por un denso bosque de pinos, Cala Salada es la playa mayor (con apenas 100 metros de arenal) del entrante del mar en el que está enclavada y Cala Saladeta es la menor. Ambas están separadas por acantilados rocosos y comunicados por un camino que bordea la costa. Entre las dos calas hay pequeñas playitas en las que perderse y en las que disfrutar de sus aguas cristalinas.
Playa de Es Caragol, Mallorca. Al sur de la isla se encuentra una de las calas menos masificadas y más tranquilas de Mallorca. Es Caragol se convierte en el destino perfecto para aislarse de las playas más concurridas a la vez que se disfruta de sus aguas completamente transparentes y arena fina, con un paisaje de fondo completamente virgen y protegido en el catálogo de Áreas Naturales de Especial Interés.
Fuente: Expansión.com (17/8/12)
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