Esta es una cuestión peliaguda. Y lo es por muchos motivos: dependiendo del tipo de radar, los hay más o menos precisos. Pero eso no es todo, ya que también hay que tener en cuenta que los velocímetros de los coches tampoco marcan la velocidad exacta. Si a esto le unimos que la DGT aplica la normativa que le da la gana, tenemos un lío montado de padre y muy señor mío. En este artículo trataré de poner algo de orden en este tema.
La velocidad real de un automóvil no es la que marca su velocímetro
Lo primero que debes considerar a la hora de decidir a qué velocidad quieres circular con tu coche es que los velocímetros montados en los vehículos de serie no muestran la velocidad exacta. Todos tienen un margen de error que puede ser variable en función de cada modelo y unidad puesta en el mercado. Aunque la normativa europea estipula que siempre deben marcar una velocidad por encima de la real, y que la desviación debe ser menor o igual que el resultado de dividir entre 10 la velocidad real sumándole 4 kilómetros por hora más (por ejemplo: para una velocidad de 50 km/h el límite máximo de error es de 9 km/h), según varios estudios el error detectado en los paneles de instrumentos de miles de coches investigados es del 5% de media.
Estas pruebas han puesto de relieve que son múltiples los factores que pueden aumentar o variar el error. Si a un determinado modelo se le sustituyen los neumáticos por otros de distinto tamaño, o equipa tracción total, es posible que la desviación cambie. Incluso se han detectado algunos automóviles que marcan en su cuadro de instrumentos menos velocidad que la real, lo cual está prohibido por la Unión Europea.
Si quieres evitar problemas y conocer cuál es la desviación real de tu velocímetro, tan solo tienes que coger un GPS y mantener una velocidad constante a lo largo de un tramo llano y recto de un kilómetro. De ese modo podrás comprobar cuál es tu velocidad real y si difiere mucho de la que te ofrece tu coche.
Distintos tipos de radares
En el mercado de la regulación del tráfico conviven radares de diferentes tecnologías, modelos y marcas. Además, no todos se conservan en el mejor estado ni pasan las revisiones pertinentes cuando deberían. El más habitual en España es el cinemómetro por microondas, cuyo funcionamiento es mucho más limitado que los más modernos por láser. Pero, según ha recalcado en varias ocasiones el Instituto Nacional de Metrología (encargado de homologar los radares), no son precisos al 100% y todos los dispositivos miden la velocidad con algo de error.
Como las desviaciones también son variables y dependen de cada máquina, la ley estableció mediante la Orden ITC/3123/2010, de 26 de noviembre, que los instrumentos destinados a medir la velocidad de los vehículos a motor deben tener un error tolerado, en el caso de dispositivos móviles, del 7% para velocidades superiores a los 100 km/h (para las inferiores, el margen de error es de 7 km/h). Para radares fijos, la tolerancia es del 4% por encima de los 100 km/h y de 4 km/h en el caso de velocidades inferiores a los 100 km/h. Esto significa que sobre la velocidad detectada al dispararse la fotografía hay que realizar una corrección conforme a la norma metrológica.
El conflicto surge porque la DGT no está aplicando esta ley, sino que está utilizando la recomendación técnica UNE 26444 de AENOR. Esta costumbre de las Jefaturas de Tráfico ha provocado una cascada de anulaciones de multas en los casos de conductores que decidieron recurrir ante los tribunales porque sus tolerancias son menores a las oficiales.
El mito del margen de error de 10 km/h
Mucha gente tiene por costumbre circular a 10 km/h por encima de la velocidad permitida. Y lo hacen influenciados por el mito de que los radares no saltan hasta que no superas en 10 km/h el límite de velocidad. Otros hablan de un margen de tolerancia del 10%. Sin embargo, ambas consideraciones no tienen ningún sentido ya que los radares saltan a la velocidad a la que han sido programados. Y la DGT ha declarado en varias ocasiones que en la normativa de tráfico no existe ningún tipo de excepción o de margen de error aceptable.
Si el límite autorizado es de 120 km/h, el radar puede perfectamente pillar a todos los coches que circulen incluso a 1 km/h por encima de esa velocidad. Otra cosa es que para evitar defectos de forma, la Jefatura Provincial de Tráfico opte por no sancionar a todos aquellos vehículos que se encuentran dentro del margen de tolerancia técnica. De hecho, la DGT podría tomar la costumbre de multar a todos los que sobrepasen el límite (aunque sea por 1 km/h), dejando abierta la puerta para un posible recurso a los tribunales si no se está de acuerdo con la infracción. Y debes ser consciente de que, si decides recurrir, pierdes la posibilidad del pago reducido al 50% del precio de la multa. Estoy seguro de que muchos conductores prefieren no embarcarse en un caro pleito y optan por el pago reducido de la sanción.
Dejar una contestacion