Como si de una máquina del tiempo se tratara, el vertiginoso cambio que está viviendo el sector turístico romperá las últimas barreras que le quedan al hombre para hacer realidad viajes que antes solo eran posibles en la imaginación de los novelistas. Itinerarios como los descritos en 20.000 leguas de viaje submarino o La conquista del espacio dejarán de ser ciencia ficción y estarán en los catálogos de agencias y turoperadores o, al menos, los recorridos se aproximarán y en solo una década.
Aventuras espaciales, alojarse en un resort bajo el mar y servicios hoteleros hiperpersonalizados y a medida del cliente serán algunas de las novedades entre las que podrán elegir los turistas más intrépidos en los próximos diez años, según el informe sobre El futuro de los viajes, elaborado por Skyscanner. Según el documento, en 2024 “los viajeros podrán transitar la órbita terrestre baja y disfrutar de una impresionante panorámica de la curvatura terrestre desde una altitud ultraelevada”. Y eso no es todo, porque en poco más de otra década, los viajes a la órbita serán algo más que simplemente subir y bajar a la órbita terrestre y serán lo suficientemente largos “como para disfrutar y saborear un entorno fascinante y alienígena”. ¿Realidad o ficción? Lo que es seguro es que no estará al alcance de todos los bolsillos y sí enfocado hacia un mercado de ultralujo.
Hasta entonces, los que quieran viajar al espacio tendrán que conformarse con disfrutar de una experiencia similar, en alojamientos construidos en la Tierra y que contarán con balnearios con gravedad cero, “además de deslizadores y observatorios espaciales donde los huéspedes podrán experimentar la ingravidez”.
De hecho, ya existen empresas privadas que compiten entre ellas para hacer de la órbita terrestre un destino abierto a clientes adinerados y hay proyectos que sueñan con implementar vuelos comerciales a Marte. A partir de 2016, World View Enterprises transportará pasajeros a 30 kilómetros por encima de la superficie terrestre, en una cabina presurizada suspendida de un globo de helio de alta tecnología y 400.000 metros cúbicos de capacidad. Propuesta que solo estará al alcance de quienes puedan pagar unos 60.000 euros. La transferencia de tecnologías que la exploración espacial puede aportar a la aviación comercial lo hará posible y también romper los límites del tiempo reduciendo los vuelos que ahora duran 24 horas: por ejemplo, un trayecto Londres-Sídney a tan solo dos horas y media. En un futuro no tan lejano, es posible que las cabinas de los aviones no se dividan en turismo y primera sino que podamos elegir entre zonas diferenciadas que se adaptan a nuestro estado de ánimo, actividades o necesidades.
Más tangibles y posibles son los viajes submarinos aunque en la próxima década se anticipan como destinos de moda. Hoy ya existen lugares que ofrecen habitaciones de hotel bajo el agua, como en Dubái, en el Hotel Atlantis, en las suites Neptuno y Poseidón, pero se trata de habitaciones de lujo bajo el mar, en hoteles situados en tierra. También el Hotel Jules Undersea Lodge en Florida ofrece a sus huéspedes la posibilidad de alojarse a 10 metros bajo el agua.
Las opciones que se ofrecerán en el futuro serán completos complejos turísticos bajo el mar, incluyendo spas, jardines y piscinas con ventanas de acuario y ofreciendo a los huéspedes la opción de salir a tierra con el equipo de buceo. El primero de ellos en abrir sus puertas será el WaterDiscus Hotel, también en Dubái, cuya inauguración está prevista en 2015. Ubicado a 9 metros por debajo del nivel del mar, tendrá 21 suites con ventanas acuario y sistema de evacuación de emergencia que permitirá subir a la superficie en solo 15 minutos.
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