Cuando el café costaba 50 céntimos (80 pesetas)

El euro llegó entonces a nuestros bolsillos, aunque llevaba ya desde 1999 como moneda oficial para las operaciones financieras. «Se estableció la ley 46/1998 que perseguía establecer la norma fija de conversión de 166,386 pesetas a 1 euro», cuenta Carlos Salvador, profesor de Cunef. Hasta 1998 el tipo de interés del dinero lo dictaba el Banco de España y estaba en el 5,5%. En enero de 1999 pasó a manos del BCE y el tipo de interés de los países del euro, incluido España, se unificó en el 3%. Esta bajada de los tipos fue clave en la denominada burbuja inmobiliaria.

«La llegada del euro trajo la burbuja porque se bajaron los tipos, lo que permitió a la gente endeudarse», señala Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB. Algo que comparte Raymond Torres, director de coyuntura y estadística de Funcas. «Los tipos de interés bajaron e incluso fueron negativos y se creó una burbuja que luego desembocaría en la crisis«.

El coste de la vida se multiplicó desde entonces. tanto los productos como los servicios subieron sustancialmente de precio, en un primer momento por el fenómeno conocido como redondeo. «Algunas empresas aprovecharon ese momento de transición para llevar a cabo una subida», afirma Salvador. Según el INE, el índice de precios de consumo (IPC) subió un 36% entre enero de 2002 y noviembre de 2016. Aunque habría que diferenciar dos claros períodos: el primero, entre 2002 y 2007, cuando los precios se alzaron.

«El impacto en los precios fue grande en los bienes de consumo también debido a la mayor demanda interna producida por la creación del euro», indica Torres. Y el segundo período, de 2008 a 2016, con la crisis económica, cuando los precios cayeron. Torres comenta que hubo un estancamiento e incluso la tasa de variación anual del IPC a final de 2014 fue negativa, del -1%. de hecho, el BCE ha combatido el riesgo de deflación en Europa con una programa de compra de deuda desde marzo de 2015.

Los ciudadanos han podido notar que las actividades de su vida diaria son mucho más caras que en 2002. La verdadera medida de la magnitud del incremento de los precios está en que ese aumento no fue acompañado de la subida de los salarios. «Por eso, muchos ciudadanos percibieron que la entrada del euro supuso un incremento de los precios y una caída de su poder adquisitivo. Por tanto, más que hablar de un efecto euro, se trata de que los salarios no suben en la misma proporción que los precios«, asegura Salvador.

El salario medio pasó de 19.802 euros en 2002 a 22.858 euros en 2014 (últimos datos oficiales), según el INE, lo que supone un incremento del 15%. El salario mínimo interprofesional subió un 60%, al pasar de 442 euros en 2002 a 707 en 2017.

Fuente: Cincodias.com (25/12/16) 

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